Siempre es complicado encontrar un punto final a la altura. Un desenlace que satisfaga a todas las partes, que no se responda con reproches, que no altere los nervios y que, por supuesto, cierre el paso a cualquier elemento relacionado con la decepción. Pero en el cine, como en la vida, muchas veces es obligado cerrar una puerta que te ha dado infinitas felicidades, horas y horas de disfrute que nunca olvidarás.
A lo largo de la historia del séptimo arte, y centrando nuestra mirada en el tema principal de este especial, nos hemos encontrado con desenlaces de trilogías absolutamente legendarias que, ya desde un primer momento, se intuía que serían objeto de debates, análisis, discusiones y tantos aplausos como lágrimas. No todos salieron bien, ni mucho menos, pero la sensación era de que el viaje había merecido la pena. Aunque necesitáramos tiempo para admitirlo.
A continuación, trazamos un recorrido por algunos de los desenlaces más emblemáticos jamás vistos en la gran pantalla, ordenándolos de menos a más. Cuidado, no significa que aquellos que tengan la mala fortuna de estar en el lado bajo de la tabla sean desastres, sino que, sencillamente, no estuvieron a la altura. Después de todo, ¿qué final lo está?
Los finales de trilogías más míticos del cine, de peor a mejor
'Star Wars: Episodio VI - El retorno del Jedi'
Después de revolucionar la misma historia del cine con sus dos primeras entregas, la trilogía clásica de 'Star Wars' se enfrentaba a la siempre temible y compleja misión de terminar su historia. La pregunta, clara y evidente, era saber si George Lucas y compañía continuarían con la oscuridad e intensidad que marcaba la excelsa 'Star Wars Episodio V - El imperio contraataca'. La respuesta, en el mismo instante en el que aparecía un Ewok en pantalla, era tan contundente como dolorosa.
'Star Wars Episodio VI: El retorno del Jedi' quiere ser adulta e infantil, quiere helar la sangre e hincharse a vender muñequitos encantadores, quiere ser todo y termina convertida en simple y pasable aventura para toda la familia. La magia de sus predecesoras aparece en momentos muy contados y la resolución de algunas de sus tramas se acerca demasiado a lo absurdo, pero, haciendo cuentas, este primer final de la franquicia galáctica podría haber sido mucho peor. Y mejor.
'Matrix Revolutions'
Tras la polémica 'Matrix Reloaded', tan amada como odiada, las hermanas Wachowski procedieron a cerrar su ambiciosa trilogía con un capítulo, 'Matrix Revolutions', que trataba de conectar de la mejor forma posible el espíritu, ritmo y esencias de sus dos entregas anteriores. Una combinación en la que, a la hora de la verdad, terminó prevaleciendo, por goleada, la fascinación visual, la perfección y el riesgo técnico y la incansable búsqueda de la épica. Es decir, las claves que convirtieron a 'Matrix' en un clásico casi instantáneo.
Con menos confusión de la esperada, afortunadamente, 'Matrix Revolutions' resolvía la trama a golpes en cámara lenta, homenajes claros y evidentes al mundo del anime, las artes marciales y el western crepuscular y, sobre todo, confirmando que la forma siempre estuvo muy por encima del fondo.
'El Padrino: Parte III'
Denostada por gran parte de la crítica y el público, el cierre de la magistral saga firmada por Francis Ford Coppola se vio claramente perjudicado por la inevitable estrategia de la comparación. Y, claro, si te enfrentas a dos monumentos de la talla de 'El Padrino' y 'El Padrino: Parte II', dos de las obras maestras más incontestables y fascinantes de la historia del cine, lo más lógico es que pierdas.
Sin embargo, 'El Padrino: Parte III' no es, ni muchísimo menos, una mala película, todo lo contrario, se trata de una propuesta muy compacta, elegante en su narración clásica y cargada de momentos sobresalientes, con mención especial para un tramo final realmente admirable. Por supuesto que no está a la altura de sus predecesoras, pero es que pocas, muy pocas películas lo están.
'Regreso al futuro III'
Puestos a ser sinceros, allá voy: 'Regreso al futuro III' fue, durante muchos años, mi película favorita de la maravillosa saga de Robert Zemeckis. Tal cual. Esa sensación de western clásico y desenfrenado al mismo tiempo que atesora cada escena, ese clímax final apabullante y épico hasta decir basta, ese Michael J. Fox reconvertido en una especie de Clint Eastwood torpe y perdido en un hábitat que debería ser natural y resulta más extraño que nunca, ese encantador romance entre los personaje interpretados por Christopher Lloyd y Mary Steenburgen o ese plano final que se instala directo en la memoria. Las razones para amar esta tercera entrega, infravalorada a unos niveles casi insultantes, son tan variados y potentes que no queda más remedio que mantener la reivindicación constante.
'El Caballero Oscuro: La leyenda renace'
Todo en 'El Caballero Oscuro: La leyenda renace' era gigantesco, monumental, excesivo. Christopher Nolan y su equipo eran plenamente conscientes del punto al que habían llevado a la trilogía y no escatimaban en épica, acción, dramas humanos y tesis psicológicas sobre el héroe, su papel en la sociedad, sus causas y consecuencias, sus impulsos y obligaciones. Cerca de tres horas, sin descanso alguno, que dejan al espectador exhausto, anclado en su butaca ante una película que lleva el término 'cine espectáculo' a su máxima expresión, depurando a base de potencia la esencia del entretenimiento, sin dejar de lado el dramatismo implícito que abrazaba la saga de modo ejemplar. Sin embargo, la perfección anhelada no existe en una película que contaba con el guion más irregular de la trilogía. ¿Alcanzaba la grandeza de 'El Caballero Oscuro'? No, aquello era una obra maestra. ¿Se echaba en falta al Joker? Evidentemente. ¿Es decepcionante? Lo mínimo. 'El Caballero Oscuro: La leyenda renace' era (y es) gran cine, grandísimo en algunos momentos, menos profundo de lo que parece y tan majestuoso como pretende.
'El ultimátum de Bourne'
Palabras mayores. Si hablamos de cine de acción alejado de historias de superhéroes, la trilogía de Jason Bourne es, de manera prácticamente indiscutible, la cima que ha alcanzado el género en estos últimos diez años. Y la mayor parte de culpa en la consecución de este envidiable logro la encontramos en la segunda y tercera entrega, dirigidas ambas por ese director asombroso llamado Paul Greengrass que agarró al personaje y la trama de la notable primera entrega y lo convirtió en algo más, en algo diferente, en algo único.
En este sentido, 'El ultimátum de Bourne' tenía la complicadísima tarea de superar a la sobresaliente 'El mito de Bourne' y, además, cerrar la historia principal del protagonista ofreciendo todas las respuestas que llevábamos años esperando. Misión más que cumplida. Sus impecables escenas de acción deberían ser obligatorias en cualquier escuela de cine, Matt Damon nunca estuvo mejor como Bourne y todas las incógnitas se resolvieron de una manera bastante sólida. Podríamos buscar elementos en contra, pero nos lo sigue poniendo muy difícil.
'La guerra del planeta de los simios'
Además de funcionar como cierre perfecto, 'La guerra del planeta de los simios', reafirmaba de manera definitiva y contundente la coherencia narrativa interna de una trilogía que llegaba a su final repleta de fuerza, intensidad y cine. Muchísimo cine. Los ecos que encontraba el western clásico en la segunda entrega se convertían aquí en una esencia crepuscular que cautivaba a base de silencios y miradas y te cortaba la respiración con una sequedad que se combinaba a la perfección con la emotividad más transparente. Nada de artificios, control total de los recursos, de fondo y forma, por parte de un Matt Reeves inmenso en su labor de dirección. En definitiva, si este es el final y la (resucitada) saga termina aquí, solamente podemos celebrar por todo lo alto.
'Antes del anochecer'
Es amor verdadero. Amor eterno. Y agradecimiento. Me refiero a mi relación con Jesse y Celine, claro. Ellos tienen sus más y sus menos, mantienen cierta ilusión de aquel primer encuentro en Viena pero la resaca de aquel reencuentro en París parece más presente que nunca. En el camino se han hecho mayores, han sido padres, se han amado, se han reprochado, han discutido, han practicado sexo hasta el amanecer, han escrito libros y se han decepcionado. Todo sin dejar nada a la imaginación de un espectador que ha asistido, desde 1995, a (casi) todas las fases del amor a través de una trilogía tan asombrosa que parece imposible que haya salido bien. Tan sumamente bien. Puestos a elegir, 'Antes del anochecer' no solamente está a la altura de sus impecables predecesoras, sino que perfectamente podría ser la mejor de todas ellas. Ese nivel. Ese nivelón.
'Toy Story 3'
Pese a ser superior a sus predecesoras, 'Toy Story 3', suponía la culminación perfecta a un proceso narrativo iniciado en 1995. Por más que una cuarta entrega esté en camino, parece imposible pensar en un desenlace con más sentido y coherencia que esta despedida masiva a los personajes y ese guiño directo al espectador en forma de mano de plástico alzada al viento. Los personajes habían crecido en cada entrega sin dejar de mantener su personalidad, los conocimos con unos miedos básicos y les dijimos hasta pronto con lágrimas en los ojos y unas dudas existenciales que, perfectamente, se podrían corresponder a la de personas adultas. Una experiencia tan intensa como inolvidable. Una de las obras maestras esenciales de la historia del cine de animación.
'El Señor de los anillos: El retorno del rey'
No tuvimos que esperar demasiado para que el siglo XXI nos regalara una primera trilogía inolvidable del cine de aventuras. Así, en 2001, a falta de odiseas espaciales, recibimos la primera entrega de una de las sagas más importantes de la historia del cine: 'El Señor de los Anillos'. Peter Jackson daba un sorprendente salto a la primera línea de Hollywood con el reto de los retos, adaptar a la gran pantalla la inconmensurable novela de J.R.R. Tolkien, cautivando tanto a los fanáticos de este maravilloso universo como a aquellos que lo descubrimos por primera vez en la sala de un cine.
Una historia que llegó a su fin, preferimos olvidar el desastre de 'El Hobbit', con 'El Señor de los Anillos: El retorno del Rey', un tercer capítulo modélico, repleto de poesía visual y deslumbrante, que nos sumergía por completo en un desenlace absolutamente inolvidable, perfecto, a la altura de las expectativas generadas por sus predecesoras, poderosísimo desde todos los puntos de vista cinematográficos posibles. Resumiendo: Obra Maestra.
