Draco Malfoy, ese rubito oxigenado, arrogante, perverso, antagonista eterno, con una de las caras de asco supremo más recordadas de la exitosa saga mágica 'Harry Potter', podría haber protagonizado el momento de redención más abucheado de la historia del cine en 'Harry Potter y las reliquias de la muerte: parte 2'. Y es que a veces pasa en el séptimo arte que un personaje malvado acaba siendo tan carismático y amasando tal legión de fans, que sus creadores sienten la tentación de transformarlo en un héroe para que el público en general pueda amarlo sin medida.
En el caso de este mortífago adolescente la tentación para David Yates fue tal, que terminó cayendo para arrepentirse después. Así el director de las cuatro últimas entregas de la saga llegó a rodar una escena en la que Malfoy abandonaba el lado de los malos para correr en la ayuda de Potter. No sabemos que les habría parecido esta vuelta de tuerca a los Draconators, fieles seguidores de su chico con lado cruel incluido, pero podemos imaginar que al fandom Potteriano en general no le habría hecho mucha gracia.
Y es que por mucho atractivo que acabase desarrollando Malfoy, los seguidores de este universo creado por J.K. Rowling no olvidan la mala idea que ha gastado el sangre limpia durante los 17 años de idas y venidas en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Además, para los lectores que tienen una comprensión mayor de todo lo acontecido, habría sido increíble, pero para los espectadores de las adaptaciones a la gran pantalla el giro podría haber cambiado por completo su percepción de un personaje que jamás hizo nada que no fuera salvar su pellejo.
La sorpresa polémica
En el vídeo se aprecia como Malfoy cambia de bando de la manera más visual posible, con carrera de un lado a otro y gesto conciliador hacia el protagonista de la saga interpretado por Daniel Radcliffe. Tom Felton da vida a ese momento en el que el estudiante de Slytherin devuelve a Potter su varita, para que este pueda continuar con su duelo a muerte contra Voldemort (Ralph Fiennes). No se conocen los motivos por los cuales esta escena acabó perdiéndose en la edición del film, pero podemos sospechar que Yates decidió prescindir de este toque de libertad creativa con la finalidad de no tener que pasarse los meses posteriores al estreno vomitando babosas.