He de reconocer que Michael Bay me lo ha puesto muy fácil a la hora de bautizar esta crítica. 'Dolor y dinero' fue anunciado como el proyecto más personal de su director, después de tres superproducciones basadas en una franquicia de juguetes. Pese a ello, Bay no consigue superar sus tics, tendiendo siempre al exceso e importándole más bien poco lo que está contando, siempre y cuando pueda introducir ralentíes, montaje frenético y demás parafernalia.
El guion, surgido de un artículo publicado en 1999 en el Miami New Times, cuenta la historia de tres culturistas idiotas que como tal, actúan, se mueven y expresan durante todo el metraje. La película se presenta como una comedia que intenta ironizar sobre el sueño americano y la importancia del dinero como único medio para triunfar en la sociedad, pero cae directamente en la más directa de las parodias. Todos y cada uno de los personajes, independientemente de su condición, se pasean por la pantalla como auténticos guiñoles parlanchines soltando frases que supuestamente deberían hacernos reflexionar, pero lo único que consiguen es que nos repelan todos y cada uno de ellos.
Sin un punto de anclaje en la historia, cada vez se hace más insoportable las desaforadas e incompresibles reacciones del trío protagonista. La duración de la película es a todas luces excesiva, ya que 'Dolor y dinero' pivota una y otra vez sobre la misma cuestión. Por si esto fuera poco, Bay se encarga de inserta una innecesaria voz en off que va comentando y dejando bien claro que todo es mucho más profundo de lo que parece.
El nombre del director de 'Armageddon' ha sido siempre asociado al más puro entretenimiento. Lástima que en este intento de demostrar que puede ir un paso más allá, se olvide de introducir esa elogiada característica suya. Aunque 'Dolor y dinero' se venda como una comedia de acción, no llega a destacar ni por una cosa ni por la otra. Si que es cierto que la película tiene algún momento divertido, pero son muy puntuales y no logran mantener el tono durante el extenso metraje. Aquellos que esperen grandes escenas de acción tampoco se verán recompensados, ya que la historia no se presta a ello y tan solo encontramos un par de persecuciones más que discretas.
Johnson y Mackie no necesitan actuar
Mark Wahlberg no tiene término medio, o no actúa o sobreactúa. En 'Dolor y dinero' no se ve en la necesidad de elegir y hace uso de su doble faceta. Los únicos que verdaderamente hacen este viaje hacia ninguna parte un poco más llevadero son Dwayne Johnson y Anthony Mackie, los cuales parecen estar pasándoselo en grande y simplemente dejan que su innato carisma se adueñe del personaje, llegando a transmitirse éste al espectador.
En definitiva, producción que estoy seguro disfrutarán los seguidores del cineasta, pero que para el resto, supondrá la prueba fehaciente de que donde mejor está Bay es encargándose de proyectos mucho menos ambiciosos en el plano argumental.