La tradición es la tradición. Y el tópico es el tópico. Cuando la comedia salta al drama es mucho más sencillo que la respuesta general sea, en la mayoría de casos, entre positiva y entusiasta. Pero, cuando sucede lo contrario, las buenas noticias no llegan con tanta normalidad. Por eso, debe ser bastante sencillo estar en la piel de un tipo tan versátil y genial como Steve Carell, uno de esos actores que no entienden de géneros ni de registros, que han demostrado plantearse su carrera de una manera modélica, envidiable para muchos de sus compañeros de profesión. Si a todo esto le sumamos que el resultado de gran parte de estos riesgos asumidos termina siendo un triunfo total, entonces podemos entender incluso una envidia (in)sana hacia él. Sobran argumentos.
Si buscas carcajadas, Carell te propone 'Virgen a los 40' o 'Crazy, Stupid, Love'. Si buscas lágrimas, de tristeza o de alegría, Carell te aconseja, respectivamente, 'Foxcatcher' y 'Pequeña Miss Sunshine'. Cinco representantes de un catálogo lleno de posibilidades para todo tipo de público con el que Carell ha conseguido convertirse en uno de los actores más interesantes dentro de la industria de Hollywood, combinando con destacada soltura propuestas de corte independiente, cine de autor de primer nivel y, por supuesto, esa comedia que, en el momento en el que aparece en pantalla, se transforma en algo diferente. En algo mejor.
Porque Carell no necesita más que su semblante serio, casi melancólico, para que el espectador se coloque justo a su lado, se interese por lo que va a ocurrile a ese personaje con el que está dispuesto a compartir dos horas de su tiempo. La contención es marca de la casa, la sobriedad se entiende como motor tanto para despertar la risa general como para congelar el tiempo y helar la sangre. Sumando virtudes, está claro que Carell es un lujo indiscutible para el que las etiquetas siempre están de más. Por muchos años más disfrutando de su talento.
Curiosidades de Steve Carrell
Pelillos a la mar
Está claro que si hay una película que cambió para siempre la carrera de Steve Carell, esa fue 'Virgen a los 40', una de las comedias esenciales de la pasada década. Una cinta para la que el actor se entregó por completo, consciente de la oportunidad que tenía entre manos, y que le llevó a protagonizar una de las escenas más complicadas de su trayectoria. Y una de las más dolorosas.
Ese inolvidable momento en el que el encantador Andy decide depilarse el pelo del pecho es cien por cien real. Efectivamente, Carell no quiso trampas ni ayuda de ningún doble, así que se tumbó en la camilla y se sacrificó por el papel. Su argumento era contundente: "Tiene que ser real o no será tan divertido. No quiero efectos especiales, la sensación del público debe ser la de estar viendo algo que está sucediendo realmente". La escena se rodó en una única toma. Suficiente para el actor.
Equipo de carcajadas
Los responsables del USA Today estuvieron bastante inspirados, como de costumbre, a la hora de bautizar con el término "Frat Pack", algo así como 'Pandilla de la fraternidad' o 'Pandilla fraternal', a un conjunto de actores imprescindibles para entender la nueva edad de oro de la comedia en la que llevamos instalados desde finales de los años noventa, aproximadamente.
Un grupo de talentos en el que no puede faltar Steve Carell, uno de sus representantes más ilustres, y en el que podemos encontrar a Jack Black, Ben Stiller, Vince Vaughn, Will Ferrell, Owen Wilson y Luke Wilson. Colección estelar.
Temores e inseguridades
Su talento cómico es tan destacado que estuvo muy cerca de robar el protagonismo de la estupenda 'Como Dios' a todo un genio como Jim Carrey. De acuerdo, el protagonista de 'Ace Ventura, un detective diferente' tenía encendido el piloto automático durante toda la película, pero eso no debería restar méritos a un Steve Carell que necesitaba muy pocos momentos para brillar por todo lo alto.
Una sensación que, sin embargo, no tenía el propio actor, que acudió al estreno de la cinta con la certeza de que la mayoría de sus escenas se habrían quedado en la sala de montaje. La alegría fue doble, ya que no solamente estaban todas las que había rodado sino que, además, el público reaccionó con carcajadas. Lástima que el efecto secundario fuera 'Sigo como Dios'. Ese horror.
La pregunta definitiva
En esa etapa clave en la que la decisión sobre lo que quieres ser de mayor es uno de los pilares sobre los que gira toda tu vida, Steve Carell tenía bastante clara su elección. Su sueño era ser abogado y pelearía por ello hasta el final. O no.
Y es que, hasta la mayor certeza se puede derrumbar con una sola frase. En el caso del actor, fue una pregunta escrita en el formulario de inscripción para comenzar la carrera de derecho la que cambió todo: '¿Por qué quiere ser abogado?'. Una incógnita que Carell no supo contestar y que hizo que se replanteara su futuro.
Porteros unidos
Pocos se atreverían a discutir la importancia que tienen dos figuras como las de Steve Carell y Jim Carrey en la historia de la comedia. Sus métodos para hacer reír no pueden ser más diferentes, pero ambos han conseguido protagonizar algunos de los gags más inolvidables del género. Un punto en común que se suma a su gran hobby de infancia, el hockey sobre hielo, deporte en el que, además, compartían puesto, el de portero. Carcajadas aseguradas entre los tres palos.
Inspiración cotidiana
A la hora de encontrar inspiración para enfrentarse a los distintos papeles que han ido apareciendo a lo largo de su carrera, Steve Carell no necesita más que su mirada y la atención exacta para identificar los elementos más interesantes que suceden a su alrededor.
Por ejemplo, en muchos de los procesos creativos que ha realizado en su trayectoria, ha utilizado recuerdos sobre su experiencia como dependiente en el turno de noche de una tienda 24 horas ubicada en Massachusetts, una fuente de anécdotas en la que ha encontrado más de una recompensa.
Reportero dicharachero
Tras decidir, como hemos comprobado anteriormente, que el derecho no era lo suyo, Steve Carell tuvo que decidir nuevamente lo que quería ser de mayor. Y en esta ocasión, eligió probar suerte en la carrera de periodismo.
Algo previsible ya que había sido editor del periódico del colegio durante parte de su infancia y adolescencia, por lo que está claro que el interés por esta profesión le venía desde pequeño. A pesar de todo, Carell nunca llegó a licenciarse, aunque sí que tuvo la oportunidad de trabajar como reportero en 'The Daily Show'. Menos es nada.
A la tercera va la vencida
Antes de protagonizar el sobresaliente remake de 'The Office', la obra maestra de Ricky Gervais, Steve Carell ya había probado suerte en, nada más y nada menos, que tres series que habían fallado por completo a la hora de conseguir la simpatía de crítica y público. Un tridente de fracasos que, sin embargo, se compensaron con el triunfo total de su revisión de una de las grandes joyas de la pequeña pantalla británica.
Doblete
En términos puramente comerciales, la carrera de Steve Carell se ha movido siempre entre el éxito comedido y la indiferencia general. Las películas en las que ha participado han podido tener mejor o peor recepción crítica, pero las taquillas nunca han terminado de explotar.
Un término medio que apareció incluso cuando el actor consiguió un hecho histórico, estrenando dos cintas el mismo día, 9 de julio de 2004. ¿Las culpables de este honor? La hilarante 'El reportero: La leyenda de Ron Burgundy' y la muy fallida 'Sleepover'
Buen amigo
Además de sus inseparables compañeros del maravilloso 'Frat Pack', Steve Carell cuenta con amistades tan destacadas como la del gran Stephen Colbert, al que conoció durante su etapa en 'The Daily Show'. La unión entre dos grandes cómicos de la gran y pequeña pantalla, respectivamente. Ponemos dinero de nuestros bolsillos por verles protagonizar una película. O una serie. O un programa. Lo que sea.
