Es común ver de vez en cuando a algún miembro de renombre del sector audiovisual saltando a un terreno inesperado en su carrera. Martin Scorsese, por ejemplo, tiende a producir documentales de grupos de música que le gustan (véase 'Beatles '64') mientras se encarga de trabajar en sus propios proyectos. Mismo y reciente caso ocurre con Pedro Alonso, quien se ha lanzado por primera vez a la dirección y producción para dar forma al documental 'En la nave del encanto'.
Lejos de su registro habitual, la actuación en series televisivas y películas, Alonso lleva al espectador a las tierras lejanas de México para mostrar de primera mano la cultura del chamanismo y las distintas ceremonias espirituales que giran en torno a ella. Enrique Baró, habitual foto fija en diversos proyectos, ha acompañado a su buen amigo para la ocasión, sirviendo de cabeza pensante para la parte técnica del documental.
Más de dos años después del final de aquel rodaje, y con el título recién salido del horno en el catálogo de Netflix, eCartelera se reúne con la dupla Alonso-Baró para hablar del proyecto, del mundo occidental y los más que conocidos estigmas que surgen alrededor de las ingestas de sustancias.
Una ventanita
Los primeros minutos del metraje dejan claras las intenciones de Alonso y su equipo con este trabajo: "Abrir una ventanita desde mis luces y sombras a cierto conocimiento". El actor conoció a Baró, su compañero en este tándem, durante el rodaje de la serie televisiva 'Gran Hotel'. Con los años, su amistad fue poco a poco yendo a más: "Nos ha traído aquí la curiosidad. Siempre ha estado encima de la mesa ese amor por la comunicación, pero la amistad también", afirma Alonso.
'En la nave del encanto' firma una importante regla: ningún miembro del equipo técnico puede celebrar un rito que requiera la toma de sustancias. Baró, también codirector del documental, da con una de las claves de este proyecto: "Estábamos muy abiertos de mente para relatar con la mayor honestidad y precisión las ceremonias. Las vivíamos con la misma intensidad tanto delante como detrás de cámaras".
Durante los 163 minutos de metraje de este título vemos distintas ceremonias en las que Alonso se ve involucrado: desde la ingesta de honguitos hasta la inmersión en una tina de hielo, momento que marcó de sobremanera a Baró: "Fue para mí un punto de inflexión. Salió de forma natural y participamos todo el equipo. La clave de ese rito es parar todos tus miedo neuróticos y centrarse en el aquí y en el ahora".
La espiral de violencia
'En la nave del encanto' ha sido para Alonso todo un desafío: "Era un viaje de total exposición en muchos sentidos". El equipo tuvo que enfrentarse a todo tipo de trabas que impedían grabar a unos inicialmente recelosos chamanes, quienes no confiaban en las cámaras por los estigmas que giran en torno a su cultura. El intérprete, consciente de ello, pone en duda nuestras costumbres:
"Nuestra idea [la suya y la de Baró] no es decir que todo lo de Occidente es malo y que hay que ir a la selva a tomar drogas. No. Queremos cuestionar toda esta espiral vertical de ruido y violencia en la que no dejamos de ver a gente que promete tener la verdad y luego da patadas al prójimo".
Alonso continúa y advierte: 'En Occidente se tiende mucho a tapar lo que le duele a uno. Con el viaje de 'En la nave del encanto' hemos querido destapar el problema y tratarlo. Tomar drogas de forma compulsiva es anestesia, vivir en ceremonia es vida". ¿Y qué es una ceremonia para los entrevistados? El ahora, leer este propio artículo (y redactarlo), una comida con la madre de uno, e incluso "ir al cine", según Alonso.
La propia clave del documental es entonces huir de Ítaca, el supuesto tesoro y fin último de Ulises durante 'La Odisea' de Homero. La obra, referenciada en varias ocasiones en 'En la nave del encanto', sirve como antítesis del proyecto: "Hemos intentado redescubrir el mapa. El tesoro te saca del presente, que es cuando la vida se carga de significado".
Una última enseñanza
La filosófica charla con los entrevistados deriva en otra de las anclas de 'En la nave del encanto': el rol de Alonso como productor, área en donde también ha debutado. El actor, agradecido por los proyectos que le han permitido tener "una situación mucho más favorable a nivel personal", revela que su círculo cercano le pidió que no lo produjese:
"Tuve la decisión final durante la pandemia. Me di cuenta de que, por mucho que falle a diario, mi mayor equivocación sería aceptar que el miedo juega en mi vida. Si no lo hubiera hecho [el documental], sería por temer lo que podría haber pasado".
Para fortuna de él y su equipo, 'En la nave del encanto' ha terminado siendo "un espejo para mí mismo, en donde la aventura supone un aprendizaje". De ahí que el actor haya decidido mostrar ante cámaras su lado más personal. Ahora bien, ¿qué ha aprendido el tándem Alonso-Baró de 'En la nave del encanto'?
Codirector afirma: "La cuestión no es si ingieres o no una sustancia, sino para qué sirve lo que estás haciendo". Director medita: "La ceremonia lo es todo si vives en la presencia". Las tres partes que conforman 'En la nave del encanto' ya están disponibles en Netflix.