Esto no es una entrevista
La película, con un presupuesto mínimo, nos mete en el papel de Roberto (Darío Frías) y Paula (Virginia Rodríguez), dos compañeros de oficina que acaban saliendo juntos por muy extraña pareja que parezcan ser. Detrás de ellos estarán sus respectivas ex-parejas haciéndoles la vida imposible, pero por suerte Roberto y Paula tienen buenos amigos que saben guiarles en el camino a seguir.
eC: La cinta es un buen ejemplo de que sí es posible rodar cine independiente de calidad con pocos medios. Tú llevas trabajando más de 20 años en la industria de lo audiovisual. ¿Han cambiado mucho las cosas desde entonces?
Carlos Navarro: El audiovisual es un sector complicado porque está en continúo cambio y evolución, no solo en la técnica, sino también la narrativa, en los gustos de la audiencia, la manera en la que el público accede y consume los contenidos... Al fin y al cabo lo que hacemos es contar historias y eso no ha cambiado. Desde que yo empecé la tecnología ha evolucionado muchísimo, pero aunque nos inventemos nuevos medios y formas, la esencia de contar historias permanece igual ahora que hace dos décadas.
eC: ¿Cómo ha sido la experiencia del festival? ¿Estás satisfecho con el trabajo realizado?
C.N.: Desde el principio teníamos la ilusión de estar en Málaga. Fue un sueño descubrir que nos seleccionaron, pues el Festival de Málaga es una palanca, un altavoz donde puedes conseguir grandes oportunidades para darte a conocer dentro del panorama del cine español. La película ha gustado mucho y estamos todos muy contentos e ilusionados con el resultado final.
eC: 'Esto no es una cita' se presentó con una genial acogida entre el público. En el fondo es una película de corte clásico; un guión de comedia romántica de chico conoce a chica. Aún así, funciona muy bien y consigue llegar al espectador, ¿en qué crees que radica el atractivo de la cinta?
C.N.: Hemos buscado clasicismo y frescura. Nuestro principal referente ha sido 'Cuando Harry encontró a Sally', un mito clásico de la comedia romántica que aunque ahora parezca lo contrario, fue una película muy pequeña cuando se hizo. También hemos mirado mucho a Woody Allen, un referente clave para nosotros al buscar ese espíritu sencillo donde todo radica en conectar con el espectador mediante los personajes y los diálogos y no con fuegos de artificio. Queríamos hacer una comedia sencilla, clásica, con ese barniz de lo indie y de lo moderno que permite a la película ser una comedia consumida por un público clásico y por un público que busque alternativas dentro de la cartelera.
eC: Muchas películas se presentan al Festival de Málaga con la intención de buscar distribuidora. ¿En qué situación se encuentra vuestra película en este aspecto?
C.N.: Nosotros tenemos una distribuidora interesada con la que estamos en proceso de negociación, así que posiblemente estrenaremos en verano con algunas copias. No vinimos a Málaga buscando distribución, era más bien la ilusión de que nuestro primer salón donde proyectar la película fuese un festival como éste, que realmente funciona como un buenísimo impulso que te permite acaparar atención mediática en el panorama del cine español. Ahora debemos hacer toda la promoción posible para generar interés y nosotros hemos apostado por hacernos patentes en las redes sociales.
eC: Aunque cada vez hay un mayor número de producciones pequeñas, ¿cuáles son las dificultades de las empresas audiovisuales emergentes?
C.N.: El principal problema siempre ha sido la financiación; puedes tener una buena idea o un buen guión, que tarde o temprano te toparás con ese muro gigante de ¿ahora cómo lo hago?. Gracias a Internet están saliendo proyectos muy interesantes que hace diez años hubiesen sido inviables. Ahora con la existencia del crowdfunding se está oxigenando un poco a esos pequeños proyectos que morían sin hacerse. Todo es trabajo de pico y pala, de esparcir las semillas de tu proyecto por las redes sociales, de mantenerte en contacto con los profesionales del medio audiovisual... Es cierto que se ha democratizado el hacer películas; cualquier grupo de gente joven con ganas de hacerlo puede conseguir salir adelante, pero el siguiente paso sería democratizar la distribución y la exhibición, pues las formas de financiación tradicionales impiden que un producto nacido en la red no salga de Internet, que no está mal, pero el sueño de ver tu creación en la gran pantalla es un placer.
eC: ¿Qué piensa sobre las alternativas de Internet respecto a la distribución?
C.N.: Internet está ahí, ha llenado nuestras vidas en todo y el cine aún debe aprender a convivir con él. La piratería es un problema porque además hemos acostumbrado a la gente a consumir gratis en Internet, una tendencia difícil de cambiar ahora y que intenta ser frenada por unas leyes que han aparecido demasiado tarde. Es necesario que las autoridades regulen el acceso y la distribución de cine en la red, pero a la vez hay que fomentar la calidad de los portales, un precio asequible, legal y honesto con el público.
eC: Parece que dar forma a un largometraje ahora en España es tarea solo para unos poco privilegiados. ¿Cómo de complicado es realmente conseguir financiación para una película?
C.N.: Conseguir financiación siempre ha sido muy difícil sobre todo si no perteneces al círculo cerrado de la industria del cine español. Si le añadimos la etapa de crisis que estamos atravesando, pues aún peor. ¿Qué hicimos nosotros? Teníamos una historia entre manos de la que estábamos enamorados y rápidamente encontramos a un equipo que quiso involucrarse en el proyecto. Podríamos haber esperado a la siguiente subvención o al apoyo de una cadena televisiva de peso, pero optamos por la autofinanciación.
eC: Alta Films, la primera distribuidora española de cine de autor cesará su actividad por falta de público y de apoyo de RTVE. Producir y distribuir cine con ayuda de las entidades públicas es cada vez más difícil; se recortan las subvenciones, se sube el IVA al 21%... ¿Tan poco interesa a la administración pública apostar por una industria cinematográfica fuerte?
C.N.: Me aburre esta polémica, pues llevamos ya muchos años dándole vueltas al mismo tema... El sector de la industria del cine necesita ayuda, pero parece que que el término subvención nos hace privilegiados. Nosotros estamos aquí estamos sin distribución y sin un duro. Hay que concretar el tema; toda la industria necesita ser apoyada por el Estado de alguna u otra forma. Se ayuda a la ganadería, a la agricultura, al sector de la moda... El cine es una industria cultural que también necesita de financiación y resguardo por parte de las autoridades. Hay que re-dibujar el esquema para que las autoridades se obliguen a apoyar y ayudar a una industria que genera mucho trabajo y tiene una marca España que necesita ser exportada. Cuando por ejemplo encontramos películas subvencionadas por parte de las administraciones públicas que no llegan a estrenarse, tenemos delante un claro síntoma de que algo está fallando en nuestra industria del cine. Por otra parte también está muy bien que existan películas como 'Lo Imposible' y está muy bien que exista 'Esto no es una cita'; esa es la radiografía de una industria sana y debemos luchar para que eso se mantenga así.
eC: Son malos tiempos para las salas de cine debido sobre todo al encarecimiento del precio de las entradas y a la disminución del poder adquisitivo de un público reacio a arriesgarse viendo una película 'made in Spain'.
C.N.: En nuestro país, gran parte de la población todavía tiene muchos prejuicios respecto a la marca España, pues realmente contamos con muy buenos profesionales y con una filmografía nacional ejemplar. Hay que fomentar el cine español viendo cine español. Tal vez la liberación del sector sea una solución. Es algo que en este país se ha hecho ya en muchos sectores como el de la energía o la telefonía. ¿Por qué no abaratar unos euros el precio de la entrada de una película española en taquilla? Usemos la ley de la oferta y la demanda para atacar a los grandes blockbusters internacionales de turno con los que nos toca competir.