Cargar de la manera más literal posible con toda una película a tus espaldas. Mirar alrededor y no ver más que cámaras rodeándote, profesionales que han depositado todas sus esperanzas en que no cometas ni un solo error. No hay margen para el fallo, cada uno de los elementos que dan forma a la historia que se está contando están sobre tus hombros. 'One man show', término que se suele utilizar para definir las películas que cuentan con un solo intérprete encargado de guiar el noventa por ciento, mínimo, de la trama, juega constantemente en estas líneas tan finas que parecen estar quebrándose a cada paso.
Desde luego, salga mejor o peor, el aplauso por el riesgo, o mejor dicho, la ovación cerrada por la valentía de la persona que decida aceptar un reto de estas dimensiones, es absolutamente indiscutible. Por supuesto, el cine no deja de ser un inmenso trabajo en equipo, pero las diez películas de las que vamos a hablar a continuación terminaron resumidas en la mirada de un ser humano absolutamente solo, perdido en medio de las situaciones más complejas, peligrosas, ambiguas y desafiantes que uno podría imaginar. ¿Lo mejor? El resultado artístico con el que se saldaron todas ellas estuvo a la altura de las mejores expectativas.
Todo lo que podría haber fallado, no lo hizo. Y todo lo que podría haber sido memorable, lo fue. Puede que incluso más factores de los esperados funcionaran por encima de la media. Aquí estamos ante diez auténticas joyas cinematográficas que, con la ayuda de uno o dos personajes principales, como mucho, lograron lo que parecía imposible. Sacar el máximo con un mínimo que, en ocasiones, lo es todo.
10 grandes películas one man show
'Buried (Enterrado)'
Un hombre en una caja, un mechero, un móvil con tres rayas de batería y un bolígrafo. 100 minutos. Con esos instrumentos, que suponen el conjunto de protagonistas visuales y temporales de 'Buried (Enterrado)', todo parecía abocado al suicidio artístico, al riesgo tomado sin conciencia ni control. Pero, a veces, en la misma inconsciencia es donde encontramos la genialidad. Y ahí aparece el director Rodrigo Cortés. Si el guion de Chris Sparling es la cabeza de 'Buried (Enterrado)' y un espectacular Ryan Reynolds su corazón, él es el alma de la historia.
El cineasta español ofrece una auténtica lección de cine en cada una de sus decisiones visuales, convirtiendo en acierto todo lo que, sobre el papel, parecía imposible y creando un clima de tensión que se complementa, a la perfección, con la naturaleza claustrofóbica de la propuesta. Cuesta respirar, notas el dolor en los músculos, entiendes a la perfección el drama que está viviendo su protagonista y por eso, cuando se acerca el final, la butaca se convierte en un lugar demasiado cómodo. Rasgas esa caja de madera, aguantas la respiración, rezas para que todo salga bien. Una obra maestra.
'Gravity'
A estas alturas, ya se ha dicho todo, absolutamente todo, lo que se podía decir sobre 'Gravity'. Términos como 'hito' y 'milagro' siguen yendo de la mano de una película que consiguió una unanimidad crítica como hacía años que no ocurría. O décadas. Así de exagerado es todo con esta historia de dos astronautas, estupendo George Clooney, excelente Sandra Bullock, abandonados a su suerte en la inmensidad del espacio que se descubren a sí mismos y con la que el director mexicano Alfonso Cuarón (re)descubrió el cine.
El séptimo arte como experiencia visual, experiencia humana y experiencia emocional total. Son noventa minutos que, además de pasar en un suspiro, dejan un poso total en un espectador que llega a los títulos de crédito con los nervios, el nudo en la garganta, los pelos de punta y la certeza de haber sido testigo de una película que provoca sensaciones que nunca antes se habían experimentado en una sala de cine. Elevar el modo de contar historias a otro lugar que, al igual que ocurre con todos los descubrimientos, solamente el tiempo otorgará su posición exacta en la escala de momentos claves para su futuro, su importancia real.
'Náufrago'
Tom Hanks, en una interpretación a la misma altura de la perfección que, por cierto, le debería haber servido de sobra para ganar su tercer Oscar. Una pelota de voley que se pierde en el océano. Un grito perdido en medio del vacío. Wilson. Y un director, Robert Zemeckis en su mejor versión, capaz de llevar al espectador a la lágrima con una escena que necesita lo mínimo para conseguir calar hasta el mismísimo fondo.
Una sensación que se repite a lo largo de 143 minutos de puro cine que, aún hoy, siguen deslumbrando y emocionando como el primer día. Rozando la obra maestra con la punta de los dedos, 'Náufrago' sigue siendo una de esas películas que es imposible que nos cansemos de ver una y otra vez. Aunque siempre terminemos llamando a Wilson entre llantos.
'La vida de Pi'
'La vida de Pi' se puede, y se debe, analizar desde dos perspectivas: la forma y el contenido. En relación al primer punto, su apartado técnico y visual, estamos ante una obra deslumbrante, realmente excepcional, con uno de los mejores usos de las tres dimensiones que se han podido ver en un cine hasta la fecha. El espectador se sumerge de manera casi literal dentro de la pantalla, viviendo en primera persona las aventuras de su protagonista, compartiendo su mirada y sus experiencias, hipnotizado ante cada uno de los inolvidables paisajes y criaturas que se va encontrando a su paso. Así sí.
Respecto al contenido, el maestro Ang Lee se lanza al vacío con una historia tan compleja como apasionante, repleta de reflexiones de caracter religioso que requieren nuestra comprensión total. Uno no se puede enfrentar a 'La vida de Pi' con más armas que una mente abierta dispuesta a escuchar y analizar cada detalle. Una misión que hubiera sido imposible de cumplir con éxito si la figura central, y prácticamente exclusiva, de la película no estuviera a la altura, algo que no ocurre gracias a la emotiva y entregada interpretación de Suraj Sharma. La guinda de un magnífico pastel.
'Moon'
Lo primero que hay que hacer es empezar a celebrar 'Moon' como lo que es, una de las grandes joyas desconocidas que entregó el género de la ciencia ficción durante la pasada década. Una obra de cámara escrita y dirigida por un debutante Duncan Jones, quien consiguió mantener un nivel bastante interesante con su siguiente proyecto, 'Código fuente', hasta tirarlo todo por la borda con la horrenda 'Warcraft: El Origen'; que centraba su mirada en un astronauta aislado durante tres años en una excavación minera de la luna y está apunto de descubrir un secreto que lo cambiará todo.
Un personaje con el que el siempre efectivo Sam Rockwell hace auténticos malabares, entregando la que es, sin duda, su interpretación más redonda hasta la fecha. Un auténtico recital que requiere de muchos más esfuerzos de los que pueda parecer en un primer momento y que cuenta además con uno de esos tour de force finales que se quedan en la retina. Un viaje espacial que apetece repetir siempre.
'Cuando todo está perdido'
Después de su sobrevalorada ópera prima, 'Margin Call', y antes de firmar una de las películas esenciales de la última década, 'El año más violento', el director y guionista J.C. Chandor se lanzó al océano con la única compañía de un inconmensurable Robert Redford con la muy notable 'Cuando todo está perdido'. Una película en la que la entrega, presencia, carisma y talento de su estrella protagonista, auténtica leyenda viva, se convierten por méritos propios en su punto más fuerte.
Un Redford ignorado de manera profundamente injusta por una Academia de Hollywood que no supo apreciar, probablemente porque no la vio, una interpretación que se sitúa mucho más allá del halago. Por su parte, Chandor maneja a la perfección la tensión y el drama, la claustrofobia y la luz, la sutileza y el grito ahogado por la desesperación. Combinación perfecta entre actor y director con un magnífico resultado final.
'Infierno azul'
Solamente hay una cosa que el cine de Jaume Collet-Serra no se puede permitir bajo ningun concepto: hacer bostezar al espectador, llevarle al aburrimiento más desesperante. Sus películas, especialmente las que marcan la última etapa de su carrera, pueden ser mejores o peores, pero siempre resultan entretenidas. Y el último ejemplo, 'Infierno azul', es una demostración más que contundente.
El espectador no puede mirar el reloj, no debe pensar en otras cosas y su caja de palomitas terminará vacía de manera casi inconsciente. La absorción del entretenimiento bien planteado, ejecutado con talento y oficio que encontró en la lucha de una más que convincente Blake Lively y un inmenso tiburón con ganas de marcha, la excusa perfecta para entregar su película más completa e interesante hasta la fecha.
'Locke'
Por si quedaba algún despistado que seguía sin enterarse de que Tom Hardy era uno de los grandes actores de su generación, 'Locke' llegó para anunciarlo de la manera más fascinante posible. Después de sus impecables trabajos en cintas como 'Bronson', 'Warrior' o 'El Caballero Oscuro: La leyenda renace', el intérprete inglés se colocaba al volante de esta historia en la que, con la única ayuda del teléfono conectado a su vehículo, construía un personaje memorable. Otro para la lista.
'Locke' se sirve por completo de la mirada y los silencios de Hardy, de su expresividad siempre eficaz, medida, perfecta, para atrapar al espectador y proponer un viaje con dos únicas metas posibles, la esperanza o la desolación. Escrita y dirigida con importantes cantidades de inteligencia y control total por un inspirado Steven Knight, estamos ante un ejercicio dramático aupado al logro mayúsculo gracias a un actor protagonista capaz de arrasar con todo.
'127 horas'
Cuando se anunció que Danny Boyle se encargaría de llevar a la gran pantalla la historia real de Aaron Ralston, un montañero norteamericano que en 2003, durante una escalada en Utah, quedó atrapado e inmovilizado por un roca durante 127 horas, todos pensamos que se trataba de una premisa argumental que cumplía las expectativas de innovación y carga dramática suficientes como para que el resultado estuviera a la altura del notable.
Un resultado que se consigue, principalmente, por una interpretación central que sigue siendo el mejor trabajo de James Franco hasta la fecha. Gracias a él, y aunque se sustituya en demasiadas ocasiones la intensidad emocional y el dramatismo más honesto por un conjunto de trucos visuales gratuitos y escenas que parecen una sucesión de videoclips y anuncios de bebidas energéticas con paisajes naranjas de fondo, '127 horas' consigue mantener un nivel lo suficientemente alto como para convencer por encima de la media.
'Secret Honor'
Si nos ceñimos al guión, aquí tenemos la película 'One Man Show' más rotunda de cuantas aparecerán en la lista. Por pura fidelidad al término. 'Secret Honor', adaptación cinematográfica firmada por el siempre admirable Robert Altman de la obra de teatro homónima de Donald Freed y Arnold M. Stone, contaba con la presencia única de Philip Baker Hall. Y nadie más.
El actor, que ofrece un auténtico recital sobre la manera en la que se deben manejar los matices y la intensidad sin caer en el exceso en ninguno de los dos lados, interpreta una versión reflexiva y crepuscular de Richard Nixon que se graba a fuego en la memoria. Pese a pecar en algunos instantes de una esencia demasiado pegada a sus orígenes teatrales, 'Secret Honor' termina siendo una experiencia realmente apasionante. Y, aún más, un espectáculo interpretativo de categoría oro.
