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ENTREVISTA ECARTELERA

David Pujol ('Esperando a Dalí'): "Salvador Dalí fue un icono para el movimiento hippie"

Charlamos con el director catalán sobre la figura de Dalí y Adrià, el vanguardismo gastronómico, la España de los 70 y el movimiento hippie.

Por Carlos González Manzano Más 14 de Julio 2023 | 15:00
Periodista crepuscular que vive en las viñetas de Tintín, los mundos de Tolkien y las películas de Ghibli

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David Pujol ('Esperando a Dalí'): "Salvador Dalí fue un icono para el movimiento hippie"

David Pujol es fanático de muchas cosas. Entre ellas, por supuesto, destacan Salvador Dalí y Ferrán Adrià, a los que ha dedicado sendos documentales a lo largo de su carrea. Con 'Esperando a Dalí', el director imagina un encuentro fortuito entre ambos genios y, además, aprovecha para radiografiar el fanatismo obsesivo por los ídolos de cada quién, la magia mediterránea de la Costa Brava, el movimiento hippie de Mayo del 68 confrontado con la España franquista o el vanguardismo de la cocina de los años 70. De todo ello y mucho más nos ha hablado en una entrevista para eCartelera.

'Esperando a Dalí'

eCartelera: "No es la primera vez que te acercas a la figura de Salvador Dalí, ya que dirigiste el documental 'Salvador Dalí, en busca de la inmortalidad' en 2018. Quería preguntarte de dónde viene esta fascinación por el artista y por qué decidiste, en 'Esperando a Dalí', acercarte a su figura con una historia de alguna manera ficcionada".

David Pujol: "Todas las cosas que he hecho en mi vida han sido para llegar al mundo del cine. Todo lo que he hecho por y para el cine, también los documentales. De alguna manera me sentí muy próximo a la figura de Dalí porque la Fundación Dalí se interesó por mi trabajo previo que era la serie de 'elBulli' y entonces a través de esa serie se interesaron y vieron la posibilidad de que yo pudiera hacer algún documental sobre Dalí. Acabamos haciendo una trilogía sobre la vida la vida de Salvador Dalí. Claro, eso me obligó a estudiar mucho al personaje yo estoy muy vinculado a la zona. Vivo muy cerca de donde él vivía, allí hay un conocimiento y una relación con el territorio por mi parte muy importante, pero claro al trabajar tanto con la figura de Ferran Adrià y Juli Soler, que no son personajes normales, al uso, son personas muy especiales, de un carisma muy muy particular, el estar cada día reflexionando sobre ellos y contextualizarlos en un documental, utilizando la narrativa del documental que es muy próxima en el cine pues claro, la chispa nació allí. Imaginé cómo sería tener a Dalí sentado en el restaurante de Ferran Adrià. A Dalí le encantaba la gastronomía, era un gran gourmet, sus obras están repletas de citas sobre la comida e incluso escribió algún libro sobre sobre gastronomía. Yo no podía dejar de imaginarle ahí sentado en esa terraza de 'El Bulli' y recibiendo esos menús especiales de 40 platos de Ferran Adrià, que desarmaba al comensal completamente cuando le llegaban todas esas elaboraciones tan conceptuales. Le hubiera encantado porque yo creo que le gustaba mucho la gente genuina. Al fin y al cabo es un cuento lo que lo que he escrito es un cuento inspirado en esos personajes y en ese lugar".

eC: "Dices que te has imaginado esa escena en tu mente muchas veces. ¿Cómo pasa de tu imaginación a una película? ¿Cuánto cambia desde ese primer boceto mental hasta el resultado que es 'Esperando a Dalí'?"

DP: "Uf, qué pregunta, Carlos. Es la pregunta para alguien que hace cine. Muchas cosas y nada, como 'El gato pardo'. El viaje ha sido muy largo, con muchas propuestas, ahora esto ahora lo otro. Pero al final la película se ha acabado colocando en el mismo lugar desde donde partió en mi mente, que es con esa luz. Hubo un momento que a nivel de desarrollo creció mucho, la gente que se aproximaba el proyecto se enamoraba entonces lo quería hacer crecer pero la naturaleza de la película no pide una gran producción, ni cientos de figurantes. Pide que sea una película más íntima, más pequeña. Una película mediterránea, de buen rollo, como era 'La vida es bella' durante buena parte de la película, o 'Cinema Paradiso', películas que no son grandes producciones. Yo necesitaba esa especie de austeridad, no requería de planos llenos de figuraciones y de grandes cosas. Eso pasó durante una parte del proceso de creación que se la hizo crecer mucho, y la devolvemos a su estado natural, donde tú te sientas que acompañas a los personajes. Todo lo que yo quería relatar está en la película".

'Esperando a Dalí'

eC: "Una de las cosas que más me gustan es cómo retratas de alguna manera el fanatismo exacerbado gracias al personaje de Jules, de José Garcia. ¿Cuánto de ti, como fan de estos ámbitos, hay en ese personaje?"

DP: "Una parte. Por ejemplo, la escena en la que él se enfrenta a los críticos. Lo escribí como una especie de grito a las personas que opinan sin conocer. Ya no solo al personaje de Dalí, sino muchas cosas en la vida. Por ejemplo, a Ferrán Adriá le criticaba gente que ni siquiera había ido a comer a su restaurante. Hacía algo como un análisis sobre la gastronomía de la de Ferrán versus la tradicional. Hay que conocer las cosas, Dalí era un amante de la cocina y no está exento de esta de esta de este tipo de comentarios muy capciosos que no están muy fundamentados. Hay por mi parte una defensa a modo de fan".

eC: "Tiene también importancia capital el movimiento hippie de Mayo del 68. ¿Por qué decidiste que era importante incluirlo en la historia?"

DP: "Rima completamente porque es un movimiento revolucionario. El año 74 en esta película está escogido con mucha atención. ¿En qué año debería pasar? No podría pasar en el 73 ni el 75. El 74 porque todo en esta película está reflexionado y todo está meditado. Pensábamos que el aire ya que se respiraba las calles cuando vemos esas imágenes de los nodos, en las que vemos cruzar a la gente joven, universitarios, corriendo detrás de los grises. Ese tipo de revueltas que ya venían precedidas por el mayo del 68, esa generación que ya veía que de alguna manera el franquismo se estaba acabando. La gente con ansias de libertad pero sobre todo con ansias de de vivir una vida distinta a sus padres. Nuestros personajes no son distintos a eso, vienen de ahí. Uno de los hermanos se mete siempre en líos pero está muy perdido, en cambio el otro hermano que vendría siendo un poco el alter ego de Adriá es un hombre más introspectivo y quiere hacer la revolución en la cocina pero no sabe ni dónde ni cómo ni cuándo. Todo eso les lleva sin querer a Cadaqués, ahí se respira un aire distinto por estar tan apartado de la península, prácticamente en el norte tocando Francia. Es un pueblo muy afrancesado pero es catalán, estaba Dalí, había muchos intelectuales, había mucha miscelánea cultural. Los hippies estaban instalados ahí también. Muchos, americanos, huían de la guerra de Vietnam y se esparcieron por Europa en lugares muy idílicos con tiendas de campaña en la orilla del mediterráneo. Había aún un remanente de esa España de guardias civiles que tenían que defender el orden moral, la parte de la iglesia, que producía un choque increíble. En los pueblos quedaba esa parte de moral instalada en su educación que chocaba con un aire revolucionario de gente que venía a divertirse. Dalí ya trasmitía ese sentimiento de libertad, fue un icono para el movimiento hippie porque representaba la libertad personal de ser lo que uno quiere ser. Hoy en día Dalí seguiría siendo un icono para muchos movimientos que reclaman sus derechos y sus libertades".

'Esperando a Dalí'

eC: "Con este movimiento se habla de extranjeros, franceses, un poco repudiados por la policía franquista con ese maravilloso Paco Tous. Abordas el tema de la cocina francesa, que debe hacerse por franceses. ¿Crees en la apropiación cultural o te parece un invento estéril?"

DP: "Mira, yo una vez hablé con el gran Juli Soler, el socio de Ferrán, sobre la trayectoria de Adriá y todo lo que había ocurrido con 'El Bulli'. Me decía: 'Todo es mimetismo'. Y creo que eso es una gran reflexión. Todos somos miméticos. Yo me he interesado por la trayectoria de grandes artistas y siempre veo que sus primeras etapas, incluso Dalí con el cubismo, mimetiza obras que admiran en su juventud, previas a su tiempo. Picasso igual. Una vez lo han asumido, si se escuchan a sí mismos es imposible en los años 60 no tomar como referencia la cocina francesa, y eso se alargaría hasta finales de los años 80. Fue 'El Bulli' quien rompió las reglas. Es como si en un tren que representa la nouvelle cuisine, y llega a una estación. Pone fin de trayecto, que es donde estaba la cocina a nivel mundial. Ferrán se apea de ese tren donde ha ido muy a gusto, se despide de la gente y empieza a crear nuevas vías de tren para que fuesen en varias direcciones. Eso es lo que hizo Ferrán, eso no anula, es más, lo homenajea. Tiene un respeto y veneración máxima. Ferrán no es francés, y llegó a ser lo que es por reflexionar sobre sus raíces, su entorno, lo que le rodea, que es el mismo que Dalí, les separaban 10 km de distancia. A posteriori se fijaría en cocinas como la japonesa o la peruana, cocinas de fusión. Las cosas evolucionan. Ferrán ya no es un cocinero, es un pensador".

eC: "Me gustó especialmente la magia del Mediterráneo que se respira en la película, así como la recreación de los 70 con la ropa, los peinados, los coches. ¿Fue muy complicado tener ese rigor histórico? ¿Y esa sensación de realismo mágico?"

DP: "En relación con la ambientación de la película, imagínate, tienes que cuidar cada detalle. El espectador es muy hábil y enseguida te señala si fallas en algún anacronismo. Para no fallar contratas a gente muy buena. Piensa que 'El Surreal', el restaurante que tú ves no es un restaurante, es una casa. La cocina que tú ves es parte del comedor. En cuanto a la luz, ahí sí que nos pusimos en manos de un genio que es Román Martínez de Bujo, una persona con una sensibilidad extrema. Rápido me dijo que la luz no está en la luz, está en las cosas. Hay que poner el foco en el color de la piel de los actores, del pelo, de las camisetas, de los vasos, del mantel. Todo eso es la fotografía de la película. Queríamos contar un cuento, teníamos muy claro que queríamos alejarnos de esta especie de narrativa más hiperrealista y buscar más los encuadres clásicos, travellings, grúas, que le confiriese a la historia esa sensación de aislamiento de la realidad".

'Esperando a Dalí' se encuentra actualmente en cines.

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