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CLUB DE CINE

'Drácula de Bram Stoker', la revitalización del mito

Francis Ford Coppola recupera el personaje para las nuevas audiencias con una versión fiel a la tradición que incorpora el trágico componente romántico.

Por 13 de Noviembre 2012 | 09:02

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La mercadotecnia de la literatura juvenil y el cine para adolescentes ha usurpado el término vampiro con seres fluorescentes que por el día van al instituto. Para los seguidores de este tipo de propuestas, llega este viernes la última entrega de la popular saga 'Crepúsculo', la conocida como 'Amanecer: Parte 2'. En el Club de Cine de eCartelera preferimos rescatar las versiones modernas del mito que toman al personaje como lo que verdaderamente es, un vampiro. Así, la entrega de hoy está dedicada a 'Drácula de Bram Stoker', mientras que la del próximo jueves pondrá su atención en 'Entrevista con el vampiro'.

El reverso romántico del vampiro

Francis Ford Coppola dirigió en 1992 'Drácula de Bram Stoker', un anhelo del director pues es sabido que fue un proyecto ansiado durante años por su admirado Orson Welles. La película fue positivamente recibida tanto por la crítica como por el público y con el paso del tiempo ha alcanzado la categoría de referente dentro del género. Considerada como la versión más fiel a la novela original, sin embargo su argumento incorporaba una importante novedad, la relación amorosa entre Drácula y Mina, la prometida de Jonathan Harker. Una modificación que le añade un componente trágico y pasional a la historia, pero que encaja con acierto en el espíritu de la obra.

Dracula de Bram Stoker

El grueso argumental es similar a la mayoría de adaptaciones del personaje, partiendo del viaje del joven abogado Jonathan Harker al castillo del conde Drácula en Transilvania para cerrar la venta de unas propiedades en Londres, a finales del siglo XIX. En 1462, Drácula, miembro de la Orden del Dragón, renunció a Dios tras el suicidio de su esposa Elisabeta mientras batallaba contra los turcos, y desde entonces permanece en su castillo bajo la forma de un vampiro. Tras descubrir una fotografía de la prometida de Harker, el conde vislumbra en ella la apariencia de su fallecido amor y se propone el viaje a la capital inglesa con el fin de conquistarla.

El papel protagonista está encarnado por Gary Oldman, que borda una camaleónica interpretación del personaje en diferentes caracterizaciones (anciano, joven, monstruo...), cegado por el amor a su amada, una Winona Ryder que a principios de los 90, y con razón, era la primera elección para el perfil de la bella joven objeto de deseo. Esta película también fue uno de los títulos que lanzó a la fama al por aquel entonces prometedor Keanu Reeves, debido a su cierta capacidad para que el espectador se identificase con él. La película incorpora personajes nunca antes adaptados y da mayor presencia al excéntrico Van Helsing, el viejo doctor encarnado por un Anthony Hopkins que incluso estudió alemán para conseguir su acento. Como curiosidad, señalar que una de las imponentes vampiresas al servicio de Drácula estaba interpretada por una desconocida Monica Bellucci.

Dracula de Bram Stoker

En la estantería de clásicos

Visualmente espectacular, 'Drácula de Bram Stoker' recrea la iconografía identificada con el mito de este vampiro de forma totalmente artesanal. Respetuosa con su legado, homenajea a referentes como el clásico mudo del expresionismo alemán 'Nosferatu' (una obra maestra que todo aquel que se considere cinéfilo debería ver alguna vez) y se aprovecha de la irrupción del cinematógrafo dentro de la historia para emplear técnicas rudimentarias que sorprenden con su efectividad. Virtuoso uso del color en la fotografía de Michael Ballhaus, añadido a un exquisito juego de luces y sombras, la película también sorprende con la jugosa extravagancia de unos vestuarios cercanos a la tradición del samurai. 'Drácula de Bram Stoker' estaba destinada a ser un clásico ya desde su concepción. Una película de vampiros en toda regla, con lo que eso conlleva: sangre, mordiscos, conjuros y transformaciones, que tiene una genuina cualidad: sigue resultando tan arcaica y a la vez moderna como hace veinte años.

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