Madre no hay más que una. Eso es así. No es cuestión de empezar a caer en tópicos, y menos si abrazan de manera tan poco disimulada lo azucarado, pero es cierto que la conexión que se establece entre un hijo y su figura materna es tan obvia como intenso. El cine, que es de (absolutamente) todo menos tonto, ha sabido aprovechar esta situación en multitud de ocasiones para fortalecer el vínculo que une al espectador con la gran pantalla. Y, claro, cuando se ha incluido en esta combinación un factor como el del sufrimiento, el impacto es aún más potente.
No es que tengamos una especie de criterio específico a la hora de sufrir con un personaje más que con otro, pero si que es cierto que las películas que nos han mostrado a una madre sufriendo, por las cuestiones que fuera, ha tocado con especial intensidad nuestros sentimientos. Se suman muchos factores como la identificación, la protección o el vértigo de vernos reflejados en una determinada escena. No podemos, ni debemos, quejarnos, de esto se trata el cine en todo su esplendor. Y por eso llevamos a cabo este especial en el que recordamos diez madres que vimos sufrir en la gran pantalla y nos dolió tanto como si lo hicieran a nuestro lado.
Diez personajes valientes, con personalidad y carisma, muchas veces superadas por las terribles circunstancias, pero siempre peleando para caer de pie, para sobrevivir a los golpes que la historia les iba dando en cada una de sus películas. Diez actrices que se entregaron al cien por cien, ofreciendo interpretaciones mayúsculas en obras cuyo peso recaía casi en exclusiva sobre sus hombros, solventando la situación con talento de sobra. Diez madres sufridoras que el cine ha anclado en nuestra memoria para siempre.
Madres que nos hicieron sufrir en el cine
Uma Thurman ('Kill Bill')
No hemos venido aquí a discutir si la saga 'Kill Bill' es lo mejor que ha hecho Quentin Tarantino en su carrera o si, al contrario, se trata de la metedura de pata más prepotente y pegada a su ego. Aunque muchos sigamos defendiendo el primer argumento con uñas y dientes, en una actitud similar a la que demostraba una espectacular Uma Thurman a lo largo de dos películas soberbias en las que su historia de venganza nos mantenía en vilo, cruzando los dedos para que su travesía por ese desierto de asesinos, enfermos sexuales y guías espirituales terminara con final feliz.
Por eso, tras el brutal momento en el que la trama nos descubre que su hija sigue viva, la sensación se multiplica por cien, potenciando nuestras (y sus) motivaciones y elevando al personaje a otro nivel dramático mucho más contundente. Una madre que hará todo por poder disfrutar de una vida normal y corriente al lado de su pequeña. Aunque la katana se mantenga siempre fuera de su funda por si las moscas.
Naomi Watts ('Lo imposible')
'Lo imposible', el mejor trabajo de Juan Antonio Bayona hasta la fecha, sigue siendo una experiencia dramática tan impactante y emocionante como la del primer día, pero, sin duda, la virtud que continúa brillando con especial intensidad sigue siendo esa dupla formada por Naomi Watts y Tom Holland, quienes cargaban a sus espaldas con los mejores momentos de la película, traspasando la pantalla con sus miradas, su complicidad, sus gestos, el amor real y tangible de una madre y su hijo unidos por el terror.
Y es que uno podría quedarse con muchas cosas de 'Lo imposible', pero siempre terminará rendido ante los ojos de Watts y la sonrisa de Holland. El drama humano de una madre y un hijo que fortalecen su unión hasta límites que los demás somos incapaces de comprender.
Angelina Jolie ('El intercambio')
A la hora de hablar de 'El intercambio', nos tenemos que seguir frotando los ojos para comprobar que se trata de una historia basada en hechos reales. Una madre soltera cuyo hijo desaparece y que, tras varios meses de búsqueda, la policía asegura haber encontrado. Hasta aquí, todo bien. El (increíble) problema surge cuando descubrimos, junto a la protagonista, que el menor que le han entregado es un extraño.
Lo que ocurre a continuación, es una absoluta barbaridad que Clint Eastwood convirtió en uno de los enormes dramas marca de la casa, pura elegancia, y que nos permitió disfrutar de la mejor interpretación de Angelina Jolie hasta la fecha. Uno de esos personajes protagonistas femeninos que marcan toda una carrera.
La madre de Dumbo
La muerte de la madre de Bambi. La muerte de Mufasa. La (casi) muerte de Campanilla. El final de Pocahontas. El funeral de Blancanieves. Ok, todos ellos son algunos de los (tremendos) ejemplos de los niveles dramáticos a los que ha llegado Disney a lo largo de su historia, pero si hablamos de imágenes capaces de destrozar cualquier lacrimal, tenemos que detenernos en 'Dumbo', la obra maestra que el estudio estrenó en 1941.
Y lo hacemos recordando esa escena en la que la madre de nuestro elefante favorito le canta una preciosa nana mientras mece a su pequeño a través de las rejas de la celda en la que se encuentra encerrada. Uno de los momentos más emotivos de la historia del cine de animación que lleva más de once décadas encogiéndonos el corazón. Ains.
Ellen Burstyn ('Réquiem por un sueño')
Amada y odiada a partes iguales, 'Réquiem por un sueño' es, sin lugar a dudas, una de las películas más impactantes que nos dejó la pasada década, tan capaz de revolver nuestros estómagos como de fascinar a nuestros ojos. La obra de Darren Aronofsky nos presentaba a un grupo de personajes alejados por completo de cualquier tipo de término medio, en el que destacada por méritos propios una madre interpretada por la inmensa Ellen Burstyn obsesionada por la dieta y la televisión, un combo fatal que la colocaba al borde del precipicio psicológico.
A ella y a nosotros, porque el espectador no tenía más opción que caer con todo el equipo en su historia de sufrimiento, terror y caos mental. Un personaje límite que Burstyn defendió con el talento de las más grandes.
Emma Suárez ('Julieta')
Pedro Almodóvar no necesitó en 'Julieta' nada más que una mujer, dos rostros, excepcionales Emma Suárez y Adriana Ugarte, y un suceso traumático para construir un magistral laberinto de silencios, reproches, abandonos y decisiones fallidas que no deja de ser, sencillamente, un deslumbrante reflejo de la supervivencia humana tras la pérdida.
La posibilidad de seguir adelante, de mirar lo que hay después sin que el antes pese en la espalda, avanzar con el nudo en la garganta, las dudas constantes, la necesidad de escuchar y solamente encontrarse con el eco de las paredes. El espectador sufre con ella(s) pero disfruta de dos interpretaciones asombrosas y de la mejor película de su director desde 'Volver'. Una recompensa más que suficiente.
Jodie Foster ('La habitación del pánico')
La tentación después de ver, por enésima vez, 'La habitación del pánico', la película más infravalorada de la impecable trayectoria de David Fincher, es la de quedarse con el virtuosismo de la deslumbrante dirección, un acabado formal que parece eclipsar todo lo demás y que, por cierto, se ha descubierto en los últimos años como importante fuente de influencia dentro del género. Hola, 'No respires'.
En cualquier caso, si aprendemos a combinar el fondo con la forma, nos encontraremos con dos personajes femeninos de indudable fuerza, una madre y una hija interpretadas por Jodie Foster y Kristen Stewart con una convicción y entrega a prueba de balas. Un reflejo de la protección materna por encima de todas las cosas, cuidando y defendiendo el reino de lo que es suyo y jamás se le podrá quitar. Todo lo demás es secundario. Y hasta Fincher lo sabe.
Mia Farrow ('La semilla del diablo')
Ni la terrible traducción, puro spoiler, a la que sometieron a su título original, pudo evitarnos el sufrimiento a la hora de acompañar por primera vez a Mia Farrow en 'La semilla del diablo', una pesadilla rodada de manera ejemplar por Roman Polanski. Insisto, poco importaba que el mayor de los secretos de la trama estuviera en el mismo cartel de la película, aguantar la tensión, el terror, la intriga que rodeaba a una estupenda Farrow, en uno de esos papeles que podría haber caído en la exageración a la mínima, suponía un ejercicio casi imposible para el espectador.
El peor embarazo de la historia del cine no tenía ningún vómito ni contracción, no, el dolor estaba en la puerta de al lado, mirando con atención por la mirilla. Y en el carricoche que estaba por llegar. Un clásico.
Tilda Swinton ('Tenemos que hablar de Kevin')
Está muy feo eso de establecer una especie de ranking en base al sufrimiento, pero si en este especial destaca una madre que lo pasa realmente mal, esa es Tilda Swinton en 'Tenemos que hablar de Kevin'. Una película inquietante y turbia, de esas que asfixian y se cuelan en tu memoria para, cada vez que aparecen, volver a producir un escalofrío en todo el cuerpo.
Unas sensaciones que serían imposibles de transmitir si la protagonista no estuviera acompañada por un personaje, interpretado de manera soberbia por Ezra Miller, capaz de helar la sangre con una simple mirada. Una madre y un hijo, una trama sencilla pero aterradora, y uno de los malos ratos cinematográficos más notables de los últimos años.
Nicole Kidman ('Los Otros')
El caso de Nicole Kidman en la maravillosa 'Los Otros' es un poco especial. No, no es que no sufra, pobre, pero si que sus razones se podrían haber evitado si ese estupendo giro final se hubiera producido al comienzo de la historia. Los espectadores habríamos salido perdiendo, mucho, y nos habríamos quedado sin una de las mejores películas de terror de la historia de nuestro cine, pero Nicole, soberbia, y sus pequeños, se habrían ahorrado protagonizar escenas que continúan poniendo los pelos de punta como el día de su estreno.
Aquí lo pasaba mal todo el mundo, incluido el público, pero cada minuto tenía tanta genialidad dentro que valía la pena sufrirlos. Con creces.