Hay películas que, más que cine, son estados de ánimo. Y esa obra maestra llamada '¡Qué bello es vivir!' es uno de los ejemplos más contundentes, emocionantes y esenciales de la historia del séptimo arte. Porque, pase el tiempo que pase, y aunque se acumule el número de visionados, estamos ante una de esas propuestas incapaces de envejecer, esquivando el paso del tiempo con la facilidad que solamente atesora lo inolvidable.
Dirigida por la mejor versión posible de Frank Capra, cineasta al que no deberíamos cansarnos de celebrar con mayor frecuencia, '¡Qué bello es vivir!' ha conseguido conquistar a varias generaciones de espectadores a lo largo de las décadas gracias a sus incalculables toneladas de encanto, bondad e ilusión. Y es que, por más dureza que uno pueda mostrar durante los primeros minutos, la sonrisa acabará resplandeciendo en nuestros rostros cuando llegue el desenlace de esta maravillosa historia.
A lo largo de este especial, regresamos a '¡Qué bello es vivir!' dispuestos a seguir descubriéndola un poco más. Para ello, repasamos diez curiosidades sobre la película, una oportunidad perfecta para volver a dejarnos embriagar por uno de esos hechizos cinematográficos que jamás desaparecen. '¡Qué bello es vivir!', el mejor de los estados de ánimo posibles.
10 curiosidades de 'Qué bello es vivir'
Nieve trabajada
Frank Capra tenía clarísimo que no quería usar los tradicionales copos de nieve falsos que se solían utilizar en aquella época. Y es que, debido a que eran copos de maíz pintados de blanco, todos los diálogos de la película que ocurrieran en esa estampa invernal debían ser posteriormente doblados. Por eso, Capra, que no barajaba otra opción que no fuera grabar el sonido de '¡Qué bello es vivir!' directamente, desarrolló junto a su equipo un nuevo efecto basado en la espuma química que se utiliza para apagar fuego, agua y jabón.
De esta manera, esta sustancia se expulsaba a alta presión a través de un ventilador para recrear la nieve cayendo, sin ocasionar ningún tipo de sonido molesto. Todo un éxito técnico que incluso la Academia quiso reconocer con un premio especial.
Convenciendo a James
En un primer momento, James Stewart no tenía intención alguna de protagonizar '¡Qué bello es vivir!' puesto que, aunque parezca increíble, tenía serias dudas de si podría estar a la altura, especialmente por su estado anímico, el cual había quedado bastante tocado tras su paso por la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el actor Lionel Barrymore consiguió hacerle cambiar de opinión. Todos salimos ganando con su decisión.
MultiFrank
'¡Qué bello es vivir!' fue la primera y única vez que Frank Capra dirigía, producía, financiaba y coescribía una película. Y lo hizo todo de manera excelente.
Sin descanso
Dos de las escenas más memorables de '¡Qué bello es vivir!', el beso entre los personajes de nJames Stewart y Donna Reed, y la conversación con Sam Wainwright (Frank Albertson), fueron rodadas por Frank Capra en dos set distintos, pero de forma simultánea. Ambas salieron perfectas.
A 22 manos
Antes de encontrar su versión definitiva, el guion de '¡Qué bello es vivir!' pasó por las manos de, nada más y nada menos, que once guionistas. Unas idas y venidas que cambiaron por completo el concepto de una historia que, en un primer momento, iba a estar protagonizada por un político corrupto que se suicidaba en Nochebuena.
Pasión desmedida
La citada escena del beso de '¡Qué bello es vivir!' se rodó en una sola toma, sin ensayos previos, y funcionó tan bien que los censores de la época decidieron recortarla porque resultaba demasiado apasionada. Entrega total por parte de James Stewart y Donna Reed.
Poca broma con Donna
Antes de rodar la escena en la que Donna Reed tiraba una piedra a la ventana de Granville House, Frank Capra decidió contratar a otra intérprete para que lo hiciera por ella, puesto que dudaba de su fuerza para llevarla a cabo. Sin embargo, la actriz llevó a cabo un lanzamiento tan contundente que terminó rompiendo el cristal. El cineasta, claro, anuló la opción de contar con otra profesional para la escena.
Mar de lágrimas
James Stewart conectó tanto con el mensaje y la historia de '¡Qué bello es vivir!' que, durante el rodaje de la escena en la que su personaje reza en un bar, terminó llorando a lágrima viva. Frank Capra, por su parte, decidió editar esta toma para que el plano resultara más cercano que el original, captando así la expresión del rostro del actor de una manera más intensa.
Repitiendo la jugada
Años después del estreno de '¡Qué bello es vivir!', James Stewart volvió a interpretar a su personaje de la película en una versión para la radio de una hora, emitida por la NBC en 1949, y en otra de media hora adaptada por la Screen Director's Playhouse. Maravillosos reencuentros.
Al sol
El rodaje de '¡Qué bello es vivir!' se llevó a cabo durante una ola de calor, una situación que llevó a Frank Capra a suspender el rodaje durante todo un día para que el equipo pudiera recuperarse de los estragos provocados por las altas temperaturas.