Hablemos de números. Peter Cushing, conocido por su rol como el oficial Wilhuff Tarkin en 'Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza', falleció hace ya treinta años, en 1994. Por otra parte, Disney y Lucasfilm estrenaron en 2016 'Rogue One: Una historia de Star Wars'. Ahora, Kevin Francis, productor y amigo de Cushing, demanda a ambas compañías por recrear digitalmente su imagen sin su consentimiento.
Es así cómo la compañía se enfrenta a problemas legales ocho años después del lanzamiento de esta precuela. En ella se presentaba la construcción de la Estrella de la Muerte, premisa que obligó a Disney a traer de vuelta al personaje de Cushing, Wilhuff Tarkin. Para ello, se decidió resucitar de manera digital al personaje. ¿Cómo? Añadiendo en postproducción el rostro de Peter sobre la cara de un doble, Guy Henry. Este es el motivo por el que, según informa The Times, Kevin Francis ha decidido tomar acciones legales.
La guerra de las demandas
Francis alega tener un acuerdo firmado por él y Cushing en 1993, un año antes de su fallecimiento. En este documento, Peter pedía de manera explícita que no se usase su imagen en hipotéticos proyectos futuros sin el consentimiento previo de Francis.
Sin embargo, Lucasfilm e Industrial Light & Magic, responsable de los efectos digitales que se realizaron para dar forma a la imagen de Cushing en 'Rogue One: una historia de Star Wars', defienden su inocencia al tener en sus manos el contrato de los derechos de imagen que Cushing firmó en 1977 al grabar 'Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza'. El actor ganó 33 mil euros sobre los casi 800 millones de dólares que generó la película en su estreno.
Tras estudiar la situación, la compañía Disney ha pedido recientemente que se cierre el caso al Tribunal Supremo de Justicia de Londres. No obstante, el juez Tom Mitcheson, quien lleva el caso, ha denegado dicho cese: "No estoy convencido de que Francis vaya a ganar el caso, pero tampoco estoy seguro de que el incidente deba ser desestimado". Mitcheson afirma asimismo que "es muy complicado decidir qué límites hay en una área en la que la ley no está todavía tan definida".
Este problema no es algo nuevo en el Hollywood moderno. Por ejemplo, James Earl Jones, fallecido el pasado 9 de septiembre, llegó a ceder todos los derechos de su voz a una compañía ucraniana de inteligencia artificial. Esta jugada aseguró que esta pudiese ser usada para recrear la voz de Darth Vader en próximos proyectos de la Guerra de las Galaxias. El estado de California, a su vez, ha aprobado una ley que obliga a los estudios a tener un consentimiento previo en caso de que deseen utilizar la imagen de un actor fallecido a través de inteligencia artificial.