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PRECRÍTICA

'En tierra hostil', adrenalina pura

Kathryn Bigelow nos trae un film trepidante que oscila con habilidad entre la acción, el drama, la testosterona y el rigor.

Por Óscar Martínez 25 de Enero 2010 | 19:14

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Sin duda alguna, Kathryn Bigelow es una rara avis en el panorama cinematográfico donde las haya, y es que no suele verse a muchas mujeres cuya filmografía ofrezca tantos títulos ('Le llaman Bodhy', 'K-19: The Widowmaker' y ahora 'En tierra hostil') centrados en el cine de acción, eso sin tener en cuenta algunas pequeñas joyas consideradas casi de culto dentro del cine de género como son 'Los viajeros de la noche' o 'Días extraños'.

'En tierra hostil', adrenalina pura

Por otro lado, tampoco deja de resultar harto currioso el hecho de que la ex-mujer de James Cameron regrese este próximo fin de semana a nuestras pantallas con un film que, a pesar de estar arrasando tanto en festivales como en cuanto a nominaciones se refiere, data del 2008 y no se estrenó en Estados Unidos hasta verano del año pasado.

Por su parte, cabe decir que 'En tierra hostil' es un título magnífico en casi todos sus aspectos, una estudiada fusión de géneros: suspense, drama, terror, acción, ficción documental... Desde la escena introductoria protagonizada por Guy Pearce, el film de Kathryn Bigelow nos insufla una incómoda dosis de adrenalina, testosterona y sudor frío que se mantiene a lo largo de buena parte de sus dos horas de metraje, en un paulatino in crescendo que deambula al mismo tiempo que el espectador empatiza con el personaje interpretado por Jeremy Renner.

'En tierra hostil', adrenalina pura

A través del día a día de un grupo de artificieros destacados en Irak, la cineasta norteamericana recupera tanto ese espíritu crítico de los filmes bélicos de Samuel Fuller, por citar el ejemplo más obvio, que directores como Stone, Cimino o, más recientemente, Sam Mendes retomaron en su día, como esa camaradería cerradamente masculina que, de un modo u otro, preside buena parte de su filmografía.

Un film notable, que no excelente, que juega con una gran habilidad con el tempo narrativo, con la espectacularidad, el drama y la tensión y que, por encima de todo, prefiere mostrar a dogmatizar, cosa cada vez más cara de ver hoy día.

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