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CRÍTICA

'Don Gato y su pandilla', Hanna-Barbera en el siglo XXI

Don Gato sigue siendo un señorito, pero sus problemas son otros. La película envía mensajes centrados en la juventud actual, aunque no sepa adaptarse del todo a la duración de un largometraje.

Por Jesús Agudo Más 19 de Junio 2012 | 09:14
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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El tándem Hanna-Barbera ha acompañado a millones de ahora adultos en su tierna infancia. Un gran número de personajes con mucho más descaro y violencia que el ratón Mickey poblaban la televisión, haciéndonos reír a carcajadas con sus chistes marca ACME. El gato con más clase del callejón es uno de los más recordados.

Don Gato y su pandilla

Ahora da su salto al cine con 'Don Gato y su pandilla' y, en gran medida, no ha perdido el tono tras tanto tiempo de reposo. Por suerte han mantenido el dibujo tradicional para los personajes, ya que un Don Gato hecho a ordenador sería muy traumático a pesar de ser la tónica habitual de los tiempos que corren. Eso sí, el contraste con los escenarios, esta vez sí computerizados, le da un toque excesivamente cutre al conjunto.

La historia podría ser un capítulo más de la serie de animación, con la salvedad de que el gran enemigo de los protagonistas es la tecnología. Un claro mensaje a los niños, para que se hagan cargo de la importancia de la privacidad y el peligro de confiar ciegamente en las máquinas. Una necesaria actualización para los chavales del siglo XXI.

Don Gato se cruza en el camino de Lucas Buenrostro, un hombre que, siendo feo como él solo, se cree todo un adonis. Además, quiere hacerse rico a través de multas, convirtiéndose en el nuevo jefe de policía y llenando de cámaras la ciudad de Nueva York. El premio gordo se lo tiene reservado al felino, que le puso en ridículo. Don Gato será el primero en probar el peso de la nueva ley. Por suerte tendrá a sus amigos, Benito y compañía, al inspector Matute y a una nueva amiga. Eso sí, la fama de truhán le jugará malas pasadas.

Don Gato y su pandilla
Un argumento sencillo y fácil de seguir para los niños marca toda la película, que no termina de ganar tanto la atención como lo hacían los dibujos animados de antaño. Quizás el pasar de pequeñas historias a casi hora y media de metraje no ayuda. Muchas veces suele ocurrir que el paso de serie a largometraje no convence, y al menos para un adulto, 'Don Gato y su pandilla' llega a ser bastante tediosa. Si antes le hemos visto siempre en capítulos de pocos minutos, la película deja la sensación de ser un episodio que parece que no va a acabar nunca.

Una juventud poco impresionable

Los gags, además, mantienen un humor similar a su época televisiva, lo que quizás pueda despertar la nostalgia de los mayores, pero no ser suficiente para los pequeños. Acostumbrados a ciencia ficción, manga y violencia, Don Gato puede ser muy "light" para ellos, a pesar de la renovación argumental. Al menos el protagonista sigue siendo tan astuto, y los engaños al perro y los robots suben un poco el interés y el humor.

José Corbacho como el felino cumple su papel de voz protagonista, pero cuenta con el gran problema que encontrarán los antiguos espectadores al escucharle. Al igual que los nuevos doblajes de Disney, cuando uno tiene el recuerdo de una voz y más aún cuando es latinoamericana y muy característica, cualquier cambio parece extraño. La de Corbacho es muy española para el acento que tenía antaño Don Gato, por mucho que personaje y doblador puedan compartir carisma.

Obviamente la historia está exenta de giros imprevisibles, está destinada a los niños casi en su totalidad, y precisamente ellos no encuentren el punto que pudieron encontrar sus padres en la serie de televisión en su época. Ellos tampoco verán reflejados del todo los dibujos animados de su época, aunque mantenga bastante bien esencia. 'Don Gato y su pandilla' se queda entre dos aguas, sin saber si tirar de la nostalgia o si apostar por contentar al nuevo público. Al menos la sintonía inicial sigue siendo la misma.

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