La clave está en preguntar a cualquier tipo de espectador o espectadora lo siguiente: ¿Qué opina de Jodie Foster? La mayoría, no lo dudéis ni un segundo, contestará que es una gran actriz. Una de las mejores. Una chica que siempre trabaja muy bien. Las tres opciones son válidas, complementarias y totalmente reales. Poco importa que cada vez se prodigue menos delante de las cámaras y que tenga ligeramente abandonada la interpretación, si te encuentras una película con Foster al frente mientras estás haciendo zapping, te quedas.
Y tiene sentido, porque hablamos de una de esas intérpretes que, caiga en la cinta que caiga, el nivel de la misma se eleva de forma tan considerable como automática. Es una pura cuestión de talento. Foster, sencillamente, no sabe estar mal. Ni siquiera importa que el resto de elementos no estén a su altura, ella sabrá salvar los muebles, ordenar la habitación y, con suerte, hasta convertir la estancia en oro. Su manera de mirar a la cámara, de paladear cada diálogo, de plantar cara a sus compañeros de reparto, de mantener la tensión y la delicadeza, la rabia y la confusión, el rugido y la pausa. Lo tiene todo.
A continuación, descubrimos diez curiosidades y anécdotas de una actriz única a la que, seguimos cruzando dedos, esperamos volver a ver en una gran pantalla lo antes posible. Porque sabes que haces lo correcto si compras una entrada para ver una película de Jodie Foster. Ella justifica el precio y la espera. No es (solamente) una de las actrices más destacadas de su generación, es una de las mejores actrices de la historia del cine.
Las 10 mejores películas de Jodie Foster
'Un dios salvaje'
Dos niños y un palo. Cuatro adultos y un salón. Eso es todo lo que necesitó, primero, Yasmina Reza, para dar forma a su obra teatral, 'Un dios salvaje', retrato de las profundidades más comunes del ser humano y su innata capacidad para desarrollar un sentido de madurez completo o, al menos, lo suficientemente coherente como para sobrevivir a un conflicto tan banal como la pelea de dos chavales en un parque. Roman Polanski, sobran presentaciones, se atreve con un argumento en la que, como principal dificultad, encontramos los límites de espacio, inconveniente que el polaco salda de la manera más inteligente, convirtiendo una casa en la perfecta metáfora de claustrofobia psicológica, un escenario que juega a provocador con sus personajes, poniéndolos al límite de la estupidez, el egocentrismo y el afán de ser mejor que el otro utilizando como arma el desprestigio, la ironía y el sarcasmo.
Sus cuatro personajes, arquetipos tan evidentes a primera vista pero imprevisibles en su conducta posterior, reflejan las diversas actitudes que podemos encontrar en este tipo de situaciones, la necesidad de solucionar todo de inmediato, la hipocresía, la falsedad, el encanto impostado, el sentido del humor más malicioso, ese que esconde tras una sonrisa artificial un golpe bajo, la defensa de lo propio frente a lo ajeno, la caída al mundo infantiloide desde el planeta adulto. Porque, después de todo, 'Un dios salvaje' ejemplifica hasta que punto unos padres pueden resultar aún más simples que sus propios vástagos en sus confrontaciones y búsqueda de triunfo respecto al otro. Para poner rostro a todas estas facetas y sentimientos, Polanski juega sobre seguro y convierte su labor en 'invisible', cediendo toda responsabilidad en su cuarteto protagonista formado por Jodie Foster, John C. Reilly, Kate Winslet y Christoph Waltz. Todos y cada uno de ellos responden a las expectativas generadas siempre por intérpretes como ellos, de los que justifican el pago de una entrada, y ofrecen un auténtico recita en una especie de combate en la que todos salen con la victoria bajo el brazo.
'El castor'
Si establecemos una injusta comparación, está claro que la Jodie Foster actriz está a años luz de la Jodie Foster directora, pero no por falta de méritos de la última. La cuestión es que hablamos de una de las intérpretes esenciales de la historia del cine. Tal cual. Su capacidad para penetrar en cada personaje, desaparecer en ellos y entregarse en cuerpo y alma a cada historia, incluso cuando no están a su altura, ha sido ejemplar durante décadas, un tiempo en el que Foster ha probado suerte tras las cámaras con trabajos tan notables como 'El castor', uno de los reflejos más interesantes, honestos y originales de la depresión que se ha visto en la gran pantalla. Tanto delante como detrás de las cámaras, una Foster brillante. Doble mérito.
'Bugsy Malone'
El debut en la gran pantalla del director Alan Parker no pudo ser más atrevido. Ni más desconcertante. 'Bugsy Malone', acompañada en su título castellano con la etiqueta de 'Nieto de Al Capone', es un musical ambientado en el mundo de los gangsters que tiene como principal elemento diferenciador el estar protagonizada, exclusivamente, por niños y niñas. Una apuesta que, a pesar de desconcertar en sus primeros compases, termina resultando una experiencia la mar de entretenida, transmitiendo un encanto y una energía envidiables, mezclando el clasicismo evidente que la rodea con destellos de genio sorprendentes. Nominada a la Palma de Oro en el festival de Cannes, ganadora de cinco premios BAFTA y nominada a tres Globos de Oro y un Oscar a Mejor Canción, 'Bugsy Malone' tenía un as ganador escondido en su manga: Jodie Foster.
El mismo año, 1976, en el que nos dejaría con la boca abierta gracias a su espectacular interpretación en 'Taxi Driver', Foster deslumbraba irradiando una luz especial en cada una de sus escenas, demostrando una versatilidad que la ha acompañado a lo largo de toda su carrera. Mucho más que una curiosidad, un musical esencial de la década de los 70. Divertida y entrañable.
'Taxi Driver'
Tras las irregulares 'El tren de Bertha', 'Alicia ya no vive aquí' y 'Malas calles', la mejor del lote, Martin Scorsese facturó en 1976 su primera gran obra maestra: 'Taxi Driver'. Clásico indiscutible, esta historia protagonizada por uno de esos personajes destinados a pasar automáticamente a la eternidad, Travis Bickle, inconmensurable Robert De Niro, se elevaba hasta el infinito en las manos de un director incapaz de fallar en una sola idea, solución visual o atrevimiento narrativo.
Un monumento que, además, nos sirvió para descubrir la versión más inocente y, en cierto modo, dolorosa de Jodie Foster. Una mirada infantil que, sin embargo, refleja toda una vida, con sus cicatrices y golpes incluidos. Un ángel en medio de explosiones de violencia, romanticismo sucio y demacrado, sangre que traspasa la pantalla y un último tramo más allá del elogio.
'La extraña que hay en ti'
De acuerdo, su discurso/aclamación de la venganza como vehículo idóneo para prácticamente solucionar cualquier tipo de trauma nació equivocado, pero, maldita sea, 'La extraña que hay en mí' presenta una de las mejores interpretaciones de la carrera de Jodie Foster. Y eso son palabras (muy) mayores.
Consciente de tener entre sus manos a una de las actrices más dotadas de la historia, el director Neil Jordan deja caer sobre ella toda la película, asegurándose así la victoria. Y eso es lo que ocurre, que la cinta vuelta siempre a la misma altura de la mirada de Foster, penetrante y desafiante, herida y resucitada, furiosa e inolvidable. Más que una interpretación, un acto de profundo músculo emocional y físico.
'Acusados'
El primer Oscar de Jodie Foster llegó gracias a una de sus películas menos destacadas. Cuidado, eso no quiere decir que la estatuilla sea injusta, ni mucho menos, estamos ante una interpretación realmente memorable, pero 'Acusados' ha envejecido mal. Mucho. Aunque lo más seguro es que su apariencia de telefilm ya estuviera presente en 1988, lo cierto es que su visionado a día de hoy muestra con demasiada contundencia el óxido en cada plano, el peso del tiempo, la excesiva esencia de melodrama judicial tan previsible como característico de aquella época cinematográfica.
En cualquier caso, conviene insistir en el incontestable trabajo de Foster, actriz entregada desde el primer al último minuto a la complicadísima misión de otorgar alma y personalidad propia a un personaje dibujado a base de subrayados. Lo consigue. Y con creces. El asalto definitivo a las primeras ligas de Hollywood.
'La habitación del pánico'
La tentación después de ver, por enésima vez, 'La habitación del pánico', la película más infravalorada de la impecable trayectoria de David Fincher, es la de quedarse con el virtuosismo de la deslumbrante dirección, un acabado formal que parece eclipsar todo lo demás y que, por cierto, se ha descubierto en los últimos años como importante fuente de influencia dentro del género. Hola, 'No respires'.
En cualquier caso, si aprendemos a combinar el fondo con la forma, nos encontraremos con dos personajes femeninos de indudable fuerza, una madre y una hija interpretadas por Jodie Foster y Kristen Stewart con una convicción y entrega a prueba de balas. Un reflejo de la protección materna por encima de todas las cosas, cuidando y defendiendo el reino de lo que es suyo y jamás se le podrá quitar. Todo lo demás es secundario. La cámara se queda prendada de la fuerza y el carisma abrasador de Foster. Imposible no estar de su lado. Aquí y siempre.
'Nell'
Tres años después de ganar su segundo Oscar por 'El silencio de los corderos', incontestable, Jodie Foster podría haber conseguido el triplete dorado gracias a su inolvidable interpretación en 'Nell', donde se metía en la piel de una joven que es descubierta por un grupo de científicos tras estar aislada del resto del mundo durante toda su vida después de que falleciera su madre.
Una historia que, en sus momentos más bajos, evidenciaba su condición de melodrama excesivamente almibarado, pero que encontraba en su protagonista toda la fuerza necesaria para mantenerse en pie. Foster ofrece un auténtico recital, desapareciendo por completo dentro de su personaje y transmitiendo cada uno de sus descubrimientos con una emoción maravillosa. Un trabajo realmente memorable.
'Contact'
Convertida con el paso de los años en algo muy similar a una película de auténtico culto, sumando adeptos de forma sorprendente, 'Contact' se estrenó con un apabullante éxito de taquilla que, sin embargo, no terminó de encontrar un respaldo demasiado fuerte entre la crítica especializada. Y es extraño porque, sin duda, estamos ante una propuesta de ciencia ficción con todos los elementos característicos del género, bañados, eso sí, en un océano de sentimientos que, lástima, se obsesionan en no pocas ocasiones con arrancar las lágrimas del espectador.
Sin embargo, no se puede poner una sola objeción a la labor de, primero, Jodie Foster como protagonista, ofreciendo una interpretación absolutamente ejemplar, cargando constantemente con el peso de la historia con una facilidad asombrosa, y, segundo, con la dirección de Robert Zemeckis, auténtica lección de espectáculo y precisión tras la cámara. Dupla ganadora.
'El silencio de los corderos'
'El silencio los corderos' se estrenó el 14 de febrero de 1991. Un año, un mes y 16 días más tarde, la Academia le entregaba 5 Oscars, incluyendo los correspondientes a las categorías de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actriz, el segundo para Jodie Foster, y Mejor Guion adaptado. Puede que parezca simplemente una anécdota, un reconocimiento más para una película que no dejó de crecer desde que llegó a las carteleras de todo el mundo, pero estas estatuillas significan más. Mucho más. Se trata, sencillamente, de la coronación definitiva de una obra maestra que aguantó el paso del tiempo incluso en el terreno más peligroso, el de los premios de la industria, siempre obsesionados con trabajos que aparecen en el último momento dispuestos a arrasar con todo.
La cuestión es que, en el caso de esta adaptación de la novela de Thomas Harris, la sensación de estar ante un clásico era tan potente que había que estar ciego para no ver que se trataba de la película más importante del año. Y una de las de la década que acababa de comenzar. Thriller perfecto de inicio a fin, intriga manejada con pulso de hierro por un Jonathan Demme iluminado, con un reparto apabullante, un villano inolvidable y una protagonista convertida automáticamente en icono cinematográfico, 'El silencio de los corderos' resume toda la grandeza que puede tener el género, devorando expectativas y manteniendo ese don de no envejecer. La mejor película de su director, actor y actriz. Y la interpretación más inolvidable, completa y compleja de la carrera de Jodie Foster.