Dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Angelina Jolie, Jeffrey Donovan, Colm Feore, John Malkovich, Amy Ryan, Michael Kelly, Jason Butler Harner, Gattlin Griffith y Riki Lindhome, 'El intercambio llega mañana mismo a nuestras pantallas.
La película gira en torno a una mujer cuyo hijo se perdió en Los Angeles en la década de los años veinte. En un grave error, la policía devolverá a la mujer el hijo equivocado, lo que provocará que ésta sea ingresada en un hospital psiquiátrico. Una vez que la justicia reconoce que su verdadero hijo fue asesinado por un violador de menores, la mujer iniciará una lucha sin cuartel por para hundir al alcalde, el jefe de policía y varios oficiales corruptos.
Como cabía esperar, 'El intercambio' supone un nuevo paso en la filmografía de Clint Eastwood como director, uno de esos pasos que no van ni hacia atrás ni hacia adelante, sino que se mueven entre visillos tratando de completar su visión sobre el mundo.
De este modo, ciertas teméticas recurrentes en la más reciente filmografia de Eastwood vuelven a aflorar con mayor o menor énfasis en 'El intercambio', resonando en ella ciertos ecos de títulos como 'Mystic River', 'Million Dollar Baby', 'Banderas de nuestros padres' o incluso 'Un mundo perfecto', título que, con no poca ironía, podría encajar a la perfección con la película que nos atañe.
No sin mi hijo
Clint Eastwood nos ofrece una película dirigida con esa habitual maestría que nos mantiene pegados a la butaca duarnte casi dos horas y media, siguiendo ese -psicológico y burocrático- via crucis interpretado con sorprendente verosimilitud por una Angelia Jolie verdaderamente esforzada, respalada por unos magníficos John Malkovich y, sobretodo, Jeffrey Donovan.
Dividida en tres claros segmentos, en los que Eastwood vuelve a recurrir a la alternancia entre el drama y el thriller como elemento de distensión, en particular en un desasosegante tramo central centrado en el personaje interpretado por Jason Butler Harner, el director de 'Million Dollar Baby' retoma temas recurrentes en su filmografía como la pérdida de la inocencia, la impotencia ante la corrupción institucionalizada y, por ende, un canto final a la Justicia con mayúsculas que, por desgracia, puede que a más de uno se le antoje excesivamente hollywodiense.
A pesar de ello, Eastwood nos ofrece una película maravillosa en términos generales, con una puesta en escena encomiable filmada con frías tonalidades y algo más luminosa a lo que nos tiene acostumbrados, abarcando drama, suspense, denuncia, locura, pérdida de la inocencia y corrupción sin caer en momento alguno en los entresijos más edulcorados de sus muy diversos géneros, manteniendo al espectador absorto en diversos estados de ánimo a lo largo de su dilatado metraje, del dolor al miedo, de la ira a la impotencia, del suspense a la desolación.
