Parece que está de moda ambientar películas en el sur de Estados Unidos, pues en los últimos meses se han estrenado cintas como 'Bestias del sur salvaje', 'Hermosas criaturas' o 'Django desencadenado'. A ellas se une 'El chico del periódico', una película que llega a España tras haber cosechado más odios que amores.
Hillary Van Wetter (John Cusack) espera su final en el corredor de la muerte de una cárcel de Florida. Nos encontramos en el caluroso y asfixiante verano de 1969 en una ciudad de este estado del sur de Estados Unidos. Nadie cree en su inocencia salvo el periodista Ward Jansen (Matthew McConaughey) y Yardley Acheman (David Oyelowo), que regresan a la localidad natal de Jansen para investigar el caso de Van Wetter para su periódico, The Miami Times.
Allí se encuentran con la ayuda de Charlotte Bless (Nicole Kidman), una sexy y paleta mujer que tiene fascinación por los presidiarios, y que se ha enamorado perdidamente (a pesar de ser una relación epistolar) de Hillary Van Wetter. No será su único apoyo, pues el hermano pequeño de Ward, Jack, (Zac Efron) será el chófer de los periodistas y de Bless, intentado olvidar así su expulsión de la universidad. Jack Jansen se implicará así en una historia que cambiará su vida para siempre.
La cinta está dirigida por Lee Daniels, que se quedó con el proyecto de adaptar el libro de Peter Dexter 'The paperboy', arrebatándoselo a un Pedro Almodóvar que tras pensárselo decidió declinar la adaptación y concentrarse en hacer reír al personal (o no) con 'Los amantes pasajeros'. Para que el largometraje triunfara se quiso rodear de nombres potentes, y para ello no dudó en quedarse con Matthew McConaughey, Zac Efron, Nicole Kidman y John Cusack.
La interpretación es correcta en el caso de Matthew McConaughey, que parece especialista en desentrañar misterios y en ejercer de abogado del diablo, como ya hizo en 'Tiempo de matar' y en 'El inocente'. Zac Efron intenta quitarse el 'sambenito' de 'chico Disney' con papeles como el del joven Jack Jensen. Lo consigue, aunque solo a medias, pues todavía le queda mucho camino por recorrer.
Mención especial merece Nicole Kidman; la australiana deja patente que es una actriz capaz de interpretar cualquier personaje. La dulzura y elegancia que caracteriza a la oscarizada intérprete se evaporan al ponerse en la piel de Charlotte Bless, una mujer sureña sin ningún tipo de pudor, con poca visión del peligro y con menos luces que lanza fuego a una película en la que el sexo tiene una gran cabida.
John Cusack consigue hacerse odiar con la encarnación del personaje más nefasto de toda la cinta, todo lo contrario que el amor que desprende Anita; y es que sobresale la interpretación de Macy Gray, una cantante que demuestra que también es buena actriz con su papel de la fiel asistenta de la familia Jansen y que ejerce tanto de madre para Zac Efron como de narradora para la historia. Es imprescindible.
Una tensión que viene y va
Con un reparto aceptable en unos casos, y sobresaliente en otros, y con una historia con muchos ingredientes para triunfar, Lee Daniels ha construido una película de 107 minutos que pese a estar bien planteada logra perderse en numerosos momentos, lo que agota a un espectador que quizás después se reenganche en la historia, o desconecte irremediablemente.
Cuenta con escenas que logran atrapar al espectador y hacen que sienta la tensión que viven unos personajes que tienen que lidiar con el abandono, la represión, la tristeza, la melancolía y la muerte, pero es tanto lo que quiere explicar, dejando así la trama principal a un lado, que termina descolocando. Por otro lado, hay dos escenas reseñables que no pasan desapercibidas, y las dos están protagonizadas por Nicole Kidman. La primera de ellas es en una playa con Zac Efron, mientras que en la segunda (de alto voltaje) está con John Cusack, aunque rodeada por Zac Efron, Matthew McConaughey y David Oyelowo. Ninguna tiene desperdicio, como tampoco la tiene la bonita relación fraternal de los hermanos Jansen.
Todo ello, y sumado a una fotografía cercana a las películas de serie B crea una cinta que se deja ver y que entretiene, pero que quiere contar tanto que acaba creando una trama farragosa que no acaba de convencer.