Daniel Guzmán salió por la puerta grande del Festival de Málaga y cual torero, se llevó las dos orejas: mejor película y mejor director. Ahora se enfrenta a la prueba más dura, el público. Aunque con la crítica de su parte y con el incondicional apoyo de Warner que nos lo está poniendo hasta en la sopa, el éxito de 'A cambio de nada' si bien no es seguro (estas cosas nunca se saben), sí que resulta bastante probable. Justo antes de del estreno de su película en salas, hablamos con el director y guionista de una primera película que ha tardado diez años en gestar.
Desde el principio el proceso de creación de 'A cambio de nada' ha sido lento y complicado. No solo el guion, que tardo en escribir cinco años, "porque es una historia autobiográfica y es más difícil hablar de lo que uno conoce y de lo que uno siempre, que una historia imaginada o inventada. Me ha costado mucho esa introspección para utilizarla como material para contar una historia"; sino también a nivel económico.
Esta "es una película que no ha tenido ningún apoyo hasta una vez terminada. En el contexto social-económico en el que nos encontrábamos con la crisis y al no haber casi incentivos fiscales privados, al ser un proyecto mayoritariamente privado es muy difícil conseguir todo el dinero. Me ha llevado tres años conseguir todo el dinero. Es una película ambiciosa, es un presupuesto de casi tres millones. Ahora una vez vista la película han entrado TVE, Canal Sur, Telefónica Studios, Canal +... pero a priori, conseguir esa financiación me llevó muchísimo. Y gracias a La Competencia Producciones y a todos mis coproductores pues he podido rodarla".
Despacito y con buena letra
Uno de los aspectos que más se han cuidado en la película es el de la edición. Constantemente están sucediendo cosas en pantalla, el espectador no tiene tiempo de aburrirse. Sobre esto, Daniel reconoce que se ha "empeñado mucho" y que ha dedicado un año a pulir el montaje que vemos en cines, cuando lo normal suelen ser "doce semanas como mucho". Era importante dedicarle tanto tiempo para encontrar "este ritmo y ese tempo porque no quería algo precipitado, pero sí que tuviera ritmo. Ese tempo de donde tiene que parar la película y donde tiene que avanzar lo has de ir moldeando casi artesanalmente, como si estuvieras esculpiendo arcilla".
Y el resultado le satisface, máxime cuando "la gente dice que se queda con ganas de más, o que cuando se quiere dar cuenta ya ha llegado al final, y eso me da mucha confianza porque ha conectado con los personajes, con la historia, y en ningún momento se ha salido de ella. Para mí es una confianza en el propio montaje". Al respecto surge una pregunta, ¿hay material que se haya quedado fuera? "En 'Sueños' tanto como en 'A cambio de nada' he tenido la suerte de que siempre he rodado lo que estaba escrito, y generalmente he montado lo que estaba escrito. Menos en 'A cambio de nada' que hay una secuencia que no está. Todo lo demás ha sido lo que estaba escrito".
Pero si la edición la ha cuidado, mucho más lo ha hecho la dirección de actores, la parte "de la que más orgulloso me siento y donde más disfruto". Y ha sido todo un reto, como reconoce el propio director. "Esta película, como decía Hitchcock, tiene todo lo que no debe tener una primera película: tiene ancianos, niños, perros, y mucho exterior. Lo tiene todo".
Bromas aparte, Guzmán se preocupó mucho de dotar a la película esa autenticidad y esa verdad a la historia que transmita y atrape al espectador. Primero, mezclando actores profesionales y no profesionales, y luego desde el propio diseño del guion. Reconoce satisfecho también, que "me lo paso muy bien dirigiendo, y sobre todo dirigiendo a chavales y a mi abuela. Se establece un juego de tú a tú y lo hacen creíble y lo hacen bien. Los ancianos y los niños tienen algo y es que juegan. Y si tú entras en su imaginación ellos se van contigo donde tú quieras".
No faltan palabras tampoco para uno de los grandes actores de nuestro cine y uno de los más infravalorados: Miguel Rellán. "Es un gran amigo y es un tipo con mucho talento al que se le puede sacar mucho partido. De hecho en la película está impresionante. No es bueno que lo diga yo, pero creo que dentro de todas las imperfecciones que tiene la película, los actores tienen una verdad y una autenticidad que te hace llevar la historia hasta donde quieras".
La amistad por delante
"Yo creo que 'A cambio de nada' sigue la línea continuista de 'Sueños', donde la historia principal parte de la adolescencia, que ese material necesario e interesante para contar una historia. Pero no me quería quedar solo con eso, quería ir un paso más allá en esa investigación y no quedarme solo en una historia de amistad de los chavales. Quería que fuera también una historia de amistad intergeneracional". Una amistad que cuenta "con una abuela de 90 años -que es mi propia abuela-, con un delincuente venido a menos -que es el personaje de Caralimpia, de 50 años-, y con unos niños de 15 años", así como el resto de actores encabezados por Luis Tosar.
En el fondo, como comenta el director, en la película se plantea "un viaje iniciático" -el de Dario, el protagonista-, una huída hacia delante a raíz de "la separación de sus padres, y lo que busca es afecto, encontrar su lugar. Es lo que hace básicamente durante toda la película". La trama que envuelve a sus padres es lo de menos, por eso se les obvia durante gran parte del metraje. "Yo quería que el niño estuviera solo, que se encontrara solo en la ciudad y se tuviera que buscar la vida. Y a partir de ahí naciera la amistad tanto con la abuela como con Caralimpia y con su amigo del alma, que lo acompaña en todo ese viaje".
Esta trama, la del conflicto de los padres por la custodia de Dario, "también es un material muy interesante para investigar y para reflexionar", hubiera sido profundizar "y hacer solo una película sobre la separación". Los intereses de Daniel Guzmán iban por otros derroteros. Quizás para otra película.
Remata sobre 'A cambio de nada', comentando que "tiene mucho del acervo, de la idiosincrasia, de la personalidad de nosotros, de nuestra tierra, del Mediterráneo".
Una forma de hacer
"Es una manera de escribir, es una manera de rodar y es una manera de montar. En mi corto ya lo hacía, el pasar de la comedia y de la carcajada a algo que te coja por el estómago, al drama, sin transición. Es mi manera de hacer. Me gusta contar así porque creo que nosotros, el ser humano, lo bueno que tiene es que se puede reír de uno mismo dentro del drama. Eso genera una comedia, y a la vez genera una verdad que hace que no sea explicativa la película, sino que sea costumbrista en algunos momentos".