Calma, no hace falta activar las alarmas ni encender las luces de la salida de emergencia, sí, vamos a hablar de películas sobre personajes claves de la historia, pero son todas buenas. O, mejor dicho, muy buenas. Está claro que el cine siempre ha sentido una debilidad especial a la hora de (re)construir la vida y obra de figuras que, de alguna manera, han conseguido pasar a formar parte de los recuerdos colectivos, agigantarse frente al paso del tiempo, dejar su huella en la humanidad.
Y lo cierto es que, en más ocasiones de las deseadas, nos hemos encontrado con cintas obsesionadas por alabar sin descanso a sus protagonistas, remarcar todos y cada uno de sus triunfos, personales y profesionales, y pasar de largo de esa zona de grises, o directamente oscuros, depende del caso, que podrían ensuciar el aplauso. Pero, afortunadamente, también tenemos obras que apuestan por arriesgar un poco más, convirtiendo algo tan, a priori, básico y previsible como el biopic en un género emocionante desde la sorpresa.
A lo largo de este especial, reivindicamos diez ejemplos de ese tipo de cine que, teniendo todo para caer en el tópico y el lugar común más aburrido, consiguieron entregar un relato cinematográfico de primerísimo nivel, tan épico como emocionante, tan curioso como relevante, tan poderoso como vibrante. ¿Echar una cabezadita? Todo lo contrario, disfrutar con los ojos bien abiertos.
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'I'm not there'
El biopic musical debería estar considerado un género independiente. El mayor número de biografías adaptadas a la gran pantalla tratan sobre artistas musicales que, de un modo u otro, han marcado a distintas generaciones a través de una obra que se combinaba con una vida lastrada por los conflictos y traumas personales. Una serie de tópicos, drogas, maltratos e infancias problemáticas, que lastraron una serie de trabajos que, salvando honrosas excepciones ('En la cuerda floja' o 'I Feel Good'), perdían su personalidad por no salirse del camino marcado. Todo lo contrario que 'I'm not there', la visión de Todd Haynes sobre la figura de Bob Dylan, el artista musical más influyente del siglo XX junto a The Beatles, un genio en movimiento constante, propietario de mil trajes y caretas que hacen que seguir su pista sea una misión imposible. Nadie sabe cuál va a ser su siguiente paso, nadie se anticipa a su próximo salto al vacío, nadie espera lo que es tan inesperado. Una personalidad esquiva y fascinante a la que Haynes se acercó desde el profundo respeto del admirador pero también, y aquí está el verdadero triunfo, desde la complejidad que merecía.
Acompañado por la inestimable ayuda de un reparto formado por, entre otros, Cate Blanchett, Heath Ledger, Christian Bale, Richard Gere o Julianne Moore, Haynes ofrecía todos los rostros que ha tenido Dylan hasta la fecha. Más allá de las impresionantes canciones que dan forma a la banda sonora, 'I'm not there', quedan esos momentos que definen los rasgos de un rostro y una voz que, siendo siempre la misma, parece diferente en cada rincón. Nunca será posible explicar a Dylan, nunca será posible contabilizar la importancia de su obra musical, nunca será posible analizar su influencia. Por eso es tan importante 'I'm not there', por dejar claro que a los talones de los genios también se les puede alcanzar a través de sus disfraces. Una película que parecía destinada a los fans de Dylan y que ha terminado siendo el biopic musical definitivo. Imprescindible.
'Toro salvaje'
Nadie en la historia del cine ha reflejado la derrota de una manera tan poética, cruda y salvaje como lo hizo Martin Scorsese con la monumental 'Toro salvaje', una de las indiscutibles cimas de su carrera. Rodada en un blanco y negro que otorga un clasicismo mayor a una historia de perdedores ambiciosos y viceversa, el director hipnotiza desde unos inolvidables créditos iniciales que se quedan para siempre en la memoria.
A partir de ahí, peleas dirigidas con una maestría única, un guión de auténtico acero, una solvencia dramática a prueba de bombas y una interpretación central a cargo de Robert De Niro absolutamente fascinante como Jake LaMotta. Un KO cinematográfico en toda regla. Los versos a ras de lona.
'Gandhi'
Ganadora de 8 Oscar en una edición en la que estaban nominadas, atención, 'Veredicto final', 'Tootsie', 'Desaparecido' y la película que debería haber arrasado: 'E.T., el extraterreste', aunque ese es otro tema, 'Ghandi' representa, a lo grande, lo mejor y lo peor de este género. La película de Richard Attenborough transita por todos y cada uno de los caminos más reconocibles del biopic, avivando el fuego de las bondades y mirando al otro lado cuando toca plantear lugares menos agradables de su protagonista, interpretado por un inmenso Ben Kinglsey. No es perfecta, su duración se podría haber recortado entre mucho y muchísimo, pero no deja de ser un ejemplo esencial para entender este tipo de cine.
'La lista de Schindler'
Cuesta añadir algo a todo lo que se ha dicho, escrito y analizado sobre 'La lista de Schindler' desde el momento en el que impactó al mundo entero. Un golpe emocional estructurado en base a la maestría de un director, de nuevo Steven Spielberg, que alcanzaba, al fin, el respeto masivo de la industria más allá de su demostrado e impecable talento para conquistar la taquilla. La película definitiva sobre el Holocausto, la perfección en fondo y forma, un milagro que contaba con la inestimable ayuda de la composición musical de John Williams y de un reparto perfecto para terminar de redondear el prodigio.
Una obra maestra de una belleza que araña el corazón, elegante hasta decir basta, conmovedora sin manipular, implacable a la hora de colocar el nudo en la garganta de un espectador que, décadas más tarde, sigue sintiendo la forma en la que se eriza su piel cada vez que se reencuentra con sus memorables imágenes. El dolor, el respeto. Historia del cine.
'Lawrence de Arabia'
Con este biopic sobre la apasionante vida de Thomas Edward Lawrence, el maestro a la hora de mezclar la épica y el exceso con la genialidad y maestría cinematográfica, David Lean, consiguió la película definitiva a la hora de describir cada una de sus señas de identidad como cineasta. 222 minutos de puro cine, que te exige y desafía pero que, de manera incesante, te está premiando con escenas e imágenes de una valía artística indescriptible.
Una película que supuso el segundo gran éxito de Lean en los Oscar, tras la inmensa 'El puente sobre el río Kwai', obteniendo 7 estatuillas, incluyendo Mejor Película y Director. Y es que la industria, al igual que el público, cayó totalmente rendida ante la inmensidad de una película inagotable, con una capacidad brutal para explotar las sensaciones del espectador. En definitiva, 'Lawrence de Arabia' fue, es y será siempre la grandeza cinematográfica en todo su esplendor.
'Braveheart'
La segunda película de Mel Gibson como director resulta ser, además, la mejor hasta la fecha. Dejando de lado las incoherencias históricas y una subtrama romántica que nunca termina de aportar un valor especial a la narración, 'Braveheart' sigue siendo una de las propuestas más épicas, emocionantes y vibrantes de la década de los noventa.
Ganadora de 5 Oscar, incluyendo los de Mejor Película y Mejor Director, esta versión de la vida de William Wallace, joven escocés que luchó hasta la muerte por la libertad de su pueblo, nos mostraba a un director en pleno estado de forma, deslumbrando con su capacidad para combinar con inteligencia la delicadeza con la brutalidad, es decir, los momentos más íntimos de la historia con las deslumbrantes escenas de batalla que se suceden a lo largo de tres horas que pasan como un suspiro. Una película que mantiene siempre un altísimo nivel y que se cierra con una de esas escenas inolvidables que marcan a toda una generación. Ah, por cierto, si buscáis la mejor interpretación de la carrera de Gibson, también está aquí.
'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford'
Para un género como el del western, innovar es algo entre arriesgado y prohibido. Clásico entre los clásicos, su influencia es tan evidente y apabullante que no es ninguna locura afirmar que todas las películas, todas, tienen algo de western. Aporta algo nuevo, diferente, es un acto de valor que ha salido bien en muy pocas ocasiones. Pero cuando se acierta se pueden alcanzar cotas infinitas. 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford' es una obra maestra que ejemplifica a la perfección el triunfo del riesgo en terreno conflictivo. El director Andrew Dominik no se conforma con contar una historia clave para entender la filosofía del viejo Oeste americano, la depresión de un paisaje árido y deprimente en el que el asalto a un tren no puede esconder la tristeza de unos forajidos casi obligados a cumplir con su papel de leyenda. El objetivo es abrazar la poesía, desenmascarar la melancolía a base de disparos de genio de esos que, pese a saber con certeza el final de la historia, terminan clavándose en la garganta.
Un imperial Brad Pitt en la que es, muy probablemente, la mejor interpretación de su carrera, aporta la profunda tristeza, el cansancio existencial, de un rey desesperado por abandonar su trono. Su aprendiz y contrincante, un inolvidable Robert Ford con los delicados matrices de Casey Affleck, equilibra un duelo interpretativo de los que merecen ovaciones. El resultado, en definitiva, es uno de los westerns más redondos y originales que ha ofrecido el cine. Un homenaje genuino, hermoso y emocionante contado con silencios y miradas que se clavan en las venas.
'El desafío: Frost contra Nixon'
Hay que decirlo ya y eso que dejamos resuelto desde el principio: 'El desafío: Frost contra Nixon' es la mejor película de la carrera de Ron Howard junto a 'Rush', otra cinta que podría estar perfectamente en este especial. Y, además, con diferencia. Tras reventar taquillas de todo el mundo y recibir las peores críticas de su carrera con la adaptación cinematográfica de 'El código Da Vinci', el director se lanzó de lleno a una de esas historias que, sea en el formato que sea y la descubras en el momento en el que la descubras, consigue resultar automáticamente apasionante. Tras mantener un silencio de tres años desde su salida de la Casa Blanca, Richard Nixon concedió una entrevista en 1977 para hablar sobre su mandato y, claro, analizar el caso Watergate.
La cuestión es que el periodista escogido, David Frost, era la opción menos obvia y más sorprendente de todas las posibilidades, entendiendo que lo que buscaba el ex presidente era un contrincante lo más asequible posible. Sin embargo, el comunicador británico puso contra las cuerdas a Nixon hasta llevarlo al extremo de la disculpa. Un acontecimiento histórico que, primero, se convirtió en obra de teatro de la mano de Peter Morgan y que, finalmente, se elevó a las alturas gracias a Ron Howard. Todo en su película está narrado con nervio, genio, inteligencia. Una propuesta que se devora, que arrasa con las expectativas, que convierte a Howard en una especie de Frost, alguien de quien en ese momento no se esperaba gran cosa y que, finalmente, se alzó con una victoria (cinematográfica) de las que marcan una carrera
'Selma'
Hay películas buenas, magníficas incluso, que, además, se convierten en importantes. 'Selma' es una de ellas. Lo que cuenta es tan relevante, actual y necesario que haber fallado en su ejecución hubiera sido especialmente doloroso. La crónica sobre la lucha Martin Luther King Jr., espectacular David Oyelowo, en defensa de los derechos civiles centrandose en la marcha desde Selma a Montgomery, Alabama, en 1965, está contada con tanto talento que, desde sus primeros compases, uno no puede más que rendirse ante la evidencia. Aquí hay gran cine.
La directora Ava DuVernay se enfrenta a esta historia con las mismas dosis de respeto que de riesgo, demostrando que hay espacio para la personalidad en el biopic, que una autora puede destacar en terrenos en los que suele ganar con contundencia el tópico. Una película solemne sin caer en la densidad, emocionante sin rozar la lágrima fácil, contundente en su mensaje sin necesidad de usar el panfleto de turno. Excepcional. Imprescindible.
'La red social'
El ser humano necesita sentirse valorado. Necesita saber que hay alguien al otro lado, que se preocupan por él, que se mantienen alerta por si necesita cualquier cosa. Necesita verse reflejado en otras reflexiones, protagonista o secundario en la vida de alguien, centro de atención de algunas dudas, conflictos, alegrías o tristezas de otro de sus semejantes. Sentirse solo, excluido del sector de personas del que deseas formar parte puede provocar una de las ideas más revolucionarias e importantes de nuestra historia, como es el caso que nos ocupa, pero también puede despertar el lado más ambicioso, egocéntrico y perturbador que es parte innegociable de una parte de nuestro comportamiento. Hasta qué punto un ser humano puede ser popular solo por contar con 200 amigos en una red social. Hasta qué punto esas relaciones son reales. Hasta qué punto alguien puede sentirse solo frente a una pantalla mientras lee que tiene 200 amigos en Facebook. Nadie nos había hecho pensar en esto de manera tan clara. Por eso hay que ver 'La red social'.
No se trata solo de una demostración de sabiduría cinematográfica por parte de un genio como David Fincher , con unos actores que alcanzan la perfección. Es una película necesaria. Es un clásico que servirá para entender de que se trata todo esto en donde andamos todos metidos. Ni siquiera es solamente una obra maestra de nuestro tiempo. ¿Una película sobre el creador de Facebook? Eso es quedarse en la superficie más evidente. Es una historia sobre nuestras miserias, necesidades, complejidades. Se trata de algo que habla de ti, de mi, de nosotros. Y, por supuesto que ya soy fan de su página, que le he dado a "Me gusta" a todos los enlaces que he encontrado sobre ella y que yo mismo me he encargado de recomendarla a mis amigos a través de su plataforma. Pero nadie se había atrevido a recordarnos de tal manera lo necesario que es volver a escuchar una voz o volver a mirar a los ojos a alguien. Es tan grande que da miedo, tan necesaria que asusta. Pero no hablo de Facebook, no, me refiero al ser humano. Ya era hora de dejar de hablar de lo que éramos o de lo que podemos llegar a ser. Tocaba hablar de lo que somos. Y por eso hay que ver 'La red social'. Obra maestra.