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PRECRÍTICA

'El tren de las 3:10', ¿el western ha muerto?

Va a ser que no. Russell Crowe y Christian Bale bordan un notable remake de la película de Delmer Daves.

Por Óscar Martínez 4 de Septiembre 2008 | 11:17

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El pasado 7 de septiembre (de 2007) se estrenó en Estados Unidos '3:10 to Yuma', película dirigida por James Mangold y protagonizada por Russell Crowe, Christian Bale, Logan Lerman, Dallas Roberts, Peter Fonda, Ben Foster, Vinessa Shaw y Luke Wilson entre otros.

Remake de 'El tren de las 3:10' de 1957, dirigido por Delmer Daves y protagonizado por Glenn Ford y Van Heflin, la película nos sitúa en Arizona, a finales de 1800. El ranchero Dan Evans, con la aspiración de conseguir una recompensa que alivie sus penurias económicas, decide colaborar en la captura del peligroso forajido Ben Wade , reteniéndolo en su rancho y transportándolo junto a otros cuatro hombres a Yuma, hasta que llegue el tren de las 3:10 que le trasladará a prisión.

No estaba muerto, estaba de parranda

Parece que el género del western, deshauciado desde hace bastantes años, últimamente parece estar teniendo una suerte de segunda juventud, y es que en los últimos años nos hemos encontrado con, por ejemplo, la deliciosa serie 'Deadwood', o la maravillosa 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford', productos notables y muy lejanos del característico spaguetti western de dudosa calidad, y con un afán de devolver la mística perdida al legendario salvaje oeste.

Pues bien, '3:10 to Yuma' bien podría añadirse a esta pequeña lista, una película redonda, que no perfecta, llena de momentos inolvidables, una banda sonora con regusto a clásico, y una puesta en escena fiel y, sobretodo, casi devota en su afán de conferir seriedad a un género que debe competir con superhéroes en pijama y demás.

Pero si hay algo que despunta por encima de todo en '3:10 to Yuma', es sin duda un inconmensurable Russell Crowe, que interpretativamente hablando devora sin despeinarse a un Christian Bale algo estático y carente de voto, erigiéndose como epicentro tanto de la película como de nuestras miradas. Ciertamente, las líneas de diálogo de uno y otro favorecen considerablemente al primero, si bien tampoco debe uno quitarle méritos a una interpretación encomiable, que logra llenar la pantalla con su sóla presencia, o canturreando un simple They're gonna hang me in the mornin'...

La primera mitad de película es sencillamente perfecta, con una introducción de los personajes verdaderamente lograda y un ritmo brioso, con una tensión palpable a cada instante y un Ben Foster que, junto a Crowe, se erige como lo mejor de '3:10 to Yuma'. Por desgracia, su tramo final, pese a ser el supuesto momento álgido, queda algo desvirtuado por su desenlace, para un servidor no del todo satisfactorio pero que, como contrapartida, nos ofrece los únicos instantes en los que el duelo interpretativo entre Russell Crowe y Christian Bale está algo equilibrado.

Una muy buena película. Totalmente recomendable.