George Lucas y Guillermo del Toro son dos ejemplos de directores que no dudaron en seguir su instinto para rodar dos grandes películas.
Tras el éxito de 'American Graffiti' (1972), los productores pidieron a George Lucas un nuevo proyecto. Una nueva película que consiguiera la notoriedad de la anterior y triunfara en taquilla. Lucas les propuso una idea sobre la que llevaba tiempo dando vueltas: una fantasía de ciencia ficción y aventuras, a la que titularía 'Star Wars' (1977), al estilo de los libros y series televisivas de Flash Gordon que el director leía y veía de niño y que tanto le gustaban. Y para complicarlo aún más, el público en el que pensaba eran jóvenes y adolescentes.
"Siempre he sentido fascinación por las aventuras espaciales, las aventuras románticas. Y, al terminar American Graffiti, me di cuenta de que se hacen muy pocas películas para gente entre los doce y los veinte años. Cuando yo tenía esa edad, prácticamente todas las películas se hacían para gente de mi edad. Me di cuenta de que, desde que se murieron los wésterns, no han existido películas de mitología fantástica, como aquellas con las que crecí, disponibles para gente joven", explicó Lucas en la primera entrevista que hizo sobre 'Star Wars' en la década de los 70.
Costó que los productores siguieran adelante con el proyecto. ¿Aventuras espaciales?, ¿niños y jóvenes?, ¿una producción que se preveía muy costosa? Pero el director insistió en su idea. Su instinto le decía que no se equivocaba. El mismo que le decía que los actores no debían ser conocidos ("Para poder crear una fantasía, necesitas tener desconocidos. Creo firmemente en eso"), y que necesitaba unos efectos especiales para llevarla a cabo que no se hacían en ninguna empresa en aquel entonces. Algo que le llevó a crear su propia productora con un equipo elegido para conseguirlos. El rodaje tampoco fue fácil, los actores no entendían muy bien qué tenían que hacer y lo que les pedía el director. Parecían órdenes locas, fuera de contexto. Pero Lucas sabía qué quería conseguir, qué buscaba mostrar y contar. Todo cobró sentido tras el montaje del film. Y quedó demostrado que no se equivocaba.
A Guillermo del Toro también le costó sacar adelante su nuevo proyecto tras el éxito de cintas como 'Hellboy' y 'Blade II'. Se esperaba de él que su siguiente película volviera a acercarse al tema los superhéroes, pero él tenía otra idea, que, aunque jugaba también con la fantasía y el terror, no tenía nada que ver con las dos cintas anteriores. Se titulaba 'El laberinto del Fauno' (2006), estaba ambientada en la posguerra española y criticaba el fascismo. "Me gusta pasar de películas grandes a películas más pequeñas", explicó en una entrevista para The Hollywood Reporter, "Me gusta porque te mantiene honesto y te mantiene asustado. Ambas cosas son muy importantes".
Los productores no lo veían claro: ¿qué era eso de mezclar fantasía y drama político? Eso no podía gustar al público, mejor mete más acción, hazlo al estilo de Hollywood y vamos con ello, le sugirieron. Pero su instinto le decía que no, que su idea se llevaría a la práctica como la había pensado y no claudicó ante las ofertas millonarias que le hicieron para producirla al gusto hollywoodiense. Incluso renunció a su sueldo para que ese dinero fuera destinado a la producción y creación de criaturas y sets de rodaje. "Todo lo que podía salir mal en 'El laberinto del Fauno' salió mal. Y el equipo también pensó que estábamos locos. El equipo español pensó que yo era un completo tonto en la montaña gritando tonterías", comentó en la misma entrevista.
Atrévete a seguir tu instinto
Al final, no sin varios contratiempos, consiguió rodar la cinta. Por el camino, tuvo que reescribir el personaje de Ofelia, la niña protagonista, para adaptarlo a la actriz que lo iba a interpretar y cuya prueba en el casting dejó absolutamente conmovido a Del Toro. Ivana Baquero tenía 13 años cuando se presentó a la audición, y el director imaginó a Ofelia como una niña de entre 8 y 10 años. Estaba seguro de que reescribir el guion para que Ivana fuera la protagonista sería un acierto. Más de 20 minutos de aplausos en el estreno del film en Cannes le demostraron que tenía razón.
Lucas y Del Toro son dos ejemplos de hasta dónde nos puede llevar el instinto si nos atrevemos a seguirlo. La misma fuerza que impulsó a Félix Azpilicueta hace más de 140 años para perseguir su sueño de hacer vinos y crear una bodega, Bodegas Azpilicueta, que se convirtiera en un referente nacional e internacional, a pesar de todos aquellos que le decían que no podría hacerlo en los terrenos que había heredado en La Rioja.
Instinto es el vino que rinde homenaje a su creador y a la fuerza que nos impulsa para conseguir nuestras metas, por difíciles que sean. Y alrededor de él gira la campaña protagonizada por Antonio de la Torre para dar a conocer el vino. Seis historias de personas como cualquiera de nosotros que se atrevieron a seguir su instinto y alcanzaron el éxito y sus sueños, representadas en la figura de un actor, un cantante, una pintora, una grafitera, un diseñador y un pionero, el propio Félix Azpilicueta.