Fue durante la década de 1960 cuando lo que conocemos como cine de terror independiente se empezaba a institucionalizar como tal (podemos remontarnos a las producciones de Val Lewton y Jacques Tourneur para encontrar su origen), siendo sus patrones de realización empezando a ser repetidos por cineastas independientes que trabajan al margen de los estudios, motivo que convierte a algunos títulos en un símil en lo que a los medios monetarios se refiere. Este carácter independiente es el que ha otorgado cierto estatus de culto a algunos de esos títulos, tomados como ejemplos más reflexivos y que no únicamente se trataba de películas de consumo rápido. Claros son los casos de 'El carnaval de las almas' o 'Spider Baby'.
La primera, rodada con un presupuesto de 33.000 dólares, pasará a la historia por su atmósfera malsana, reivindicada por el mismísimo David Lynch. La segunda, rodada en menos de dos semanas con 65.000 dólares de presupuesto, supone un primer acercamiento a un subgénero que sería harto explotado durante las décadas de 1970 y 1980: el american gothic. Si bien 'El carnaval de las almas' juega con el surrealismo en pro del terror, en 'Spider Baby' aparece el referencialismo dentro del propio género. Protagonizada por Lon Chaney Jr., la cinta realiza varios homenajes a 'El hombre lobo' de 1941, seguramente el más famoso título protagonizado por Chaney, quien además canta una versión del Monster Mash de Bobby Pickett durante los títulos de crédito iniciales.
Los años que proseguirán serán los que servirán de inicios para algunos de los nombres que se consagrarán como principales figuras del cine de terror. George A. Romero conseguía fundar una compañía, gracias a la cual pudo rodar con un presupuesto de 114.000 dólares (que bien podría ser el de cualquier producción de serie B) 'La noche de los muertos vivientes'. El padre del zombi moderno continuó trabajando con pequeños presupuestos en sus siguientes producciones de horror; tanto 'La estación de la bruja' como 'Los crazies' y 'Martin' sirven para entender hacia donde se dirige ese cine independiente de género, que empieza diferenciarse de la serie B de estudio y entre el que destaca la mayor libertad creativa de la que disponen sus creadores.
Del mismo modo en que la Guerra Fría había estado dotando al cine de una mitología propia de la época, el malestar de principios de los años 70 en Estados Unidos derivado de la guerra de Vietnam, la crisis del petróleo y el escándalo de Nixon y el Watergate, hace que surja un título representativo de la época: 'La matanza de Texas' de Tobe Hooper. Con un presupuesto de poco más de 80.000 dólares, llegó a conseguir una recaudación de más de 30 millones, hecho que conviritó a Hooper en uno de los realizadores a tener en cuenta para el futuro del cine de terror y a la película, que ya ha hecho correr ríos de tinta en lo que la historia del cine se refiere, en uno de los emblemas para la generación de directores que vendrán a posteriori.
La nueva generación indie
Dando un salto en el tiempo hasta la presente década, y después de la revolución que supuso 'El proyecto de la bruja de Blair' como hito independiente (y por el traspaso del celuloide al digital en el terror) en 1999, durante los últimos años han sido muchas las voces dentro del género que se han alzado como las más idóneas para abanderar esa forma de entender el horror al margen del cine más mainstream, y que tal y como pasó con las producciones de Romero o Hooper, han funcionado como nueva forma de entender los códigos del propio género.
Títulos como 'It Follows', 'La bruja' o 'La invitación' no solo han encandilado a público y crítica, sino que ha sido a través de su recorrido por festivales cuando se ha dejado claro que la tendencia en el propio terror sigue estando en contar propuestas novedosas y que pocas veces habíamos visto en pantalla en tanto esplendor, es por ello que podemos decir que, a día de hoy, el cine de horror puramente indie nos sigue regalando buenos ejemplos con los que estremecer al público, ahora que ya podríamos dar por enterrado del todo al mumblegore.
Para muestra de ello, nos encontramos con 'The Lighthouse', el próximo film de Robert Eggers (el artífice detrás de esa pesadilla de folk horror llamada 'La bruja'), que fue presentado en la pasada edición de Cannes y cuya trama nos lleva hasta la Nueva Inglaterra de finales del siglo XIX, donde Willem Dafoe y Robert Pattinson encarnarán a dos fareros que deberán hacer frente a los horrores que ante ellos se presentan en una isla aparentemente desierta. Sin con su ópera prima, Eggers conseguía poner a Sundance a sus pies, con esta ha logrado el FIPRESCI y se ha coronado como maestro del horror actual sin contemplaciones, pues quienes ya la han podido ver han llegado a afirmar que es todo lo que podíamos esperar de su realizador.
Otro título que ha conseguido levantar expectación tras su paso por un certamen ha sido 'The Lodge', la nueva propuesta de Veronika Franz y Severin Fiala (los directores de la brutal 'Goodnight Mommy'), que tras su paso por Sundance se ha posicionado como uno de los casos de hype que la comparan (una vez más) con 'El resplandor'. En ella, Riley Keough es Grace, una mujer que se encontrará atrapada por una nevada en una casa alejada de toda civilización junto a los hijos de su nueva pareja. Será entonces cuando los traumas del pasado de ella salgan a la luz y su comportamiento empiece a adquirir una aterradora forma con tintes de pesadilla para los dos hermanos.
También en Sundance nacía 'Bosque maldito', dirigida por Lee Cronin y que pone a Seána Kerslake como madre sufridora de una trama que nos recuerda a 'La otra hija', el título de horror basado en un relato de John Connolly que hablaba de dopplegängers e hijos intercambiados por entidades primigenias, y que será una de las películas que se añadan a la colección de film de terror con niño diabólico en 2019 junto a 'The Prodigy' o 'El Hijo', y que llegará a los cines este verano.
Haciendo mención a esos dobles malignos, reciente ha sido el éxito y buena acogida de 'Nosotros', la nueva película de Jordan Peele tras ganar el Oscar al Mejor Guion por 'Déjame salir' (otro de los ejemplos recientes de terror indie que traspasó fronteras). Ha sido el propio Peele quien se ha deshecho en elogios hacia 'Midsommar', el segundo largometraje de Ari Aster.
En 2018, Aster daba un golpe sobre la mesa con 'Hereditary', etiquetada (y no nos extraña) como "'El exorcista' de esta generación", y que reflejaba en pantalla un horror casi inexplicable, apoyado por una composición de planos y una minuciosidad a la hora de detallar sus secuencias totalmente incuestionable. Ahora, el director cambia la oscuridad de aquella para darnos lo que podría ser un nuevo renacer del folk horror (en cierta medida, como hijo Eggers con 'La bruja' en 2015) con un título de pesadilla a la luz del día, en el que una pareja en crisis llega hasta una remota localidad sueca, donde cada noventa años se celebra un festival de verano, el cual lleva implícitas una serie de actividades mas perturbadoras de lo que el propio Christopher Lee tuvo que afrontar en 'El hombre de mimbre'.
También con estreno previsto para este verano, 'Midsommar' promete ser uno de los platos fuertes de este año, el cual vendrá de la mano de A24 Films, la compañía que lleva ya unos años produciendo y distribuyendo algunos de los títulos más sugerentes del género (también produce 'The Lighthouse' y distribuye 'Bosque maldito' en USA), por lo que bien podríamos establecerla como esa especie de faro guía dentro el actual panorama del horror indie, y a la que habrá que seguir siguiéndole la pista muy de cerca.
