Inseguridad y ambición. Control total y desmesura. Exceso y equilibrio. Épica y ternura. El cine de Sergio Leone, inmenso y eterno a partes iguales, se define a base de contradicciones. No puede haber otra manera, y no tendría sentido que la estrategia fuera diferente. Director esencial dentro un género tan apasionante y complejo como el western, reinventado por completo en el momento en el que le añadió spaghetti a la fórmula, Leone necesitó simplemente nueve películas para pasar a la historia del cine. Pero, si nos ponemos a sacar cuentas, nos salen, mínimo, cinco obras maestras imprescindibles. No está nada mal.
Un conjunto de monumentos cinematográficos de primer nivel que convirtieron a Leone en leyenda, pese a que un gran sector de la crítica no aceptó demasiado bien los cambios introducidos por el director en el género más representativo del gran cine estadounidense. Y aunque parezca increíble, todas esas voces en contra, ese número de detractores sin piedad que aparecían tras cada uno de sus estrenos, afectaban al autoestima de un director que comenzaba todos sus proyectos con una mezcla de miedo y pretensiones grandilocuentes que, a base de talento, terminaba convertida en logro mayúsculo. El público, por su parte, siempre le mostró su apoyo, elevando su filmografía a legado esencial.
En este especial, intentamos descifrar las claves que rodean la personalidad de Sergio Leone y la manera en la que afectó de manera definitiva a alguna de sus películas más representativas. Un cineasta único, con una personalidad absolutamente arrolladora, poseedor del don del talento para crear un lenguaje propio y perfectamente identificable. Cualquier espectador es capaz de reconocer una película de Leone con la ayuda de un fotograma. No se necesita más para volver a caer en las redes de un cine inolvidable. Las redes de uno de los mejores y más influyentes directores de la historia del cine.
10 curiosidades de Sergio Leone
La música de una interpretación
La música de Ennio Morricone es, sin lugar a dudas, uno de los elementos esenciales y más valiosos del mejor cine de Sergio Leone. Cada una de las melodías del compositor italiano, historia viva del séptimo arte, se combinaba a la perfección con las imágenes del cineasta, creando una explosión de genialidad a pruebas de balas. Su relación artística, además, estuvo marcada por un proceso creativo alejado de los lugares comunes y la tradición.
Y es que, el directo le pedía a Morricone que diera forma a la banda sonora antes incluso de comenzar el rodaje, necesitando su música como un estímulo más a la hora de llevar a cabo la planificación de cada escena. De hecho, a petición de Leone, los actores escuchaban durante el rodaje de sus escenas las distintas composiciones de Morricone, buscando de esta forma una inspiración especial.
Ambición final
Aunque parezca imposible, Sergio Leone tenía la firme decisión de llevar a cabo un proyecto más grande, más ambicioso y, bueno, más caro, después de 'Érase una vez en América'. Su título: 'Los 900 días: el sitio de Leningrado'. En 1989, el director decía lo siguiente al respecto: "Uno de mis sueños más queridos se hará realidad; por fin voy a poder dirigir una película sobre el cerco de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial".
En ese momento, Leone había conseguido lo más importante, un acuerdo para realizar una coproducción ítalo-soviética con Sovexportfilm y el apoyo de las principales autoridades de la Unión Soviética. En lo que respecta a las cifras, el director también estaba dispuesto a darlo todo, confesando que tenía pensado financiar la película poniendo sobre la mesa 100 millones de dólares de su bolsillo. Por su parte, Robert De Niro era la elección principal para protagonizar la cinta, así que todo estaba listo para arrancar. Hasta que, lamentablemente, Leone falleció a los 60 años por un inesperado ataque cardíaco, cuando estaba a punto para comenzar a desarrollar el proyecto. Tras su fallecimiento, nadie se atrevió a continuar con su soñada emprenda. Mejor así, no toquemos los sueños de los gigantes.
Compartiendo pupitre con Ennio
Steven Spielberg y John Williams; Tim Burton y Danny Elfman; o Alfred Hithcock y Bernard Herrmann, son solamente tres ejemplos de directores de cine y compositores musicales que han formado duplas memorables dentro de la historia del séptimo arte. Por supuesto, a todos ellos podemos (y debemos) sumar a Sergio Leone y Ennio Morricone, dos genios en sus respectivos trabajos que conectaron de la manera más deslumbrantemente posible sus inquietudes y ambiciones artísticas.
Sin embargo, puede que esta pareja cinematográfica cuente con un factor emocional aún más determinante. Y es que, Leone y Morricone no se conocieron en su momento de mayor éxito, ni siquiera en sus comienzos dentro de la industria, sino en el colegio. Efectivamente, ambos coincidieron en su etapa escolar, forjando una amistad que, años después, millones de espectadores celebraríamos a lo grande.
Todo queda en familia
¿Por qué pasar tanto tiempo sin ver a la familia durante los rodajes si puedes llevártela contigo a cuestas? Algo así es lo que debió pensar Sergio Leone después de comprobar la tristeza que suponía despedirse de sus dos hijas, Francesca y Raffaella, y de su hijo, Andrea, antes de comenzar a materializar cada uno de sus proyectos. Por eso, comenzó a contar directamente con su participación en alguna de sus películas más reconocidas y celebradas.
De esta forma, Francesca apareció en 'La muerte tenía un precio' cuando solamente era un bebé, repitiendo la experiencia años más tarde con la compañía de su hermana en 'Hasta que llegó su hora', donde trabajaron como extras. Una colaboración entre padre e hijas que se mantuvo también en el último trabajo de Leone, 'Érase una vez América', en el que la primera de ellas tuvo un pequeño, minúsculo papel, mientras que su hermana aparecía acreditada como asistente en las labores de diseño de vestuarios. Andrea, por su parte, nunca llegó a participar en ninguna de las películas de su padre.
Hasta que llegó Japón
Sin lugar a dudas, la mayor y más importante aportación de Sergio Leone a la historia del cine fue la creación de un género propio, el spaghetti western, capaz de reinventar por completo toda una tradición cinematográfica a base de vértigo visual, humor surrealista, sensualidad sudorosa y la acción más épica posible. En su contra, no podemos decir que no, se perdió por el camino cierta profundidad dramática que siempre estuvo presente en las mejores películas del género.
El primero en darse cuenta, con toda probabilidad, fue el propio Leone, que varió por completo el tono de su filmografía en el western que dirigió después de su alabada y polémica trilogía del dólar: 'Hasta que llegó su hora'. Sin embargo, que nadie se equivoque, el cineasta italiano no miró al pasado del género para renovar su filmografía, sino que plasmó en pantalla toda la influencia del cine de samuráis clásico desarrollado en Japón, con Akira Kurosawa a la cabeza. Un referente evidente que sumaba una virtud más a una obra maestra absoluta.
Favoritos e influencias
Dime a quién admiras y te diré quién eres. Algo así podríamos decir al descubrir cuáles son las películas favoritas de Sergio Leone, cineasta poseedor de un universo cinematográfico tan personal como repleto de influencias y referentes. Preguntado al respecto, el director señaló que no podía ordenarlas en orden de más a menos, ya que todas les gustaban por igual, pero que las obras que más le habían impactado en su vida eran 'El hombre de la pistola de oro', 'Veracruz', 'Solo ante el peligro', 'Raíces profundas' y 'El hombre que mató a Liberty Valance'. Un conjunto de obras que nos ayudan a entender un poco más la personalidad artística del director. Y que demuestran claramente su excelente justo.
Buscando el idioma
Si querías hablar en inglés con Sergio Leone, que fuera en un momento de despedida. Más que nada porque, de lo contrario, hubiera sido imposible. Y es que el cineasta, italiano por encima de todas las cosas, solamente sabía decir 'Goodbye'. Ni una palabra más. Si esto os hace pensar que buscaría ayuda para comunicarse con los actores americanos para facilitar el proceso de sus películas, estáis equivocados.
Ni traductores, ni estudios, ni profesores. Por ejemplo, el gran Eli Wallach confesó que su manera de hablar con Leone durante el rodaje de esa obra maestra llamada 'El bueno, el feo y el malo', fue el francés, un idioma que el director hablaba con cierta fluidez. Un americano hablando con un italiano en francés. El cine está lleno de magia.
Fan de Fonda
Si hubo un actor por el que Sergio Leone sentía una admiración especial, ese era Henry Fonda. Un fanatismo que comenzó en la infancia del cineasta y que continuó a lo largo de los años hasta que, por fin, sus caminos se cruzaron en la excelsa 'Hasta que llegó su hora'.
Leone ya le habría propuesto al actor trabajar juntos en sus primeros westerns, pero no sucedió hasta finales de los 60, cuando el director ya había convertido su nombre en garantía de éxito gracias a la trilogía del dólar. Fonda, por su parte, aseguró que el personaje favorito de su carrera era el que había interpretado en 'Hasta que llegó su hora', convirtiendo el sueño de Leone en una realidad aún más maravillosa.
La historia de un plagio
La carrera de Sergio Leone estuvo llena de éxitos, pero también de momentos especialmente dolorosos. A nivel profesional, sin lugar a dudas, destaca la polémica desatada con uno de sus grandes dioses, Akira Kurosawa, tras el estreno y éxito de 'Por un puñado de dólares', el western que cambió por completo la carrera del cineasta italiano. Y es que, tras ver la película de Leone, Kurosawa tuvo claro que se trataba de un remake total de una de sus obras más memorables, 'Yojimbo'. ¿El problema? Que se anunciaba como una historia original, sin acreditar en ningún momento al director japonés. La demanda por plagio tardó pocas semanas en aparecer.
Finalmente, Leone y sus productores tuvieron que aceptar esta 'deuda artística', y compensaron a Kurosawa con 100.000 dólares y el 15% de la recaudación final de 'Por un puñado de dólares'. Justicia.
Érase una vez en Italia
Tras el rodaje de '¡Agáchate, maldito!', película notable que bajaba el listón conseguido con la trilogía del dólar y 'Hasta que llegó su hora', Sergio Leone andaba buscando un proyecto con el que continuar ampliando su filmografía. Un momento de indecisión en el que el director se encontró con numerosas propuestas encima de la mesa, antes de decidir que el mejor paso posible era el de enfrentarse a una historia tan personal y ambiciosa como la de 'Érase una vez en América'.
La cuestión es que, unas semanas antes de comenzar su rodaje, Leone recibió una oferta que no podía rechazar...o sí. Efectivamente, el cineasta italiano fue una de las opciones que se barajaron para encargarse de la dirección de 'El Padrino', la adaptación cinematográfica de la novela de Mario Puzo que, en manos de Francis Ford Coppola, terminó siendo una de las mejores películas de la historia del cine. Puede que la mejor. Afortunadamente, 'Érase una vez en América', tampoco salió nada mal. Dos obras maestras.