Después de dirigir la comedia 'Pata negra' en 2001, y de estar tras las cámaras en series de televisión como 'Manolito Gafotas' o 'Las aventuras del Capitán Alatriste', Luis Oliveros llega a la gran pantalla con 'El jugador de ajedrez', la apuesta más fuerte de su carrera. Un drama ambientado en los años treinta que reúne una combinación de amor, franquismo, nazismo y ajedrez, y que el director presentó en el reciente Festival de Málaga 2017.
La historia está basada en el libro homónimo de Julio Castedo y ha tardado 8 años en ver la luz, dada la dificultad técnica del proyecto. Para interpretar a Diego Padilla, el campeón jugador de ajedrez protagonista, Oliveros escogió al encantador Marc Clotet, a quien ya habíamos visto interpretando a un guerrillero de la España franquista en 'La voz dormida' de Benito Zambrano. Clotet, quien no ha dejado de crecer como actor desde que comenzó su carrera, irradia naturalidad y frescura en su interpretación, que quizá no es demasiado arriesgada, pero sí está llena de ternura y de verdad.
En la primera parte de la película, Melina Matthews y Alejo Sauras completan el casting principal, y el trío crece en complicidad, rebosando amor y buen rollo (quizá la cinta avanza demasiado rápido en este punto). Curiosamente, Diego Padilla enamora a su Marianne Latour en una noche y escenas parecidas a las que protagonizaron Guido y Dora en 'La vida es bella', una pareja judía que también se vio truncada por culpa del dominio nazi.
Siguiendo con la película, la Francia ocupada y los alemanes nazis comienzan a hacerse con la historia, impregnando este ambiente idílico antes descrito de tintes oscuros, de palizas, vejaciones y sufrimiento. Sin embargo, ahí está la luz de Clotet y su personaje, que aun lleno de miedo sobrevive a todo lo que le toca hasta que no le quede ninguna de sus fichas por jugar.
El ajedrez, una guerra en miniatura
Como pasara con otras películas que trataron la ocupación y el extermino nazi como 'La vida es bella' o 'El pianista', donde personajes judíos conseguían sobrevivir un poco más gracias a aptitudes propias que los nazis necesitaban (Guido como camarero y Szpilman tocando el piano), 'El jugador de ajedrez' también usa ese recurso con Diego Padilla. La afición del imprevisible coronel Maier a este complejo deporte de mesa hará que el protagonista pueda sortear la muerte en cada partida, como si de una jugada global para salvar su vida se tratase.
La banda sonora y la dirección de fotografía también son dignas de destacar en 'El jugador de ajedrez', ya que están muy bien cuidadas para dar en cada escena el tono y la intención que se quiere contar. Además, la película cuenta con la mezcla de tres idiomas: español, francés y alemán, sin ningún tipo de doblaje, algo difícil de lograr y que aporta dinamismo a la estructura de la trama.
Salvando sus puntos fuertes, sí que es cierto que 'El jugador de ajedrez' no aporta demasiada novedad y a ratos pierde su ritmo e interés. Hay que saber llevar la película e introducirse dentro de su atmósfera desde un principio, sabiendo que no se pueden esperar grandes giros o elementos de acción. Si el espectador llega con ella hasta el final, se sorprenderá y conmoverá a partes iguales.
Nota: 7
Lo mejor: La ternura que sobrevive a los momentos más duros
Lo peor: No tiene demasiado ritmo