Reducir la saga de 'Indiana Jones' a diez escenas es una tarea tan compleja como apasionante. Después de todo, más allá de los quebraderos de cabeza que provoca tener que elegir entre tanta cantidad de momentos inolvidables, no deja de ser una maravillosa excusa para regresar por enésima vez a un conjunto de películas por las que no pasa el tiempo, que se mantienen firmes frente al paso de las décadas y que continúan siendo un auténtico regalo de entretenimiento puro y duro.
Incluso la injustamente vilipendiada 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' ha crecido con el paso del tiempo, adquiriendo un culto que mereció desde su estreno y que la sitúa como una pieza tan menor en comparación con sus tres predecesoras como disfrutable en su desenfrenado clasicismo aventurero. Por su parte, 'Indiana Jones en busca del Arca Perdida', 'Indiana Jones y el Templo Maldito' e 'Indiana Jones y la Última Cruzada' siguen ubicadas en el terreno de lo magistral y de ahí no se han movido ni una pizca desde su estreno.
Por eso, haced de este artículo una invitación para revisar una saga que sigue haciendo felices a varias generaciones de espectadores y espectadoras que, en muchos casos, se enamoran del séptimo arte a través de ella. Cine para evadirse y disfrutar, para vibrar y gozar, para reír y saltar. Todo ello, además, protagonizado por el mejor Harrison Ford y servido en bandeja de maestro por el mejor de los mejores: Steven Spielberg. Una oferta irrechazable.
Mejores escenas de la saga Indiana Jones
Primera aventura
'Indiana Jones en Busca del Arca Perdida' debería aparecer en los libros de cine tanto en el apartado de iconos realmente importantes de la historia del séptimo arte como en el dedicado a Modelos de Personajes Perfectos Para Pasar A La Eternidad. Resumiendo, lo tiene todo. Y eso incluye una de las escenas de apertura más memorables de la historia del séptimo arte. Con aquella bola rodante empezó todo. Y millones de personas encontraron a su héroe favorito.
Musical a lo Indy
Ahora que por fin va a cumplir con la esperadísima 'West Side Story' uno de sus sueños más longevos como cineasta, dirigir un musical, es un momento perfecto para recordar el primer gran intento de Steven Spielberg en el género. Y es que, puestos a sorprender, ¿qué mejor para iniciar la primera secuela de Indy que un minimusical repleto de extras, acción, coreografías y estilismos inolvidables? Un festival cinematográfico de primer nivel con el que la asombrosa 'Indiana Jones y el templo maldito' te recibía con los brazos abiertos.
Prólogo en el pasado
Si 'Indiana Jones y la última cruzada' es una obra maestra incontestable es gracias, entre muchas y múltiples virtudes, a un prólogo que invita a la ovación cerrada. La construcción del mito en el rostro del inolvidable River Phoenix, la aventura imparable, el encanto y la nostalgia, la maravilla y el entusiasmo. Unos primeros minutos que situaban el listón de la película a la altura del infinito. ¿Lo mejor? Que el resto de la cinta nunca bajaba.
El regreso
De acuerdo, no entraremos otra vez en el debate sobre si 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' es una joya incomprendida o un desastre que jamás debería haber existido, busquemos puntos en común entre ambas posiciones. De hecho, vayamos al primero de ellos. Ese sombrero tirado en el suelo, esas manos que lo recogen, esa melodía que empieza a sonar y la sombra que ilustra este texto, uno de esos planos marca de la casa Spielberg que llegan para quedarse a vivir en nuestra memoria. Con momento así no hay debate posible: Indy en estado puro.
Las pruebas finales
Si hablábamos hace un momento de sus impresionantes momentos iniciales, 'Indiana Jones y la Última Cruzada' se guardaba otro as en la manga para su desenlace. Y es que, en ese tramo final, la tercera entrega de la saga conseguía aunar con una destreza envidiable la tensión, la emoción, la aventura, el terror y la comedia, haciendo que lo imposible pareciera sencillo. Un desenlace coronado por un plano final en el que quedarse a vivir.
Cena inolvidable
¿Os habíais recuperado ya del trauma que os supuso la cena de 'Indiana Jones y el Templo Maldito'? Bueno, lo siento, pero aquí os la traigo de nuevo:
¡
Un banquete para el recuerdo.
Recorriendo la mina
El más que considerable ejército de defensa de 'Indiana Jones y el Templo Maldito', conjunto de personas que reiteran a la mínima oportunidad posible que aquí está la mejor película de la saga, suelen citar su atrevimiento en el jugueteo con el gore y el terror como elementos diferenciadores. Sin embargo, a la hora de la verdad, lo que nos conquista el corazón en esta sobresaliente secuela es ese parque de atracciones sobre raíles que convierte el clímax final en un auténtico festín de entretenimiento. Imparable, divertidísimo y dirigido con la apabullante maestría de un Spielberg pleno de inspiración.
Caballo vs. Tanque
Western, comedia bélico y aventuras. Cuatro géneros unidos por arte de magia y talento Spielberg en una película que no deja espacio alguno para el bostezo, manteniéndonos siempre al borde del sillón, vibrando sin opción al respiro. Todo es ejemplar en este momento de cine en su estado más puro.
Paseo por la jungla
Hagamos que lo de Shia Labeouf saltando de liana en liana no existe, aunque, bueno, tiene su punto divertido y alocado. Más allá de eso, aquí tenemos ese cine trepidante que habita en la esencia misma de la saga de Indy explotando en cada plano. Una gozada que recuerda a algunos de los mejores momentos de las entregas anteriores y que nos ofrece un motivo más para seguir defendiendo la más que cuestionada valía de 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'.
Gastroenteritis
En principio, aquí deberíamos haber tenido otra escena de lucha memorable que sumar al catálogo de Indy. Sin embargo, Harrison Ford tenía el estómago destrozado el día de rodaje y le propuso a Spielberg un cambio de planes tan básico como sustituir la compleja coreografía de pelea prevista por un simple disparo que acabara con el villano. Dicho y hecho. Perdimos acción y ganamos una escena para la historia.