Carlos Marqués-Marcet no entiende de distancias. Se fue de España para hacer cine fuera porque no creía posible que un joven autor pudiera sacar adelante ningún proyecto aquí. Irónicamente y tras empezar a estudiar y trabajar en Los Ángeles, su debut en el largo, '10.000 Km', encontró financiación y apoyo en casa. Con él llegaron el Goya a mejor director novel y un puñado de Premios Gaudí, entre otros reconocimientos.
¿Después? Un tiempo a Berlín, otro en Barcelona, donde ahora está rodando su nueva película... Pero fue en los canales de Londres donde le dio por rodar 'Tierra firme', que llega a los cines este viernes 24 de noviembre. Se rodeó de su familia: Natalia Tena y David Verdaguer, protagonistas de la primera película y también aquí, junto con Oona Chaplin, la mejor amiga de Natalia.
También a distancia le entrevistamos. Nos atiende por teléfono ("mejor llámame por whatsapp", me dice con una voz resfriada y demostrando que no solo sus películas tienen la vista puesta en el aquí y ahora), aunque le comento que deberíamos hacer esta entrevista por Skype. "Si quieres lo hacemos", me responde entre risas.
eCartelera: Dos relaciones muy poco convencionales son el centro de tus dos primeras películas. ¿Por qué crees que te salieron dos historias con temática parecida?
Carlos Marqués-Marcet: Porque no tengo mucha imaginación. En el fondo, las películas las hago de forma visceral. Me escogen a mí más que yo escogerlas a ellas. Y las hago por instinto, más que por una voluntad programática o la idea de construir una carrera. Los intereses vienen marcados por las cosas que tienes, que haces, que te preocupan. En este caso de mi alrededor, como con un aspecto sociológico. Es como juntarte con un grupo de gente para hacer un laboratorio de cómo nos comportamos y por qué hacemos lo que hacemos. Son ganas de preguntarse y dar respuesta a cosas que hacemos.
eC: ¿Cuál era la gran pregunta esta vez?
CMM: Investigar la decisión de tener hijos. Por qué alguna gente quiere tener hijos y otra no, y qué pasa cuando eso se pone en juego. Y sobre todo cómo conjugar los deseos individuales y más íntimos y más difíciles de traspasar con la disputa de construir una relación común, ¿no? Supongo que hay un punto en común que tiene con '10.000 Km'.
eC: ¿Hubo un cambio de nombre, no?
CMM: Hubo varios, de hecho. El título original de la película era 'Don't Fuck Around with Love', pero para los distribuidores y la gente de ventas fue muy difícil, la película, muy complicada de intentar que funcionase así. Al final pusieron un título provisional ['As We Like It', 'Estamos como queremos'], y era provisional porque en realidad tampoco era un título que me gustase, hasta que encontramos el título 'Anchor and Hope'. Y en España decidimos llamarla 'Tierra firme'.
eC: ¿Lo habías pensado como comedia romántica?
CMM: Yo no lo sabía, la verdad es que lo he dicho varias veces. Yo no pienso en géneros mucho cuando me pongo a hacer algo. Cojo un tema, una pregunta, un enfoque... Sí que quería hacerlo como en cierta ligereza, que también es importante. En principio el tema era muy importante, pero en la escala mundial de los problemas, el tener o no tener hijos es un problema del primer mundo. Y es un poco frívolo tratar este tema de forma demasiado seria. Y que era importante, para tomárnoslo en serio, hacerlo con humor. Sí que tengo un problema con la comedia romántica... Porque las comedias románticas... no entiendo el mundo de las comedias románticas, si quieres llegar a lo que quieres, la película ya es de cada uno, lo que quiere hacer con ella. Pero sí que supongo que tal y como yo lo veo, las comedias románticas tienen que ver con el enamoramiento, con el chico conoce a chica, o chico conoce a chico, o chica conoce a chica. No importa cómo lo llames, pero a partir de ese momento después todo está en conseguir. O en reconseguir. Pero en el caso de estas películas, en realidad, va un poco de lo que pasa después de una comedia romántica. Ahora ya se conocen, ahora ya son una pareja... Ahora hay que vivir juntos. Como era la canción de U2 aquella, la de "We're one, but we're not the same, we have to carry each other". Tenemos que llevarnos uno al otro, tenemos que sobrellevarnos. Me interesa más ese después, cuando el peso del tiempo empieza a caer en una pareja y ya no se trata tanto del enamoramiento, del primer plano-contraplano, están enamorados, sino de lo jodido del día a día y de una relación.
eC: En la escena del final, [SPOILERS]en la que Natalia hace un discurso para intentar volver con el personaje de Oona[FIN DE SPOILER], sí que parece una escena sacada de una comedia romántica, aunque desde luego dándole una vuelta.
CMM: Sí, en ese caso sí que había un momento de juego. Sí que hice un poco lo de jugar con diferentes momentos de géneros varios, de referentes que salían. Incluso había mucho de slapstick pero al final tuvimos que quitar porque era una película que al principio se hacía extremadamente larga. Pero teníamos un poco de slapstick, un poco de comedia de situación, en dos o tres momentos. Muchas veces hemos jugado con pequeñas expectativas del espectador, sin engañarle, pero un poco como para hacer pensar al espectador un poco y romper un poco las expectativas. Pero sí que, en esa escena, quizá sí es el punto más en conexión que hay con la comedia romántica. Pero a la vez está como girado, con ese final girado, que es un final distinto al de la comedia romántica tradicional.
eC: ¿Improvisasteis mucho? ¿Cómo conseguís esa naturalidad que transpira la pantalla?
CMM: Improvisamos mucho en los ensayos, sobre todo. En los ensayos siempre trabajo mucho con improvisaciones. A partir de cómo me salen las improvisaciones reescribo mucho el guion. Reescribí mucho durante la fase de ensayos, con David y con Natalia y Oona. Y estuvimos allá en el barco mismo, ensayando, entonces claro, pues miles de ideas... incluso ideas para escenas nuevas, que están rodadas, que no estaban en el guion, salieron durante ese proceso de ensayos. Y luego en el set sí que hay improvisación. Hombre, hay cosas que, evidentemente, son de David, tipo la broma de Doner Kebab. Hay unas cuantas bromas de estas, como un momento que está ligando con la que hace de secretaria, eso sí que es improvisado. Pero luego, en realidad, utilizo la improvisación un poco para desentrañar, pero sí que intentamos un poco darle una dirección. Supongo que no es tanto improvisar con el texto, porque a veces improvisar con el texto para un actor es peor. En el sentido de, "encima de que tengo que actuar, encima tengo que inventarme lo que tengo que decir". A veces es más sencillo para un actor tener un texto, y es esta una concepción errónea de la improvisación, muchas veces, y cómo se utiliza. Porque no estamos improvisando a la hora de actuar, no tiene nada que ver. De hecho, a veces, según cómo, creo que la vida se parece más a un guion de lo que pensamos, más que a la improvisación donde siempre hay una presión de tener que hacerlo bien. Y muchas veces como que improvisamos la escena porque las frases no funcionan, y entonces luego vamos poniendo poco a poco el texto y volvemos al mismo texto, pero quizás el orden está cambiado, o hay algunos momentos que se han perdido. Es como una reestructuración de la escena a partir de lo que funciona con los actores. Es un trabajo colaborativo. Es una improvisación de colaboración entre los actores y yo.
eC: Supongo que en este trabajo colaborativo tu relación con David y Natalia es muy importante, ¿por eso quisiste repetir?
CMM: Sí, sí, sí.
eC: ¿Qué vino primero, actores o personajes?
CMM: Lo primero de todo fueron las ganas de rodar con ellos dos. Con Natalia y con David. Mucho antes que los personajes, incluso antes de la película, incluso antes de saber que quería hacer otra película. Sí que tenía la idea de que quería hacer una película sobre el tema este, tenía la idea de que quería trabajar con ellos, pero no fue un poco hasta que en otra visita a Natalia en los canales, al ir a verla a su bar, que dije: "¡Hostia!". De repente se juntó, y llegó Oona... De hecho, voy a hacer una película con estos tres, en un barco, en los canales y con esta pregunta. Y a partir de ahí, pues bueno, vamos a meter unos personajes, vamos a pensar una historia. Pero siempre, casi siempre empiezo por la gente que filmar, los espacios y la pregunta.
eC: ¿Cómo llego Oona Chaplin a esto?
CMM: Básicamente, es la mejor amiga de Natalia. Son muy amigas. De hecho, cuando estábamos en Málaga, después de '10.000 Km', ella estaba por allí y se vino de fiesta con nosotros para celebrarlo. Acabamos en un tablao flamenco, lo que fue aquello.
eC: ¿Las mejores películas salen entonces de las mejores fiestas?
CMM: Sin duda, al menos en mi caso. La vida es un poco así. Y bueno, al verlas bailar juntas a las dos, y pensé "hay algo aquí". Como de repente, al verlos a los tres juntos, se me ocurrió. Y también me gusta mucho Oona, obviamente.
eC: ¿Eres fan de 'Juego de Tronos'?
CMM: En realidad lo soy por ellas. No sé si la habría visto nunca. Lo fui por Natalia, para verla a ella. Pero luego me enganché. Me gusta, no es mi serie favorita, pero te engancha... Excepto la última temporada que me ha parecido una cosa nefasta. Ha sido una gran decepción. Era como "¡El ojo no! ¡Ya sé que va a ser un dragón y va a tener el ojo azul! Antes no hacías eso...".
eC: Estoy de acuerdo. Volviendo a tu película...
CMM: Sí (risas).
eC: Tú la has montado, ¿verdad?
CMM: Sí, con varios montadores más. Ha sido un proceso largo.
eC: ¿Querías contar algo con ciertos planos a estructuras urbanas que aparecen de vez en cuando?
CMM: (Risas) Me hace gracia porque es una pregunta que me hacen mucho. ¿Qué quieres decir con las estructuras urbanas...?
eC: Sí, por favor.
CMM: Podría decirte muchas cosas, pero están puestas ahí precisamente para cada que cada uno haga lo que quiera con ellas. Es una rima claramente, que aparece dos veces. Me interesa ese paisaje postindustrial, esas estructuras de gas que ahora son reconvertidas en casas, pero son casas modernas. Que supongo que tiene que ver con este paso de lo industrial a lo postindustrial. Soy de pensar que las familias y la manera de vivir tienen mucho que ver con la forma de producción en la que vivimos. Y hemos pasado de la fábrica a ser empresarios precarios de nosotros mismos, o eso nos quieren vender. Ya no vas a ningún sitio en trabajar, simplemente trabajar es en Internet y virtual. Y había algo ahí en el paisaje que habla de esas cosas, pero que habla de muchas otras cosas más. En realidad lo único que me interesaba era traspasar el estado emocional en el que están los personajes al paisaje.
eC: Recurriste a tu coguionista, Jules Nurrish, para atreverte a escribir sobre una pareja lésbica. ¿Solo deberíamos escribir de nosotros mismos?
CMM: No, pero siempre está bien que para escribir de cosas que es muy difícil que conozcas, te juntes con gente que las conoce muy bien. Pero al revés, es importante la visión de unos sobre otros. Creo que la mejor película que se ha hecho nunca sobre los hombres, con la que me he sentido más reflejado, está hecha por una mujer; 'Beau travail' de Claire Denis. Es importante que demos nuestros puntos de vista los unos de los otros, pero también lo es cuando te pones a hablar de una cosa que se sale de tu ámbito vital, que te informes y que trabajes y que colabores.
eC: ¿Te ves más en alguno de los tres personajes?
CMM: Supongo que los tres personajes recogen algo mío, pero el personaje de Natalia y cómo lo construimos es en el que me veo más reflejado. En la manera en que procesa las emociones, reacciona ante sus problemas huyendo. Ahí está el debate, he pasado por las dos fases, y también he tenido momentos del personaje de David. Pero la manera de afrontar la vida y de cometer ciertos errores... Natalia y yo decimos que nos parecemos en algunas cosas.
eC: ¿Geraldine Chaplin llegó por Oona?
CMM: Queríamos poner como una visión externa a ese trío, de otra generación. Para que ellos mismos pudieran verse desde otro lugar. Pensamos que sería guay que saliese una madre, o unos padres... Y Jules y yo pensamos que, ya que íbamos a trabajar con Oona, podríamos escribir el personaje pensando totalmente en Geraldine. Queríamos trabajar con ella, era un sueño. Y gracias a Oona, que removió cielo, mar y tierra... Y luego Geraldine quedó muy contenta, la verdad.
eC: Y ahora Oona se va a rodar 'Avatar', y Geraldine ha estado en 'Jurassic World: El reino caído'... ¿A ti te interesa el mundo de los blockbusters?
CMM: Bueno, podría hacer algo. Me gusta mucho la ciencia ficción, por ejemplo. Un tipo como Denis Villeneuve me parece que tiene una carrera muy interesante. Pero claro, para eso has de tener una carrera en la que puedas tener cierta libertad para hacer lo que quieras. Por ejemplo, con el equipo de Jota, es muy duro tener a treinta mil ejecutivos detrás de ti diciéndote lo que tienes que hacer. Si me dejaran la libertad, pues oye, por qué no... Pero francamente, no creo que pase. No porque no quiera, pero supongo que has de desearlo mucho para que pase, pero no es mi caso. Sería divertido, pero no es mi objetivo vital.
eC: Por último, la próxima película, 'La Bona Espera', la vas a rodar en Barcelona, ¿no?
CMM: Sí, aquí, aún más en familia, con David también, y con su pareja, que es María Rodríguez... Muy en casa, y que empezamos a rodar hace un año. Es un proyecto para reinventarnos un poco, y llevando el trabajo con los actores hacia experimentar un poco más.