Dirigida por Rob Schneider y protagonizada por el propio Rob Schneider junto a Jennifer Morrison, Tsuyoshi Abe, T.J. Amato, Chris Astoyan, Erik Betts, David Carradine y W. Emmet Walsh entre otros, 'Big Stan' llega este finde semana nuestras pantallas bajo el título de 'El Gran Stan, el matón de la prisión'.
En ella, Stan, un especulador aterrado ante el hecho de ir a la cárcel por culpa de un delito fiscal, tratará de aprender una misteriosa arte marcial gracias a un maestro que le instruirá.
No sin mi ano
Tras haber protagonizado títulos como 'Gigoló', 'Estoy hecho un animal' o 'Este cuerpo no es el mío', y de intervenir en numerosas películas protagonizadas por el también cómico Adam Sandler, el actor norteamericano dirige por vez primera su propia película, una muesca más en su no demasiado prestigiosa -por servirse de algún eufemismo- filmografía.
Lo cierto es que con un título como 'El Gran Stan, el matón de la prisión', uno no puede esperarse nada bueno. La película, por si alguien lo dudaba, sigue la habitual premisa de comedia idiota de títulos anteriores, si bien ese humor ocasionalmente irreverente se suaviza en un producto abiertamente destinado a todo tipo de público, a pesar de su premisa original. De este modo, Rob Schneider hace gala de su humor prototípico, edulcorando todavía más si cabe su producto, en una película zafia a matar con moralina regurgitada incluida, una suerte de inocente canto no tanto a la redención personal como a la libertad sexual y la igualdad de derechos.
Quién sabe, quizá se trate de una crítica encubierta a Guantánamo.
Así pues, un conflictivo recinto carcelario estadounidense dominado por las bandas de negros, hispanos y nazis, terminará convirtiéndose en una suerte de comunidad multicultural con ecos hippies donde el respeto por el prójimo -con números musicales incluidos- se convertirá en su principal leitmotiv.
En fin, que cada cual asuma el visionado de 'El Gran Stan, el matón de la prisión' bajo su cuenta y riesgo, si bien la película puede llegar a ser recomendable para cualquiera que no tenga absolutamente ningunas ganas de pensar en lo que circula ante sus retinas.
