La temporada de premios es muy intensa y saca al fan que todos llevamos dentro, porque lo mismo en condiciones normales podemos reprimir ese amor infinito que sentimos por la niña de nuestros ojos, la película que ese año nos ha dado alrededor de dos horas de placer absoluto que para nosotros no tienen ni punto de comparación con el resto de propuestas cinematográficas pero, es llegar las nominaciones a los premios patrios y no hay quién nos pare.
Que si 'La novia' es lo mejor del año, que si Isabel Coixet "no hace tostones" ¡hombre por favor!, que si Javier Cámara es mucho más protagonista en 'Truman' que Ricardo Darín, que si Pe y Almodóvar "hacen una dupla excelente" y así. El conflicto se ha convertido en la conversación constante que los cinéfilos sacamos a la menor ocasión, en la cola del pan, en la parada del autobús, en los ascensores varios y por su puesto en la oficina. Seguramente la única diferencia que encontraréis entre vuestras conversaciones y las nuestras, es que aquí en eCartelera las transformamos en eCatfights para compartirlas con el mundo.
Tan sólo quedan tres días para la 30 edición de los premios Goya y el debate cada vez se caldea más, a pesar de que este año hay una clara favorita: 'La Novia'. El film dirigido por Paula Ortiz y protagonizado por Inma Cuesta, Álex García y Asier Etxeandia parece tener a toda la industria del cine de su lado, un amor que se extiende sobretodo a su protagonista femenina que también se perfila como clara ganadora. Pero ¿y si los académicos deciden decantarse por 'Truman'? ¿Y si la desgarradora interpretación de Natalia de Molina en 'Techo y comida' ha calado más de lo que parece?
La tercera edad
La polémica este año viene de la mano de dos veteranos que se han convertido en actores revelación a sus sesenta y nueve y noventa y tres años respectivamente. Fernando Colomo y Antonia Guzmán son el vivo ejemplo de que nunca es tarde para que a uno le reconozcan su trabajo, pero su nominación ha provocado risas en algunos amantes del séptimo arte que consideran una broma de la academia que se incluya en una categoría de descubrimientos a un cineasta que lleva años en la profesión y a una entrañable abuela que ni se había planteado lo de ser actriz. Al final lo bonito es que la polémica nos empuja a hablar de cine... ¡Para que queremos más!.