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CRÍTICA

'El reino del planeta de los simios' honra el legado de César sin olvidarse de trepar su propio árbol

Wes Ball ('El corredor del laberinto') abre de nuevo las puertas del mundo dominado por simios con una notable décima entrega que marca el inicio de una trilogía.

  • El equilibrio entre pasado y presente es una de las mayores virtudes del proyecto, que se estrena en cines el 10 de mayo
  • Wes Ball recuerda el legado de César a través de un enfoque casi mítico muy interesante
  • En el fondo de 'El reino del planeta de los simios' se gesta el próximo gran evento de la franquicia
Por Eduardo Cardenal Hernando Más 8 de Mayo 2024 | 17:03
No sé qué disfruto más, ver películas o hablar sobre ellas. Si no veo una al día, me entra el mono.

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Owen Teague como Noa en 'El reino del planeta de los simios'
Owen Teague como Noa en 'El reino del planeta de los simios' (Disney)

En 1968, Stanley Kubrick revolucionó la ciencia ficción con el estreno de '2001: Una odisea del espacio', pero aquel mismo año aterrizó en cines otro título del género que también acabó ganándose su lugar en la historia del cine (literalmente, forma parte del Registro Nacional del Cine): 'El planeta de los simios'. De su éxito nacieron cuatro secuelas directas entre 1970 y 1973, un remake dirigido por Tim Burton en 2001 y la trilogía protagonizada por Andy Serkis como el icónico César entre 2011 y 2017.

Siete años después de que Matt Reeves pusiera punto y final al viaje de César y compañía, el 10 de mayo Wes Ball ('El corredor del laberinto') nos abre de nuevo las puertas de este mundo distópico (utópico para los simios) con 'El reino del planeta de los simios', décima película de la saga y primera entrega de una nueva trilogía. Ambientada unos tres siglos después de la anterior, una época en la que los pocos involucionados humanos que quedan ya no son una amenaza. Noa, un joven primate que no conoce la vida más allá de su clan, emprende una peligrosa aventura a la par que un cruel tirano construye un imperio.

Reinventarse o morir

Si por algo se caracteriza la franquicia, a excepción de una versión de Burton que no abandonaba el territorio ya explorado, es por tratar que cada proyecto innove respecto al anterior dándole una vuelta de tuerca al concepto del tiempo donde los simios son la especie dominante.

Independientemente de que el intento funcionase mejor (como 'Huida del planeta de los simios' o la trilogía de César) o peor ('La batalla por el planeta de los simios'), la mentalidad de "reinventarse o morir" la convierte en una saga atractiva aun con sus baches. Y la búsqueda de originalidad, sea con tropiezo de por medio o sin él, debe aplaudirse, sobre todo en franquicias comerciales ya asentadas que pueden estirar el mismo chicle que les asegura cumplir en taquilla. 'El reino del planeta de los simios' no defrauda a sus predecesoras y, aunque también con baches, abraza su pasado a la vez que apuesta por su propio futuro.

'El reino del planeta de los simios'

La primera declaración de intenciones con la que Ball adelanta que quiere una nueva historia y no una simple continuación de 'La guerra del planeta de los simios' es ambientar el proyecto cientos de años después de esta. Decide separarse tanto de un conflicto ya demasiado atrás en el tiempo que puede crear uno de cero con la libertad que le concede no tener que atarse al pasado. Gracias a ello, no importa que estemos ante la décima entrega de una saga, 'El reino del planeta de los simios' nos sumerge en un mundo nuevo del que lo único que conocemos es que los simios lo dominan desde hace siglos, el resto está por descubrir.

Alejarse de las entregas anteriores permite a Ball introducir originales ideas a la saga como que, con el inevitable crecimiento de la población y paso del tiempo, los simios ya no tienen una única forma de vida. Están divididos en clanes con diferentes culturas y costumbres, como puede ser el especial vínculo del hogar del protagonista con las águilas o del antagonista con la historia humana. El viaje de Noa lo lleva por derroteros que no permiten explorar muchos más, pero la posibilidad de conocerlos en un futuro, como si se tratara de los diferentes Na'vi en 'Avatar', es una buena carta que puede jugar la trilogía en sus próximas películas.

'El reino del planeta de los simios'

"César está en casa"

Han pasado trece años desde que viéramos cómo César se despedía de su dueño en 'El origen del planeta de los simios' con un épico "César está en casa", una de sus primeras frases. Con ella sentenció su tiempo como mascota para convertirse no solo en el responsable de su vida, sino del futuro de su especie. Consciente del enorme impacto de este personaje en la saga, Ball encuentra con éxito la forma de honrarlo incorporando su legado a la trama, pero sin olvidarse de trazar su propio camino.

El director no recurre a ello para llevar la película a un terreno seguro desde el que ganarse al público con nostalgia, hace de César una herramienta con la que conocer el presente y mirar al futuro a través del pasado. En lugar de decantarse por que Noa o su clan estuviesen profundamente unidos a él o a sus ideales, Ball convierte a César prácticamente en un ser mitológico del que los protagonistas no saben nada. La forma de recordar, mediante un enfoque casi mítico muy interesante, sus principios sobre la moralidad, la decencia y su relación con los seres humanos es uno de los puntos más solidos de 'El reino del planeta de los simios', que incluye cada conexión con el pasado con sumo cuidado.

Todavía le aporta más fortaleza, a la vez que misticismo, que el cineasta no pretende en ningún momento sustentar su película en ello, sabe perfectamente cuándo entrar en materia. No abusa del tema, no tiene prisa en introducirlo ni le da apuro desprenderse. De hecho, incluye el impacto de César de una forma tan orgánica que molesta la brusquedad con la que se olvida de él, causando cierta sensación de inconclusión en esta subtrama.

'El reino del planeta de los simios'

La idea de César como leyenda se presenta a través de Raka, el personaje secundario más interesante de la historia y con el cual Ball dota de cierto secretismo a un tema familiar para el público. Apena que, más allá de Raka, el resto de personajes secundarios cercanos a Noa no despierten el mismo atractivo que él ni que sus equivalentes en la anterior trilogía, como podían ser Maurice, Koba o Rocket, que enriquecieron enormemente las películas independientemente de tener mayor o menor peso en ellas.

Nunca olvides de dónde vienes

Por la cercanía de sus fechas de estrenos, así como por sus conexiones narrativas, es inevitable contrastar 'El reino del planeta de los simios' con los proyectos protagonizados por César. Pero Ball nos recuerda que la saga nace de la fantástica primera entrega de 1968 con escenas que beben de ella. El director homenajea el filme de Franklin J. Schaffner con paralelismos incluidos no de forma gratuita, sino en beneficio de su relato, demostrando una vez más que el equilibrio entre pasado y presente es una de las mayores virtudes del proyecto.

'El reino del planeta de los simios¡

Ball no se aproxima a 'El reino del planeta de los simios' como una película ambientada en un tiempo imposible en el que poder dar rienda suelta a sus ideas más locas, le interesa introducir problemas y conflictos próximos a nuestro mundo. Esto resulta en una historia cercana a un realismo fantástico y de ciencia ficción que permite al público entrar fácilmente en ella, tanto a amantes de estos géneros que disfrutan de la evasión de lo mundano como a quienes suelen preferirlos más pegados a la realidad.

Aunque menos adulta que sus predecesoras, no deja de lado temas tan delicados como la esclavitud o la aniquilación de aldeas, por mucho que su enfoque no tenga la crudeza de 'La guerra del planeta de los simios'. Sí que se echa en falta, dentro de la solemnidad que Ball consigue, ciertas escenas en las que la carga épica que se gesta paulatinamente explote, como fue el mítico "No" que César grita en 'El origen del planeta de los simios'.

Parte de la pérdida de la épica de 'El reino del planeta de los simios' se debe a que su tercer acto es la rama más débil del tronco. Mientras que la presentación al nuevo mundo en el primero y el viaje que emprende Noa en el segundo se ejecutan a un ritmo ideal, donde Ball no tiene problema en tomarse su tiempo, el desarrollo del último peca de apresurado y caótico. Aunque en él descubrimos atractivas ideas como la obsesión del villano con la historia humana, además de disfrutar de más tiempo en pantalla de este interesante personaje, es el tramo más irregular por su bombardeo de nueva información. Algunos conceptos aterrizan bien, pero a otros les perjudica entrar en juego tan tarde y sin el metraje necesario para ahondar en ellos.

'El reino del planeta de los simios'

Este sabor agridulce del tercer acto se rebaja gracias a que en él conocemos a Próximus César, antagonista cuyo amplio conocimiento sobre el mundo anterior casa a la perfección con la nula idea sobre él que tiene el protagonista. Kevin Durand ('Perdidos', 'X-Men Orígenes: Lobezno') encuentra con su interpretación el tono perfecto para dar vida al simio más humano de la cinta, un villano carismático a la vez que imponente que hace de su elocuencia y manipulación su mayor arma. Lejos de ser un personaje olvidable, pues es de los más sugestivos, no se saca del todo partido a su gran potencial, al que también pasa factura empezar a profundizar en él tan tarde.

El humano detrás del simio

Completan el reparto principal Owen Teague ('To Leslie') y Freya Allan ('The Witcher'), intérpretes que bordan su cometido. Jugando con su postura corporal, la actriz es una humana salvaje y animalizada a la que también da dignidad cuando el guion lo requiere, mientras que en el rostro de Noa reconocemos la mirada y facciones de un actor que mueve a su personaje con destreza entre la inseguridad, el miedo, la duda y la confianza, haciendo de su interpretación un elemento clave en la evolución del personaje.

Reconocer a Teague en Noa a la vez que el simio en pantalla tiene identidad propia es posible por el altísimo nivel del CGI, cumplido que no es nuevo en la saga. Wes Ball, artista de efectos especiales convertido a director, hace alarde del gran resultado no escatimando en primeros planos del rostro de los primates. Planos que, entre el buen trabajo de los actores con el traje de captura de movimiento y la enorme labor en posproducción con el CGI, nos regalan miradas y expresiones tan realistas como vehementes.

'El reino del planeta de los simios'

Sin dejar de plantear nuevos dilemas sobre el tema abiertos a explorarse con profundidad en un futuro, 'El reino del planeta de los simios' coloca en un segundo plano la relación humanos-simios para centrarse en la clásica aventura del héroe en potencia que teme no estar a la altura. Lo hace a través de un cautivador viaje con el que descubrirse a sí mismo y al mundo que lo rodea, con el que fortalecer vínculos con su hogar a la par que expande su horizonte más allá de este. Un viaje que prioriza el desarrollo del personaje antes que los grandes eventos en los que sumergirlo, aspecto crucial que beneficiará a estos mismos en próximas entregas. Un viaje que demuestra que si detrás de un árbol hay un equipo que lo riega con pasión y cuidado pueden continuar naciendo ramas fuertes, no importa cuántos simios se balanceen por ellas.

'El reino del planeta de los simios' se estrena en cines el 10 de mayo.

8
Lo mejor: El balance entre pasado y presente. Las ganas de reinventarse. Los efectos especiales.
Lo peor: El apresurado desarrollo del tercer acto. Los personajes secundarios.