El cine francés vive un gran momento. La correlativa exposición de ideas novedosas lleva años colmando las taquillas francesas y de medio mundo. Directores como Laurent Cantet, François Ozon, Olivier Nakache o Éric Toledano hacen que los espectadores tomen muy en serio este tipo de cine por encima de los típicos blockbuster.
'El precio de la fama' engancha de principio a fin. Una obra tremendamente original que cumple por todos sus costados. Un elenco excepcional, un guión estructurado, una banda sonora a la altura y un mensaje potente hacen de esta película algo totalmente diferente a lo visto hasta ahora.
Moliére y su espíritu hacen mella en el desarrollo del guión con ciertas alusiones a la comedia francesa por excelencia. A este buen guión (aunque algo confuso por momentos) se le une la conmovedora actuació del dúo protagonista: Benoît Poelvoorde (Eddy) y Roschdy Zem (Osman). Ambos deleitarán al público con sus torpezas y su espíritu superviviente. Este filme supone en definitiva una oda al cine (y a la persona) de Charles Chaplin.
Se basa en una historia (aunque cueste creerlo) basada en un hecho real. En los años 70, dos amigos, uno de ellos recién salido de la cárcel (Eddy) y el otro con una situación económica y familiar horrible (Osman) se reúnen e intentan salir adelante en medio de una crisis existencial y económica. Cuando se enteran de que el rico y envidiable Charles Chaplin acaba de fallecer a Eddy se le ocurre una idea: robar su cadáver y pedir un rescate.
'El precio de la fama' entremezcla la comedia francesa y el dramatismo social en una época de transición, donde la emigración y la pobreza son algo habitual. Xavier Beauvois dirige y escribe esta cinta cargada de magia y emoción. Un punto a favor para el aclamado director francés.
Sostenida en gran parte por su pareja protagonista Poelvoorde-Zem, el largometraje ofrece una visión cercana del existencialismo social y la incertidumbre ante un futuro bastante oscuro. La sola idea de robar un cadáver ya resulta demencial a la par que desternillante, más aún si se tiene en cuenta el modus operandi de estos individuos. Las alusiones a Chaplin y a su vida son constantes lo que encantará a los fans del afamado cineasta.
La capacidad de evolucionar y cultivarse como persona aparece latente en la figura de Samira (Séli Gmach), hija de Osman que tiene que observar como su vida se va a pique junto con la de su desesperado padre. Osman comienza con una actitud depresiva y seria hasta que el agujero negro al que se aproxima su vida le obliga a hacer algo que no quiere y que le cambia la vida. La presión popular y el sensacionalismo puro y duro se dan cita en cuanto el dúo protagonista se ve en la posibilidad de ser descubiertos.
Interesante producto final
Como contrapunto, la etapa final en la que Eddy decide rehacer su vida deja tras de sí un halo de estupor en el público. ¿Cómo un personaje tan perdido y vividor termina así? No sabe, no contesta. Un resultado óptimo cuyo toque a la francesa y su encantadora banda sonora nos deja un resultado final bastante apetecible.
Didáctica, sorprendente y puramente emocional. Así se nos presenta El precio de la fama, película que hará sentir la magia del cine sin tener que exigir algo excepcional.