Dirigida nuevamente por Christopher Nolan y protagonizada por Christian Bale, Gary Oldman, Maggie Gyllenhaal, Heath Ledger, Aaron Eckhart, Morgan Freeman, Michael Caine, Eric Roberts, Anthony Michael Hall y Michael Jai White, 'El caballero oscuro' se estrenó el pasado 18 de julio en Estados Unidos, batiendo todos los récords de taquilla.
En ella, Batman regresa para continuar su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon y el Fiscal del Distrito Harvey Dent, Batman tiene como objetivo destruir el crimen organizado en la ciudad de Gotham. El triunvirato demuestra ser eficaz, pero pronto termina siendo presa del caos desencadenado por una nueva mente criminal que los aterrados ciudadanos conocen como Joker.
Creo que debo comenzar esta crítica diciendo que, a diferencia de muchos, 'Batman begins' no me terminó de convencer, ni mucho menos: encontré bastante atractiva su primera mitad, la forja del héroe, pero los excesos de su tramo final me condujeron a un inevitable desencanto. Quizá por ello, y a pesar de las entusiastas opiniones que han sido vertidas sobre esta segunda entrega del reinventado superhéroe creado por Bob Kane, un servidor albergaba cierto recelo en torno al enfoque que Christopher Nolan daría al oscuro ángel de la guarda de Gotham, dudando entre si se limitaría a componer un título de acción más grandilocuente que el anterior, o si, por contra, lograría trascender al propio personaje ofreciéndonos un producto sorprendentemente nuevo.
Pues bien, sin ánimo de duda alguno, debo decir que nos encontramos ante el segundo caso: 'El caballero oscuro' es una verdadera ópera magna dentro del celuloide superheróico, renegando con soberbia y maestría de las etiquetas que suelen acompañar a dicho género para ofrecernos una película increíblemente madura, sombría, inquietante, brillante y compleja que la distancia notablemente de productos en teoría similares.
Trascendiendo a la etiqueta superheróica
Lo cierto es que pocos combates épicos recargados de CGI vais a ver en 'El caballero oscuro', donde la trama principal de la película se nos presenta como un tenso e intrigante thriller policíaco a gran escala donde la corrupción, el terrorismo, la extorsión, las traiciones, los principios y los consecuentes dilemas morales se hallan en un lugar referencial gracias a un guión solvente, firme, coherente y milimétricamente calculado, y a unas interpretaciones notables por parte tanto de los actores principales -a excepción quizá de una algo descafeinada Maggie Gyllenhaal- como por parte del grueso de secundarios; Christian Bale vuelve a cumplir con su estoicismo característico su doble interpretación, si bien son los nombres de Gary Oldman, Aaron Eckhart y, por supuesto, un espectacular Heath Ledger, los que sobresalen por encima del resto, ofreciéndonos un repato coral soberbio con unos personajes complejos y en constante evolución, estudiada personalidad y dotados de unas líneas de diálogo encomiables para un supuesto blockbuster.
Con una puesta en escena de sobria espectacularidad, en la que -al fin alguien se da cuenta- el CGI se convierte en un recurso indispensable para recrear una atmósfera inquietantemente próxima en lugar de avasallar al espectador, Chistopher Nolan nos hace olvidar completamente el gótico Gotham de Tim Burton, adentrándonos en un universo de lóbrego y tangible esplendor en el que la ciudad y, por ende, los sucesos acontecidos, se nos presentan como un reflejo tanto de las grandes metrópolis de nuestro tecnocratizado primer mundo como de la situación de nuestro tiempo en general, en la que el dinero y el poder toman las riendas por encima de unos principios hoy por hoy utópicos en un mundo sin conciencia ni remordimientos.
Probablemente los más puristas echen de menos ese Gotham bucólico y fantástico o a ese Joker delgado y risueño, pero lo cierto es que 'El caballero oscuro' ha reinventado por completo a sus componentes, madurándolos y actualizándolos. Por contra, cabe acusar a la película de algunos defectos ínfimos en comparación con sus muchas virtudes, como puede ser el abuso de los avances tecnológicos -con un traje y unos vehículos que podrían combatir el crimen sin la necesidad del propio personaje- llegando en ocasiones a restar credibilidad al producto general; del mismo modo, la aparición y posterior evolución de Dos Caras se nos antoja harto apresurada teniendo en cuenta la reposada evolución general del film, del mismo modo que, si uno analiza su argumento con total frialdad, apreciará que el entramado, en el fondo, no es más que una mera permutación de sí mismo.
Pero, como decía, éstos no son sino lastres menores para un cómputo general que roza la excelencia, pues Chistopher Nolan no sólo ha revolucionado el género superheróico, sino que parece haber hallado la piedra filosofal que entremezcla con éxito el entretenimiento del blockbuster palomitero con el cine concebido como arte.