Ciertamente, ni la crítica a la sociedad capitalista contemporánea ni el género del thriller resultan ajenos a la filmografía de Gerardo Herrero: títulos como 'Las razones de mis amigos', 'El lugar donde estuvo el paraíso', 'El misterio Galíndez' o 'El principio de Arquímedes' son un buen ejemplo de ello, por lo que a nadie debería extrañarle que en su nuevo trabajo, 'El corredor nocturno', el cineasta madrileño haya decidido fusionar ambas conceptos.
En esta ocasión, el director de 'Malena es un nombre de tango' se sirve de los actores Leonardo Sbaraglia y Miguel Ángel Solá para confeccionar un thriller corporativista con descaradas connotaciones fáusticas, en una revisitación del mito goethiano que el segundo ya experimentara, si bien al otro lado del espejo y con mucha más fortuna que en el presente film, con La Fura dels Baus en la más que aceptable 'Fausto 5.0'.
Solá, alma mater absoluto del film y lo único rescatable del mismo, se enfunda en esta ocasión el traje de hierático Mefistófeles para desgranar la depredación capitalista a través de la compra del alma del personaje de Sbaraglia, si bien las pretensiones del film se nos muestran tan fútiles como inocentes, en un producto sin nervio y completamente previsible, además de ocasionalmente incoherente argumentalmente hablando.
De este modo, 'El corredor nocturno' peca tanto de falta de intensidad dramática como de cierto tufo reivindicativo en su pataleta anti-sistema, en la que el dinero y el anhelo de poder -de success, como dirían los anglófonos- nos resulta cansinamente reiretativo a la par que plano, del mismo modo que su faceta de thriller no llega a intrigarnos apenas en momento alguno.
