Es tiempo de cambios en Las Encinas. Después del segundo asesinato de uno de sus protagonistas, y de despedir a algunos de sus alumnos más fuertes, el colegio más pijo del catálogo de Netflix está preparado para buscar nuevas caras que recuperen nuestro interés tras una tercera temporada quizás demasiado continuista. Con cambios delante y detrás de las cámaras, hay que señalar que la cuarta temporada de 'Élite' sí logra traer de nuevo frescura a los pasillos del colegio. ¿Pero será suficiente para que sigamos enganchados a los dramas de Samuel y compañía?
Carlos Montero se queda solo al frente en esta temporada e incorpora también a Eduardo Chapero-Jackson y Ginesta Guindal como directores o a Esther Morales como guionista. Y aunque la estructura sigue siendo idéntica a las temporadas anteriores, con un misterio que se va desvelando capítulo a capítulo mientras vemos cómo hemos llegado a ese trágico momento, hay un montón de señas de que han apostado mucho más por impulsar a sus personajes y sus relaciones, y por empezar a explorar nuevos caminos. Empezando por los nuevos alumnos.
Perder a pesos pesados como Ester Expósito o Danna Paola es un duro golpe para 'Élite'. No solo eran dos de las mejores actrices que tenía el reparto de la serie, con su talento conseguían que sus personajes sobresalieran en el reparto. Y se les seguirá echando de menos, pero por suerte las nuevas incorporaciones vienen con ganas de dejar su marca. Sobre todo la familia Blanco, capitaneados por Diego Martín como el nuevo director del colegio, cuya intención es recuperar el prestigio perdido por la institución académica. Los que vienen pisando fuerte son Ari (Carla Díaz), Mencía (Martina Cariddi) y Partick (Manu Ríos). Estos tres hermanos aportan ese punto de novedad y misterio que los veteranos ya no tienen. De primeras pueden recordar a algunos de los personajes que se han ido. Ari suena responsable como lo era Nadia (Mina El Hammani), y Patrick un narcisista como Valerio (Jorge López). Pero pronto empezarán a desplegar sus propios encantos y lo hacen con la suficiente energía como para que nos quede claro que no han venido como personajes puntuales de los que nos despediremos al finalizar la temporada: ellos son el futuro de 'Élite'.
Digo esto porque a los que sí les empiezo a notar que están dando sus últimos coletazos son a los protagonistas que ya conocíamos, sobre todo a los que llevan desde el primer capítulo. Aunque Samuel (Itzan Escamilla) por fin se encuentre sin un drama detrás, ya sea la muerte de la chica que le gusta o su situación económica, por mucho que Omar y Ander (Omar Ayuso y Arón Piper) puedan por fin vivir su relación sin enfermedades o padres homófobos que les frenen y lo hagan con la madurez que les han dado los dramas previos, pronto todos empiezan a caer en situaciones que ya hemos vivido con ellos o lugares comunes. Resulta difícil con lo arraigados que están en la serie y en los corazones del público, pero pronto los nuevos nos robarán la atención. Los encantos de Patrick, el torbellino que es Mencía o las capas que oculta Ari bajo ese papel de niña buena son pura gasolina para la serie, y están fantásticamente integrados en las historias de los veteranos.
Además de los tres hermanos Blanco también se incorpora a la serie Pol Granch con el personaje que más consigue llevar a la serie por nuevos terrenos. El príncipe Phillippe viene de una monarquía europea a España para estudiar en Las Encinas. No os preocupéis, que está explicado por qué una casa real mandaría a su heredero a un colegio tan problemático como este. Su estatus privilegiado incluso por encima de los niños ricos hace que 'Élite' se acerque más que nunca a 'Gossip Girl' con los bailes de gala y una mayor presencia de la moda. También ayuda a llevar a Cayetana (Georgina Amorós) por nuevos derroteros, manteniéndola fiel a lo que hemos visto de ella antes pero permitiéndole demostrar que está en un lugar muy diferente. Ella y Rebeka (Claudia Salas) son las que más espacio tenían todavía para crecer, y aprovechan la oportunidad con sus nuevas tramas. Salas, que quizás no tiene un argumento súper sorprendente, despunta como la mejor actriz del grupo, dejándonos ver las inseguridades y miedos de Rebeka y prendiendo fuego a la pantalla con la química que destila junto a Martina Cariddi, un tema que, por cierto, está tratado con absoluta naturalidad.
¿Y ahora qué?
La cuarta temporada de 'Élite' mantiene sus señas de identidad como una banda sonora potente y actual, un diseño muy logrado y ese objetivo claro de entretener y cautivar por encima de todo, sin buscar tres pies al gato. Esa fórmula se mantiene eficaz, aunque ni todas las caras nuevas del mundo pueden salvarla de una cierta sensación de repetición. Es decir, sigue siendo una serie muy entretenida, pero por ejemplo el misterio de esta trama, por mucho que intenten darle alguna vuelta, ya no sorprende, ni interesa en general. Creo que de eso eran muy conscientes a la hora de presentarlo porque ocupa muy poco en cada uno de los cuatro capítulos que nos han permitido ver antes del estreno. Está claro que eso es totalmente secundario y que lo importante siguen siendo las relaciones entre las chicas y los chicos y su día a día en el colegio, el club náutico o la discoteca. Por eso volvemos, en realidad. Ahora ya estamos demasiado metidos en sus vidas como para necesitar un misterio para engancharnos. Pero es posible que 'Élite', aun con todos los cambios que ha hecho para mantenerse novedosa y sorprendente, necesite giros más radicales si, de verdad, quiere durar muchas temporadas más. Por lo pronto ha demostrado que pueden incorporar caras nuevas y que casi se nos olviden los que ya estaban, algo tremendamente complicado en este tipo de historias. Y quizás así puedan asegurarse nuestro interés un poco más. ¿Pero luego? ¿Puede que sea hora de decir adiós a Las Encinas y cambiar directamente de escenario? ¿Quizás hay que buscar otro tipo de misterio si quieren mantener eso como seña de identidad? ¿Cuánto están dispuestos, precisamente, a sacrificar de esa base sobre las que se erigió una de las series más exitosas de Netflix para que siga estando en lo más alto? Con la mitad de la temporada por ver, y una quinta rodada junto a la cuarta, es probable que tardemos en tener esas respuestas. A pesar de este desgaste, 'Élite' sigue dando drama suficiente, fuegote de sobra, diálogos que casi hay que rebobinar para creer lo que estamos escuchando y, más que nunca, sigue siendo una válvula de escape seriéfila que tan bien nos viene cuando el mundo sigue tan patas arriba. Que al menos los que sufran sean los niños de papá.
La cuarta temporada de 'Élite' se estrena en Netflix el 18 de junio.
Nota (cuatro primeros episodios): 7
Lo mejor: Los personajes nuevos son el futuro de 'Élite', y eso es muy difícil de conseguir en una serie como esta.
Lo peor: Sigue notándose desgaste. Algunas tramas de los veteranos suenan repetitivas. Se nota la falta de Lucrecia y Carla.