Este fin de semana llega a las pantallas españolas 'En la boda de mi hermana', rigurosa traducción del 'When in Rome' original que cuenta con la dirección de Mark Steven Johnson (responsable de dos títulos marvelianos de escasa enjundia como 'Daredevil' y 'El motorista fantasma') y la interpretación del tándem conformado por Kristen Bell y Josh Duhamel, junto a los que podemos encontrar, ya en un segundo plano, a actores como Angelica Houston, Don Johnson o Danny DeVito.
La película, comedia romántica de equívocos al uso, es un nuevo decálogo de clichés para pasar el rato durante una tarde de domingo, ofreciéndonos un producto que parece salir directo de una manufactura en serie, esta vez con Roma como parcial telón de fondo. Todo hay que decirlo, 'En la boda de mi hermana' podría ser mucho peor de lo que en realidad es, sobretodo si juzgamos sus primeros compases en la città dell'amore, de verdadera vergüenza ajena. Así pues, cuando el film traslada su acción a New York, la película de Johnson gana ciertos enteros, sobretodo por la interpretación de los, llamémosles, secundarios 'hechizados', cuyos arquetipos revestidos de cierta aura freak (un ilusionista callejero, un pintor en busca de su Musa, un empresario del embutido y un modelo narcisista) dinamizan ligeramente un entramado principal obvio hasta la saciedad, pero que a fin de cuentas tampoco pretende exigirse a sí mismo más de lo que es.
Tampoco vayan a hacerse falsas esperanzas: 'En la boda de mi hermana' es un catálogo de déjà vus en toda regla sin ápice de personalidad alguno, una muesca más en un género que lleva mucho tiempo viviendo de fórmulas anacrónicas y que, tan solo muy de cuando en cuando ('500 días juntos'), nos ofrece un título que merezca la pena recordar.