Aunque el tiempo haya generado una sorprendente corriente de opiniones negativas sobre ella, como si de repente millones de espectadores se hubieran puesto en común en tirar por tierra todas y cada una de sus inmensas virtudes, 'Titanic' sigue siendo el último gran romance trágico del Hollywood más clásico y glorioso. Nos hacemos viejos y ya podemos decir aquello de que ya no se hacen películas así.
James Cameron partió de un guion básico, tan carente de sorpresas como sobrado de efectividad, para construir una película deslumbrante en su exceso, tradicional en su romanticismo, capaz de generar escenas inolvidables con una facilidad pasmosa. Su dirección, la más inspirada de toda su trayectoria, cautivaba en los detalles íntimos y deslumbraba a lo grande en un tramo final que es cine con mayúsculas.
Un fabuloso Leonardo DiCaprio y una soberbia Kate Winslet se convirtieron en una de las parejas cinematográficas del siglo, con una química que todavía sigue despertando suspiros generales, provocando que todos sufriéramos con y por ellos desde el mismo momento en el que aquel maldito iceberg lo cambió todo. En definitiva, hablar de 'Titanic' es hacerlo de una experiencia cinematográfico absolutamente inolvidable.
10 escenas inolvidables de 'Titanic'
Los reyes del mundo
Si ya nos habíamos emocionado la primera vez que Leonardo DiCaprio gritaba eso de '¡Soy el rey del mundo!', conquistando al público y al Titanic con la misma contundencia, imaginad la cantidad de escalofríos que recorrían nuestro cuerpo cuando Kate Winslet se sumaba a la ecuación para sentir que estaba volando ante el infinito. Una imagen preciosa a la que James Cameron supo aportar una poesía visual que ha terminado convirtiéndola en historia del cine con toda justicia.
Las escaleras
Esa primera cita. Esa mirada de DiCaprio cuando encuentra a Kate Winslet entre la multitud. La sonrisa cómplice que nace entre ambos. Esos nervios en el estómago que no necesitan ser verbalizados para que sepamos que están ahí. Y, por supuesto, esa última escena en la que regresan a esas mismas escaleras para cerrar con broche de oro una película imbatible.
Bailes en la tercera clase
Pocas escenas han transmitido en las últimas décadas una sensación tan tangible de felicidad y amor como la que protagonizan unos radiantes Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en esa maravillosa fiesta ubicada en la tercera clase del Titanic. Momento de éxtasis total y baile desenfrenado (y descalzo) que se ve con la sonrisa fijada al rostro en todo momento.
La pintura
"Píntame como a una de tus chicas francesas".
El resto, al igual que sucede con casi todo en 'Titanic', ya es historia del séptimo arte.
El coche
Para ser James Cameron la persona que está detrás de la cámara, la escena de sexo de 'Titanic' desprende una elegancia, romanticismo y delicadeza sorprendentes. Eso sí, sin perder la pasión, claro, sensación que queda plasmada de forma brillante en esa mano que surge del asiento trasero de un coche para estrellarse contra el cristal. Otro momento excelso de cine.
La orquesta del Titanic
Un conjunto de músicos decididos a tocar hasta la última nota mientras su mundo se derrumba alrededor. El compromiso con el arte y con la capacidad de la música para calmar al terror, emocionar en mitad del caos y aislar del ruido más doloroso. Hay algo de épica en esta maravillosa escena. Y de poesía. Y de belleza sin fecha de caducidad.
La espectacularidad del desastre
Pese a que la primera mitad nos regala la oportunidad de disfrutar de un James Cameron en plenitud, la forma en la que el cineasta despliega su talento desde el mismo instante en el que el Titanic choca con el iceberg es, sencillamente, asombrosa. Un manejo absoluto del lenguaje y el ritmo cinematográfico en el marco del drama y la catástrofe que alcanza uno de sus muchos clímax en el instante en el que el barco se rompe por la mitad y se inclina de forma asombrosa: Cameron al máximo de su potencial.
Rompiendo las cadenas
Incluso sabiendo que acertaría con el hacha para salvar a su amado, medio mundo aguantamos la respiración o nos tapamos el rostro segundos antes de que Kate Winslet tratara de reventar esas malditas esposas. Tensión infalible a la que seguía un escape trepidante por los pasillos del Titanic que perfectamente podría haber formado parte de este especial. Tremendo.
Los botes
Pero por supuesto que Rose salta del bote destinado a salvarle la vida para tratar de sobrevivir con Jack. Y por supuesto que seguimos aplaudiendo varias décadas después y a pesar de sabérnosla de memoria en ese momento de emoción pura.
Mención aparte para el plano absolutamente increíble que se saca James Cameron de la manga con Leonardo DiCaprio observando a Kate Winslet marcharse mientras al fondo estallan las luces de socorro.
La tabla
¿Qué os voy a contar que no sepáis? James Cameron podría haber recreado el océano en el que se hundió el Titanic con las lágrimas derramadas en cines de todo el mundo gracias a esta escena. Por cierto, si me preguntáis: claro que cabían los dos en la tabla. Ni una duda tengo.