El amor y la muerte, tan extremos, tan inevitables, tan complejos. Hablamos de dos elementos esenciales en la historia del arte, motivaciones argumentales para dar forma a trabajos que, mediante esos conceptos, elevaban su intensidad emocional hasta el infinito. Imposible enumerar la cantidad de obras maestras que han surgido en mitad de un proceso creativo cuando se ha producido el fallecimiento de alguien cercano o cuando ha aparecido una persona que ha puesto todo patas arriba. Perder y ganar. Cambios y sucesos brutales en la vida de cualquier ser humano que el cine, por supuesto, ha sabido aprovechar en algunos casos con una sensibilidad y una delicadeza maravillosa.
Si partimos del referente más esencial, podríamos asegurar que en este subgénero todos los caminos conducen a 'Romeo y Julieta', una de esas obras esenciales que han servido de punto de origen para múltiples propuestas ansiosas por alcanzar esa poesía, ese estremecimiento inolvidable. No todas lo han conseguido, claro, y en demasiadas ocasiones se confunde la búsqueda de la lágrima con la manipulación emocional, con barra libre para los trucos más efectistas y vergonzoso, pura obsesión por derrotar los lacrimales de los espectadores a base de golpes innecesarios en el estómago.
Porque no, mezclar conceptos como la pérdida y la ilusión, el primer beso y el último adiós, no es nada sencillo, conviene mantener un equilibrio ejemplar que siempre se muestra caprichoso. A continuación, analizamos diez películas que sí consiguieron dar en la tecla, conmoviendo de una manera natural, sin demasiados trucos ni artificios, tratando con respeto temas tan delicados. Advertencia, armaros de un buen arsenal de pañuelos, los vais a necesitar si os proponéis disfrutar de este maratón de amor y muerte. Y viceversa.
Romances separados por la muerte
'Romeo y Julieta de William Shakespear'
Lo dicho, 'Romeo y Julieta' es La Historia De Amor Y Muerte definitiva. La obra maestra de William Shakespeare protagonizada por La Pareja más famosa de la historia del arte se ha convertido en película en numerosas ocasiones, en ocasiones con (mucha) fortuna. Desde su primera adaptación en 1955 hasta su última el pasado año, en un vergonzoso telefilm italiano, esta historia de Montescos y Capuletos, muertes y resurrecciones y amores imposibles encontró su fórmula cinematográfica definitiva por gracia y obra de Baz Luhrmann.
Eso si entras en la propuesta kitsch y excesiva que el director australiano plantea en uno de esos ejercicios de creatividad y libertad absoluta que se aman o se odian. Si eres de los primeros, todavía disfrutarás de una película única que capturó el alma del texto original con una pasión desbordante, hipnótica. Conoces la historia, te sabes sus giros de memoria, y aún así, te mantiene fascinado.
'El sexto sentido'
Calma, que nadie se asuste. Aunque con 'El sexto sentido' sea bastante complicado. Acostumbrados a identificar la obra maestra de ese genio perdido llamado M. Night Shyamalan, al que parece que vamos recuperando poco a poco, en el género de terror, se nos olvida con demasiada frecuencia que estamos ante un drama romántico en toda regla. Sí, también es un evidente thriller sobrenatural y un magnífico ejercicio de suspense, pero algunos de sus mejores momentos corresponden a la relación entre el personaje de Bruce Willis, impecable, y su mujer.
Desde el estupendo prólogo, observamos una relación que pasa de la felicidad, el vino y las risas, a la frialdad e incomprensión, adquiriendo todo su inmenso poder en ese giro final que es ya historia del séptimo arte y que condensa, en uno de los epílogos más hermosos jamás vistos en una sala de cine, todas las emociones que puede generar una despedida hecha con el mayor amor posible. Un broche de oro para una película inolvidable.
'Ghost, más allá del amor'
Aquí no valen los prejuicios. 'Ghost, más allá del amor' no solamente certificó que 'Unchaned Melody' de los Everly Brothers es la mejor canción romántica de todos los tiempos, sino que se convirtió en uno de los taquillazos más espectaculares de todos los tiempos, dando la bienvenida a una década, la de los noventa, que quedó marcada para siempre por esta historia de fantasmas enamorados y simpáticas médiums que alivian el dramón.
Demi Moore y Patrick Swayze llenaban la pantalla con una envidiable complicidad, reventando lacrimales con una historia de amor marcada por la tragedia. Y con una de esas despedidas finales de las que no se puede escapar sin lágrimas en los ojos. La película no solamente arrasó entre el público, ya que la Academia también se enamoró perdidamente de ella nominándola a cinco Oscar, incluyendo Mejor Película, y ganando el de Mejor Actriz Secundaria para Whoopi Goldberg y el de Mejor Guión Original. Un ejemplo del mejor cine comercial.
'Up'
Si hacemos una encuesta entre todos los amantes de las películas de Pixar, o lo que es lo mismo, los amantes del gran cine, sobre cual es la mejor escena de la historia del estudio, estoy seguro de que un altísimo porcentaje se quedaría con 'Up' y esos cinco minutos de cine en estado puro en el que se resume toda una vida de amor, complicidad y superación entre Carl Fredricksen y su esposa. Una escena que no necesita más que música e imágenes para entrar en la historia del cine como uno de sus mayores hitos, sin entrar en etiquetas ni géneros.
Tras ese inicio de pura emoción, que a día de hoy mantiene intacto todo su poder para llevar el espectador a la lágrima más sincera, 'Up' queda marcada por esa historia de amor y amistad que se permite un último golpe de genialidad con un libro de aventuras en el que se esconde una dedicatoria inolvidable. Una película para reconciliarte con la vida.
'Titanic'
Aunque el tiempo haya generado una sorprendente corriente de opiniones negativas sobre ella, como si de repente millones de espectadores se hubieran puesto en común en tirar por tierra todas y cada una de sus inmensas virtudes, 'Titanic' es el último gran romance trágico del Hollywood más clásico. Nos hacemos viejos y ya podemos decir aquello de que ya no se hacen películas así. [a/]https://www.ecartelera.com/personas/james-cameron/[a]James Cameron[/a] partió de un guión básico, tan carente de sorpresas como sobrado de efectividad, para construir una película deslumbrante en su exceso, tradicional en su romanticismo, capaz de generar escenas inolvidables con una facilidad pasmosa.
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet se convirtieron en una de las parejas cinematográficas del siglo, con una química que aún sigue despertando suspiros generales, provocando que todos sufriéramos con y por ellos desde el mismo momento en el que aquel maldito iceberg cambió todo. Sus defensores seguimos siendo más. Aseguramos nuestra victoria.
'Amor'
'Amor', la mejor película de la carrera de Michael Haneke, nos cuenta la historia de un matrimonio de ancianos, profesores de música retirados, que se ve afectado, atacado sin compasión, por una terrible enfermedad que les pondrá a prueba. Un argumento así, sueño prohibido e inconfesable de los directores amantes de la lágrima barata, se convierte en manos de su director y guionista en un tratado magistral sobre la vejez y la muerte, el paso del tiempo y la ternura, la desesperación y las debilidades.
En sus planos, sello inconfundible de su autor, navega el miedo absoluto de una vida que va llegando a su final a pasos agigantados, donde las miradas entre los amantes son las únicas que se mantienen firmes, a pesar de la terrible sensación de estar perdiendo la dignidad y la partida frente a un monstruo llamado muerte. Jean-Louis Trintignant y Emmanuele Riva regalan dos interpretaciones que no lo parecen. Ellos viven, sufren, reflexionan, asimilan, luchan, se resignan. No hay rastro de actor y actriz, no hay personajes. Ellos son ese matrimonio encerrado en un piso de París que traza un mapa tan certero, tan profundo, de caricias furtivas y recuerdos que, dos días antes, eran presente.
Pese a la misión imposible que supone quedarse con una escena en una película tan compacta y redonda como 'Amor', quizás la definitiva sea ese instante en el que Trintignant observa la figura de su mujer tocando el piano, absorbida por la música, mientras él es incapaz de olvidar a la persona que grita "duele" en la habitación de al lado. En sus ojos es tal la tristeza y el dolor que uno entiende la pasión desmedida, el amor real y eterno que ese hombre siente hacia su esposa. Una mujer que, inmersa en la oscuridad, no duda en afirmar, mientras mira un viejo álbum de fotos, lo bonita que es la vida. "Es tan larga". Sencillamente perfecta.
'Bajo la misma estrella'
No se puede hacer un especial de películas románticas marcadas por la tragedia y la muerte sin hablar de una adaptación a la gran pantalla de alguna de las múltiples novelas adolescentes empeñadas en romper el corazón de su público objetivo. En esta ocasión, es turno para recordar (y recomendar) 'Bajo la misma estrella', propuesta que parte del best seller homónimo escrito por John Green y que, sorpresa, funciona a las mil maravillas.
Protagonizada por una Shailene Woodley que derrocha carisma y encanto en cada escena, lastrando a su compañero Ansel Elgort al terreno de lo meramente correcto, hablamos de una película que cae en todos los tópicos posibles del género, que busca sin descanso la lágrima del espectador, que aprieta las teclas más básicas para conseguir sus objetivos... Y que alcanza todas sus metas. Un notable drama juvenil para llorar como un niño pequeño, sin vergüenza ni 'peros' que valgan. Está diseñada para eso y es totalmente lícito. Y efectivo.
'Restless'
Tratada injustamente tras su estreno en 2011 y después de pasar desapercibida en la taquilla, 'Restless' llega hasta nosotros con la etiqueta de trabajo menor dentro de la trayectoria de su director, el imprevisible y atrevido Gus Van Sant. Un cineasta capaz de lo mejor y de lo peor que, en la ocasión que nos ocupa, jugó con fuego a la hora de tratar esta historia de amor entre una joven con una enfermedad terminal, interpretada por una estupenda Mia Wasikowska, y un chico con una afición algo particular, asistir a funerales ajenos.
Y es que, partiendo de una base tan extravagante, Van Sant apuesta de manera incesante por descolocar al espectador, introduciendo elementos sobrenaturales, golpes dramáticos directos al lacrimal y un sentido del humor algo oscuro. Elementos que, a priori, podrían mandar todo al traste pero que dan forma a una película más que correcta con la que llorar muy a gusto. Sin miedo.
'Moulin Rouge'
Empezamos y terminamos con Baz Luhrmann. Y es todo un lujo cerrar el círculo de este especial con un monumento al cine de la talla de 'Moulin Rouge'. Todavía poseído por el alma y el corazón de Shakespeare, el cineasta australiano propone una relectura de Romeo y Julieta trasladando la historia al maravilloso París de bohemia y absenta de 1900 y cediendo el protagonismo al amor imposible que surge entre la estrella más deslumbrante del cabaret parisino por excelencia y un joven escritor perdido en la indiferencia.
Dirigida con una pasión contagiosa, desenfrenada y trepidante, con una banda sonora inolvidable y dos intérpretes, Nicole Kidman en la mejor interpretación de su carrera y un sobresaliente Ewan McGregor, 'Moulin Rouge' revitalizó el género musical como solamente las obras maestras saben hacerlo, permitiendo que el espectador sienta que está viendo algo completamente diferente a todo lo demás. Poco importa que el desenlace se sepa desde el mismo prólogo, sigue siendo una experiencia maravillosa.