Los personajes de 'Big Little Lies' mueven sus fichas en un juego de doble filo que se esconde detrás de la pregunta que hace Celeste en la reunión con el alcalde, cuando se va a decidir el futuro de 'Avenue Q', en ese quiénes somos está la clave de todo. La dualidad entre ser o no ser, la confrontación entre la proyección en público y la personalidad sin complejos y con imperfecciones, que en 'Big Little Lies' alimenta con algunos personajes una falsa percepción de la mujer justificada por las mentiras que ocultan el crimen.
La serie se ha convertido en uno de los grandes triunfos de la temporada, mérito que empieza por el trío protagonista que forman Reese Witherspoon, Nicole Kidman y Shailene Woodley, sumado al encanto de sus personajes por formar parte de la corriente de "malas madres": esas mujeres con hijos que dicen tacos, salen a emborracharse en grupo y, en definitiva, tienen el deseo de conservar una parcela de su vida y de su feminidad lejos de las manos sucias de los niños. El interés de ser algo más que madres, sobre todo en lo que respecta al personaje de Madeline Mackenzie, ha servido para que la producción destaque por abanderar un cierto carácter feminista, con la voz de las protagonistas reivindicando que no son perfectas.
El éxito ha sido tal que, planteada en un principio como miniserie que adapta la novela homónima de Liane Moriarty, las miradas y dedos acusadores podrían volver a Monterrey con una segunda temporada, de la que ya se dice que se está haciendo todo lo posible para que vea la luz. Así ha acabado la producción como la principal favorita a llevarse el Emmy a Mejor Miniserie el próximo 17 de septiembre con, además, dos de las actrices principales, Witherspoon y Kidman, nominadas en la categoría de Mejor Actriz de una Miniserie.
Hay mucha tarea por delante al desgranar a los personajes protagonistas de una serie que, como premisa, no se agarra a la matriz de que ellas son sólo madres, sino más bien a la idea de quiénes son como mujeres, quiénes les ponen las barreras y qué hacer para seguir adelante. Ese es un mérito a realzar de 'Big Little Lies', poner en el foco central de la historia a personajes femeninos con profundidad y no empujarlas a una maternidad sin ambiciones. Es decir, mujeres empoderadas que dirigen la acción. Además, aparte de sus virtudes estéticas y narrativas innegables, de la ficción de HBO también cabe destacar el que siga la pista al trauma que viven las mujeres abusadas sexualmente, así como a la violencia de género que Perry Wright (Alexander Skarsgård) ejerce sobre su mujer Celeste (Kidman).
A medida que avanza la serie, llegamos al corazón del trío protagónico. En realidad, surcamos las profundidades de Madeline y Renata Klein (Laura Dern), ya que son sobre todo sus personajes los que cargan con la premisa redundante de que las mujeres montan un drama por cualquier cosa y que, además, son retorcidas. Madeline y Renata compiten durante toda la serie por ser la mejor, por ver quién llega más lejos y, con sus acciones, fomentan en algunos momentos la creencia insana de que las mujeres son malas por naturaleza.
Pongamos algunos ejemplos. Podríamos partir de esa escena terrible en la que la profesora tiene a bien sacar a la palestra al agresor de Anabella delante de toda la clase y con los padres también presentes, o empezar por la ficha que mueve Renata al invitar a toda la clase, menos a Ziggy, a la fiesta de cumpleaños de su hija. Aunque realmente la competencia directa entre ambos personajes se ve mucho mejor cuando, por ejemplo, Madeline organiza la excursión al espectáculo sobre hielo de 'Frozen' para boicotear la fiesta de la pequeña sólo por castigar a la madre, que ha acusado sin tener pruebas al hijo de Jane después de que Anabella haya "testificado".
A partir de aquí, comienzan las estrategias para desbancar a la otra y Avenue Q, la obra con marionetas que quiere llevar a cabo Madeline, se convierte en el arma arrojadiza entre ambas. Aun así, los personajes de Laura Dern y Reese Witherspoon ya estaban enfrentados antes de que comenzase el curso. De hecho, son las grandes enemigas acérrimas que desatan el conflicto entre las madres.
Como mejor se aprecia una cierta imprimación malévola innecesaria en los personajes es analizando individualmente aquellos comportamientos que no van dirigidos a arremeter directamente contra la otra. Antes de ello, hay que recordar la "carga" social que llevan en la mochila Renata Klein y Madeline Mackenzie. La primera, es una mujer de éxito y emprendedora que tiene que hacer frente constantemente a la envidia de las demás; la segunda, es una mujer que parece que nunca llega a ser lo suficiente, que se siente inferior a aquellas madres que tienen un trabajo a tiempo completo mientras ella tiene que pelear por hacer más horas en beneficio de la comunidad.
La materia conflictiva
Es el retrato de algo que vivimos, sí. Muchas veces, a las mujeres se les alienta a competir entre ellas, a atacarse, como lo hacen las protagonistas de la serie. ¿Son por ello pérfidas? No, no tiene por qué. Madeline es la mala malísima de 'Big Little Lies', todos en Monterrey saben que si alguien se le mete entre ceja y ceja, le hace la vida imposible. En su forma de hablar y en sus gestos se escapa mucho de los "malos modos" de Madeline: cuando estaciona el coche en la entrada del colegio y se muestra irreverente ante las indicaciones de que continúe, cuando le dice a la profesora de yoga que no le gusta que la toquen... La mayoría de gestos son consecuentes pero algunos perjudican al personaje en gran medida.
Dos casos. Después de que Joseph (Santiago Cabrera), el compañero que ayuda a Madeline a producir Avenue Q, vuelva a besarse con ella, vemos cómo el personaje de Witherspoon le cuenta a Celeste lo que ha pasado. Este es uno de los momentos más conflictivos de la serie y que entrañan verdadero peligro ya que, mientras vemos algunos planos de la escena y que fue un encuentro recíproco, Madeline insinúa y llega a bromear con el hecho de que Joseph la hubiese forzado en contra de su voluntad. Por otra parte, en el momento en el que Madeline investiga quién se oculta tras la supuesta identidad falsa del violador de Jane, más que ayudar a la madre de Ziggy a dar carpetazo a ese episodio de su vida, parece ponerla directamente en el disparadero.
El principal inconveniente de 'Big Little Lies', en cuanto a la construcción de los personajes femeninos y a pesar de que es una serie muy disfrutable, que sabe cómo enganchar y cómo hilar el tempo, es que alimenta, en parte, el estereotipo de que las mujeres son unas dramáticas, unas energúmenas, una imagen bastante denostada que debería quedar desterrada para siempre del imaginario colectivo. Y, ¿está realmente justificado por la historia?
¡Cuidado, spoiler!
¿Un final que clama liberación?
Hay una pregunta en el aire que deja el final de 'Big Little Lies', cuando descubrimos que la víctima asesinada en la fiesta es Perry Wright, el marido de Celeste que no paraba de maltratarla. En el capítulo final, vemos cómo las protagonistas alegan que fue un accidente en lugar de revelar a los investigadores del caso que se trató de un acto en defensa propia. ¿Es posible que en una segunda temporada el secreto que las ha unido mute en amenaza en vez de alivio?
Una posible lectura que podemos hacer del desenlace pasa por interpretar la muerte de Perry como una especie de expiación que aniquila el castigo del maltratador y con la que su víctima arrastra las miradas inquisidoras de los demás, además de seguir permaneciendo el caso oculto en lo doméstico y lastrando Celeste ese peso que se convierte en vergüenza pública. Por otro lado, también, puede interpretarse como una crítica a lo desprotegidas que están las víctimas de maltrato por parte del sistema judicial, en sintonía con la postura de la terapeuta que aconseja a Celeste.
Las series con más premios Emmy de la historia
'Modern Family' - 21 Premios Emmy
Si uno se para a pensar que 'Modern Family' tiene los mismos premios que, por poner un ejemplo que aparecerá más adelante, 'Los Soprano', lo normal es que te comiences a preguntar sobre la importancia real de los Emmy. En cualquier caso, no empecemos con mal pie. Sus últimas temporadas han bajado ligeramente el nivel, pero aquellos primeros años tan gloriosos, con algunos de los episodios más brillantes de la historia de la comedia televisiva, siguen siendo tan redondos como el día en que aparecieron en nuestras vidas.
Un catálogo de personajes sin desperdicio al servicio de tramas delirantes y profundamente humanas, mucho más cercanas a nosotros de lo que pueda parecer. Parece que en los últimos años, los Emmy sienten que la etapa dorada de Jay, Mitchell, Phil y compañía va tocando a su fin, pero esos 21 galardones marcan de por vida a una comedia imprescindible. Ojalá el tiempo nos vuelva a traer su mejor versión.
'Todo en familia' - 21 Premios Emmy
Hay una cifra relacionada con 'Todo en familia' que está, casi, por encima de los 21 premios Emmy obtenidos a lo largo de sus 208 episodios. La serie protagonizada por Carroll O'Connor y Jean Stapleton estuvo cinco años seguidos, cinco, siendo número uno de audiencia, un logro solamente igualado una década más tarde por 'El show de Bill Cosby' y superado hace unos años por 'American Idol'. Un dato que ejemplifica a la perfección la importancia y conexión que consiguió con los espectadores una serie que, partiendo de una base puramente cómica, terminaba tratando temas especialmente espinosos a través de enfrentamientos basados en conflictos políticos, éticos y morales. Una obra adelantada a su tiempo que, probablemente, si se hubiera tratado de una manera más dramática no hubiera conseguido un éxito popular tan profundo pero que, decorada con gags y cierta ligereza, terminó convertida en clásico de la televisión americana.
'Los Soprano' - 21 Premios Emmy
Si hablamos de perfección, en todos los sentidos, tenemos que empezar a mencionar a 'Los Soprano'. Por desgracia, el orden de cantidad de premios Emmy obtenidos marca todo el especial, porque si fuera de otra manera Tony y lo suyos no aparecerían hasta el final, triunfando como lo que es: La Mejor. Porque 'Friends', otra de las ausencias lamentables de esta lista, pudo marcar tu vida, 'Perdidos' te obsesionó hasta límites enfermizos, 'A dos metros bajo tierra' te hizo llorar como un enano y 'The Wire' te terminó calando hasta los huesos, pero una vez que entras en el universo Soprano, todo, TODO lo demás, se queda por debajo.
Hablar de objetividad o subjetividad es absurdo, cuando la certeza es tan mayúscula, los detalles, pequeños y grandes, terminan sobrando. 21 premios Emmy, una simple cifra que se empequeñece ante el desborde de talento histórico desarrollado a lo largo de seis temporadas y 86 episodios por David Chase y su equipo, completado por un reparto inigualable. Y luego está James Gandolfini. La mejor interpretación protagonista de la historia de la televisión. La guinda para el pastel más imprescindible de todo el catálogo.
'Urgencias' - 22 Premios Emmy
Si vienes de casa con prejuicios, los puedes ir dejando en la puerta del hospital más famoso de la historia de la televisión. Porque el equipo de profesionales que conforman el Servicio de Urgencias del Hospital General de Chicago las tirarán por el suelo y pisotearan con suma facilidad. Es lo que tiene contar con una colección de personajes tan brillantes, diálogos de primerísimo nivel y una capacidad asombrosa para conectar y contagiar para siempre al espectador, necesitado de ver más y más capítulos de una de las series imprescindibles de la década de los noventa.
Pese a que a lo largo de su intensa existencia, de 1994 a 2009, 'Urgencias' tuvo momentos mejores y peores, con puntos especialmente bajos en su tramo final, siempre mantuvo un nivel entre el notable y el sobresaliente, sobreviviendo a la fama que iban adquiriendo sus intérpretes (hola, Clooney) y poniendo siempre al conjunto por encima de las estrellas. Michael Chricton, uno de sus principales creadores, combinaba la intriga y el suspense médico con las relaciones personales más emotivas. El resultado es irresistible para nosotros y para los Emmy. 22 galardones que, visto lo visto, se antojan casi escasos.
'El ala oeste de la Casa Blanca' - 26 Premios Emmy
Antes de que Aaron Sorkin se convirtiera en uno de los hombres más cuestionados de la industria, amado y odiado con devoción por parte de crítica y público, 'El ala oeste de la Casa Blanca' le convirtió en El Guionista Televisivo de la década que comenzaba en el 2000. Una serie que ponía punto y final a los noventa y comenzaba a escribir con letras de oro una etapa absolutamente asombrosa para la pequeña pantalla, coincidiendo en tiempo y lugar con otras obras maestras incuestionables, a las que igualaba en virtudes, como 'Los Soprano', 'A dos metros bajo tierra' o 'Deadwood', entre otras.
Sorkin, quien deslumbró al mundo a través de un estilo que nacía y se confirmaba en tiempo récord como único e inimitable, compuso durante las primeras temporadas de la serie un monumento absoluto al diálogo, a las réplicas ingeniosas, a las conversaciones vibrantes repletas de sarcasmo e ingenio y a los monólogos grandilocuentes y excesivos que, sin embargo, te mantienen completamente hipnotizado. Ganadora en la categoría de Mejor Drama durante cuatro años seguidos, récord que conseguiría empatar la excelsa 'Mad Men', 'El ala oeste de la Casa Blanca' sigue siendo uno de los lugares imprescindibles a los que acudir para entender porque la televisión actual es lo que es. 26 premios en total para una fuente continua de hallazgos.
'Canción triste de Hill Street' - 26 Premios Emmy
¿La mejor serie policial de todos los tiempos? No me atreveré a meterme en semejante huerto, pero, si nos ponemos en la piel brillante de los Emmy, la respuesta sería un rotundo sí. 26 galardones conseguidos a lo largo de seis años de emisión que sirvió para, automáticamente, dignificar la televisión en la peligrosa década de los ochenta. 'Canción triste de Hill Street' nos mostraba las dudas, temores y debilidades de unos personajes dibujados a base de detalles y miradas, innovando en lo visual, sosteniendo un caos controlado con precisión de cirujano, y manteniendo siempre un nivel narrativo que compensaba las distintas tramas.
Su influencia se expandió mucho más allá de la pequeña pantalla, marcando el género desde entonces y manteniéndose como referencia directa e inevitable a día de hoy. No, no todo eran disparos y casos sin resolver, aquí había bondad, ternura y una melancolía tan inesperada como celebrada. Cambiando tópicos y lugares comunes por triunfos. Y por un buen puñado de Emmy.
'Los Simpson'- 27 Premios Emmy
Seamos serios, ¿qué se puede decir de 'Los Simpson' que no se haya dicho a estas alturas? Nacida en, atención, 1989, la serie creada por Matt Groening es una de las obras esenciales dentro de la cultura popular de las últimas décadas, la propuesta de animación más revolucionaria de la historia de la televisión y una de las comedias más redondas jamás escrita. Pese al evidente desgaste observado en sus últimas temporadas, algo comprensible al llevar más de 550 episodios a sus espaldas, Homer y compañía siguen agrandando su estatus de clásico contemporáneo a base de irreverencia e inteligencia, dos virtudes siempre imprescindibles para conseguir el calificativo de leyenda viva. 27 premios Emmy es una gran recompensa pero, ser objeto de culto universal, hoy, mañana y pasado, pesa más.
'Cheers' - 28 Premios Emmy
Si eres un lector joven, olvida el remake protagonizado por Antonio Resines, borra de tu cabeza cualquier tipo de vinculación con 'aquello' y pasa página. O, mejor, regresa a la primera de ellas. 'Cheers' es historia de la televisión por muchísimo más que sus, indiscutibles, 28 premios Emmy. El concepto es simple, un bar, clientes y propietarios. Tres elementos básicos sobre los que recaía todo el peso de una comedia que, sin reinventar el género, consiguió algo tan complicado como hacer que ninguno de sus personajes quedaran desdibujados u eclipsados. Y hablamos de muchos. Y todos entre notables y sobresalientes.
Imposible olvidar la mala leche de Carla, la pareja formada por Norm y Cliff o, claro, ese neurótico y gruño psiquiatra llamado Frasier Cane. Mención aparte merece la química total que conseguían Ted Danson y Kirstie Alley, es decir, Sam Malone y Diane Chambers. Todo funciona en 'Cheers'. Los Emmy, a veces, están ciegos pero, en casos tan evidentes, era imposible que no apreciaran un logro de estas dimensiones. Obligatoria.
'La chica de la tele' - 29 Premios Emmy
Más conocida como 'The Mary Tyler Moore Show', la comedia que marcó la década de los años 70, recalcando una clara distancia con el resto de competidoras, esconde mucho más de lo que pueda parecer en un primer e inocente vistazo. A lo largo de siete temporadas, la serie protagonizada por, claro, Mary Tyler Moore, consiguió 29 premios Emmy mientras trataba temas como, por ejemplo, la igualdad de remuneración para las mujeres, las relaciones prematrimoniales, la homosexualidad, la infidelidad conyugal, el divorcio, la adopción o la infertilidad, entre otros. No está nada mal.
Una demostración de libertad creativa que, al mismo tiempo, nunca perdía de vista la risa del espectador, capaz de establecer una simpatía automática con cada uno de sus personajes. Una ganadora nata. Tras su desenlace, la serie originó las comedias de enredo 'Rhoda' y 'Phyllis', y el drama 'Lou Grant', que consiguieron una altísima presencia en los Emmy, eso sí, sin acercarse a esas 29 estatuillas de su precedente. Es lo que tienen los listones.
'Juego de Tronos' - 35 Premios Emmy
Tras arrasar en los premios destinados a las categorías técnicas, con nueve galardones más sumados a su cuenta, 'Juego de Tronos' certifica la consecución satisfactoria de la misión más complicada: Triunfar de manera masiva entre público y crítica sin dejar de lado ni anular ninguna de sus (atípicas) características fundamentales. Porque sí, Shakespeare está presente a lo largo de toda la serie y acompaña a sus múltiples personajes en cada una de sus conversaciones, motivaciones y monólogos, pero el contexto no deja de ser cien por cien fantástico, con hechizos, brujas, gigantes y dragones.
Esto aumenta, aún más, el valor y la admiración que despierta una serie que ha reconvertido su naturaleza final de fenómeno social en respetada obra audiovisual. 35 premios a los que hay que ir sumando otro buen puñado de cara al próximo 18 de septiembre. Será entonces cuando, de manera casi segura, 'Juego de Tronos' arranque la corona del rey que conoceremos a continuación convirtiéndose, automáticamente, en un clásico contemporáneo con todas las las de la ley.
'Frasier' - 37 Premios Emmy
37. Pensadlo. Y todos sabemos que, si 'Frasier' hubiera seguido en antena más años, los cuarenta estaban a la vuelta de la esquina. 11 temporadas, 264 episodios protagonizados por un personaje memorable en la que es, primero, una de las comedias más redondas de la historia, y segundo, el spin off con más éxito jamás realizado. Porque el Dr. Frasier Crane era uno más de los muchos clientes de la inolvidable 'Cheers', uno de esos secundarios con alma de protagonista que, a la hora de la verdad, explotó a lo grande todas sus posibilidades. Kelsey Grammer agrandó la leyenda al convertirse en el actor que más tiempo había estado interpretando a un mismo personaje, dos décadas, y haciendo que su sueldo de 1.6 millones de dólares por episodio fuera el más alto en la historia de la televisión estadounidense en aquellos años.
Pero 'Frasier' estaba, y está, muy por encima de esas cifras. Con secundarios perfectos que, entre otros, David Hyde Pierce, John Mahoney y Jane Leeves hicieron suyos desde la primera aparición, cada uno de los 37 premios de la serie son merecidos. Hay muchas otras comedias televisivas que marcaron un ante y un después, pero 'Frasier' tiene algo único que la convierte en una de esas series que nunca aprendieron el significado de la palabra envejecer. Siempre vigente. Siempre imprescindible.