Convertida con el paso del tiempo en todo un clásico de culto de aquella lejana década de los ochenta repleta de títulos emblemáticos, 'Juegos de guerra' sigue siendo un auténtico disfrute en la actualidad. Y es que, desde su magnífico prólogo hasta su inolvidable desenlace, la propuesta dirigida por John Badham es un entretenimiento perfectamente medido en su condición de aventura informática.
Protagonizada por un jovencísimo Matthew Broderick, estamos ante una de esas cintas cuyo encanto, lejos de evaporarse con el tiempo, se ha ido incrementando y fijando en la memoria y corazón de varias generaciones con admirable firmeza. Una proeza que tiene todo el sentido del mundo cuando uno regresa a esta historia tan entrañable como trepidante.
Los personajes, tanto principales como secundarios, son estupendos, la colección de secundarios también, la puesta en escena es inteligente y equilibrada, el guion es brillante y el ritmo ejemplar. Cuesta, en definitiva, encontrarle algún error serio a esta 'Juegos de guerra', así que toca volver a proclamarla varias décadas después de su estreno como ganadora total de la partida.
10 curiosidades de 'Juegos de guerra'
Beatle y ciencia
En un primer momento, el papel del profesor Falken estuvo escrito con el mismísimo John Lennon en mente, pese a que su participación, evidentemente, era imposible. Asimismo, los guionistas de 'Juegos de guerra' también pensaron en Stephen Hawking, ofreciéndole incluso que apareciera en la película, oferta que el célebre científico rechazó argumentando que no quería que se explotara su discapacidad en la gran pantalla.
NORAD
El centro del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD) construido para 'Juegos de guerra' costó cerca de un millón de dólares, cifra que lo convirtió en el decorado más caro jamás construido en aquella época.
Prácticas caseras
El estudio detrás de 'Juegos de guerra' le mandó a Matthew Broderick las máquinas recreativas de los emblemáticos 'Galaxian' y 'Galaga' para que practicara durante dos meses de cara a preparar varias escenas de la película.
Piratería
El estreno de 'Juegos de guerra' impulsó un considerable aumento tanto del interés hacia la piratería como de la penetración real en los sistemas informáticos. Debido a esta situación, la industria tuvo que realizar numerosos cambios como generar cuentas con contraseña.
Aprendiendo
Los guionistas de 'Juegos de guerra' se hicieron amigos de muchos hackers y expertos en seguridad informática mientras se preparaban y documentaban para la película. Un trabajo previo tan potente que les permitió escribir una década después otra propuesta similar como fue la estupenda 'Sneakers (Los fisgones)'.
Favorita en Silicon Valley
'Juegos de guerra' sigue siendo actualmente una de las películas favoritas en Silicon Valley. En este sentido, Google organizó una proyección especial en 2008 con motivo del 25 aniversario de su estreno.
La solución Broderick
El ordenador que aparecía en la habitación del personaje interpretado por Matthew Broderick en 'Juegos de guerra' era un IMSAI 8080, el cual fue cedido por una persona que afirmó posteriormente que el actor salvó una jornada de rodaje tras averiguar por su propia cuenta una secuencia de programación para el teclado después de que se perdieran las instrucciones correspondientes.
Cambios de dirección
Cuando se puso en marcha el proyecto, Martin Brest fue la persona escogida para dirigida 'Juegos de guerra'. Sin embargo, fue despedido dos semanas después tras tener numerosas discusiones y conflictos con los productores, situación que provocó que John Badham cogiera las riendas de la película.
La libertad de Corbin
Aunque el guion de 'Juegos de guerra' es modélico, hablamos de un libreto que logró incluso la nominación al Oscar, algunos actores decidieron apartarse de él, sobre todo en el caso de un Barry Corbin que improvisó la práctica totalidad de sus líneas de diálogo.
Orgullo de inversión
Los productores de 'Juegos de guerra' diseñaron las oficinas del centro de mando del NORAD con ventanas de cristal exclusivamente para poder mostrar el espectacular (y costoso) decorado que habían logrado para la película.