Allá por el año 2020, el actor y director mexicano Diego Luna ('Rogue One: Una historia de Star Wars', 'Narcos: México') decidió sentar a la mesa a numerosos periodistas, intelectuales, escritores y demás personalidades para hablar y debatir de diversos temas sociales y políticos mientras comparten una cena. La serie 'Pan y Circo', que puede verse en Amazon Prime Video, ganó dos premios Daytime Emmy a Mejor Programa en Español. Y ahora, en 2022 ha vuelto con nuevas temáticas y puntos de vista. Para el tercer episodio de esta segunda temporada, que se titula 'Discriminar en español' y que ya está disponible en la plataforma, vino a Madrid para explorar cómo la comunidad latinoamericana y española necesitan empezar a dialogar.
Con motivo del reciente estreno, en eCartelera hemos tenido la oportunidad de sentarnos con el propio Luna a conversar sobre los conflictos que salen a la luz durante el episodio, así como sobre la dinámica del programa. "'Pan y Circo' de lo que se trata es de hablar de lo que no podemos dejar de hablar en la mesa. A la mesa nos llevamos los temas que más nos importan, que más nos preocupan. Y en la mesa se da una oportunidad que luego en la conversación en redes sociales y en otros círculos menos íntimos no se da. En una comida tú te sientas a compartir algo muy importante con otra persona, uno no se sienta a comer con quien sea", cuenta el mexicano.
La unión hace la fuerza
La idea fundamental de la serie es la de poder ampliar los horizontes y puntos de vista de los espectadores para que formen una idea mucho más certera. Y, en caso de que se vean equivocados, de poder cambiarla si alguno de los argumentos les convence. "En la mesa nos damos la oportunidad no solo de hablar de nuestra perspectiva sino de contrastar puntos de vista y escuchar. En pocos lugares a mí me ha pasado que mi perspectiva o mi punto de vista se cambia y se transforma tanto como en la mesa", asegura Luna. "En la mesa he tenido la oportunidad de escuchar a las voces más interesantes y fundamentales en mi vida. He tenido la oportunidad de cambiar de opinión. Y de eso habla 'Pan y Circo', de la intimidad y la comunión que genera sentarse a comer y compartir los alimentos", concluye la primera reflexión.
Por ello, el actor veía trascendental tratar las similitudes, diferencias y relaciones bilaterales entre la comunidad hispanohablante: "Hablar de este tema... Es un tema importantísimo. Es un tema que el programa deja claro que hay una necesidad brutal de reflexionar en esta relación de ida y vuelta. En esta polarización que se está alimentando y que nos hace tanto daño. Y también es importante no dejar pasar lo que ya se está haciendo, lo que está sucediendo. A veces se nos olvida de dónde venimos, quiénes somos y lo cercanos que podríamos estar, lo mucho que podríamos estar haciendo juntos y juntas". Para ello, localizar el debate en Madrid resultaba vital. "El programa era un intento por hacer eso, por decir 'a ver, salgamos y pongamos la mesa en otro lado, en una ciudad como Madrid, donde hoy hay tanta gente de tantos lados, gente de culturas tan diversas conviviendo y compartiendo. Una ciudad que además es pequeñita, donde se da una interacción constante'. En ese sentido me parecía muy interesante hablar de lo que ya está pasando. Porque en Madrid ya pasa, en México ya pasa. En México la comunidad española es enorme, y la historia reciente, no hace falta que nos vayamos muy para atrás, es de analizarse y de contarse", argumenta. Luna sentencia que el propósito del capítulo "es hablar de algo que hoy está pasando, que hoy ya nos sucede, y que claramente después de haber organizado esta cena no puede esperar. A mí sí me pareció que el contraste que se dio en esa mesa, la discusión que algunas preguntas generaron, hizo evidente que es una conversación que si no tenemos pronto se va a ir generando una presión que puede hacer que esto termine mal".
Contra la política del odio
Al ser cuestionado sobre los discursos nacionalistas y xenófobos vinculados a movimientos políticos radicales, Luna tiene claro que "hoy hay un gran reto frente a nosotros. Apaciguar este intento por dividir, por contestar de forma irremediable o irreparable y alimentar una fractura que es muy provechosa para algunos. Hay que combatir esos nacionalismos que ya pierden toda la coherencia en términos de un ustedes contra nosotros que hace mucho daño asimilar o aceptar". Para eso sirve su programa, para dar la posibilidad de comprendernos y olvidar las guerras fútiles: "'Pan y Circo' es un esfuerzo por escucharnos, por entendernos, por hablar de respeto, por hablar de apertura, de entendimiento, de curiosidad. Que no se pierda esa curiosidad porque eso sí es muy peligroso".
"Son los discursos más fáciles de entender y de propagar porque pareciera un terreno muy fértil en términos de promover y propagar esa ignorancia", continúa. Su visión, pese a todo, es optimista: "en el momento en el que nos detenemos y nos escuchamos, en que nos preguntamos las cosas correctas y con paciencia nos tratamos de entender, nos damos cuenta de que hay mucho más que nos une, que hay grandes retos que son comunes. Hay grandes retos que nos unen, esos retos y esas asignaturas pendientes las compartimos. Y por ende la respuesta y la solución también puede estar en una acción articulada y consensada".
La voz de los intelectuales
En la mesa de 'Pan y Circo' se sientan un número reducido de activistas y profesionales de la comunicación o la sociedad. Pero, además, la serie presenta pequeñas entrevistas en las que Luna charla directamente con nombres de primer nivel de la cultura, de la talla de Fernando Trueba, Bárbara Lennie, Joaquín Sabina... "Me impactó, a pesar de que he trabajado con él y lo conozco bien y lo admiro muchísimo, la historia de Jorge Drexler. Me pareció un gran ejemplo para decir mucho de lo que quería decir sin necesidad de ir más allá de contar una anécdota. Eso me pareció muy bonito. Que al contar la anécdota de Jorge Drexler y su vida hoy y de dónde viene, acaba diciendo mucho de lo que el programa quería decir", expone encantado. "También agradecí muchísimo conocer al maestro Sabina, a título personal fue muy bonito tener esa charla con él. Y me quedé muy sorprendido con Diego Guerrero, que tuve una plática con él que ese material daría para hacer un programa solitos. Es un tipo muy lúcido y que tiene una claridad abrumadora que yo agradecí mucho. Otra historia que me parece hermosa para entender de lo que estamos hablando es la de Bárbara Lennie. Me fui con una sensación muy linda de haberme acercado a muchos seres que son el claro ejemplo de lo que somos capaces. Eso me emocionó muchísimo. Sería injusto no decirlos a todos. Por ejemplo, el Niño de Elche, de puta madre, lo que digo ahí es cierto. Escucharlo fue muy interesante y llevarme eso... Hoy ya le conozco, ya puedo profundizar en lo que hace y me emociona muchísimo, y me conecta con este país porque en mucho me interesa su búsqueda", indica Luna, nombrando solo a algunos de los muchos rostros que circulan por el episodio.
En realidad, Luna reconoce que todas estas intervenciones están medidas ya desde antes de empezar a grabar: "La ventaja de esto es que estudiamos a los personajes, investigamos, profundizamos, hacemos líneas de ideas, nos asesoramos muy bien aquí en España y tuvimos un equipo interesante. No solo el equipo con el que venimos trabajando en México sino que tuvimos una oportunidad de acercarnos y acercar el formato a un equipo acá que nos ayudó a llegar a donde llegamos. No solo en la ejecución sino también en la planeación, también en la articulación del discurso. No lo hicimos nosotros solos. Y esas voces que se sumaron y ese tiempo de trabajo se refleja en quién se sienta. Nadie se sienta en la mesa de 'Pan y Circo' si no sabemos qué puede traer a la mesa, qué puede aportar". Así, resume que "por ende, hay un trabajo profundo de investigación previo, no se dejan las cosas a la suerte ni la improvisación. A veces nos sorprenden los personajes, pero por lo menos sabemos que queremos que repita algo que ya dijo. Luego resulta que pues sí, cuando Jorge Volpi empieza a hablar te das cuenta que hoy está viviendo en eso. Hoy vive en España representando a la Universidad Nacional Autónoma de México y viene con ese cometido de buscar esos puentes, de establecer esos puentes entre México y España. Y tiene el tema a flor de piel y podría conducir él el programa. Es la hermosa fortuna de haber escogido bien".
La magia de la televisión
Realmente, 'Pan y Circo' tiene una estructura de fondo muy bien construida y equilibrada. Luna apenas participa en los diálogos en durante la cena, pero sí que es quien lo articula todo. "A mí no me interesa hacer un programa para contarle a la gente qué opino del tema. Me interesa hacer un programa donde pueda compartir con el público todas esas voces que me permiten tener un discurso, una postura y un punto de vista. Y yo muchas veces soy el que sale más transformado de estas cenas. El programa es ahí donde termina. Pero yo en el momento en el que articulo es cuando edito. La edición sí la hago yo, estoy muy metido en el proceso de edición. Somos un equipo pero me involucro profundamente porque justamente ahí es donde se define el discurso", explica.
"Pero para mí el discurso es mucho más interesante si lo dicen otros y otras que si lo digo yo, qué aburrido. Ahí es donde el programa es interesante, porque se trata de desviar la atención del público hacia donde le queremos sugerir, hacia donde creemos que deben escuchar. Es decir, a mí me interesa mucho que oigas la voz de este personaje y que oigas a este personaje, y que escuches la anécdota de tal. Es una suerte de curaduría lo que a mí me toca hacer aquí", analiza acerca de su labor en 'Pan y Circo'. Eso sí, aunque en la cena cede el protagonismo, sí es quien se encarga del papel de moderador, sacando los temas que se van a tratar y buscando los puntos en común: "Yo trato de conducir la cena para que llegue a buen puerto y no acabe con todo el mundo tirándose los trastos a la cabeza. Eso también me corresponde a mí. Pero eso tú no lo ves del todo. En la edición de lo que se trata es de la articulación del discurso que se dio en tres horas pero que ves en 40 minutos".
Evidentemente, entre tanto recorte en postproducción, son muchos los temas que se pierden en favor de una experiencia audiovisual dinámica. "Se me quedaron muchas cosas, al punto que he pensado si no habría que hacer otro episodio con el mismo tema. Porque siento que no solo a mí se me quedaron muchas cosas en el tintero sino también a los personajes en las entrevistas, se les quedaron muchísimas cosas", anticipa Luna, que no ve con malos ojos esa idea de darle continuación. "Me faltó un tema importante que es la influencia en términos artísticos de la industria anglosajona en el mundo de la música o del cine. Y lo difícil que resulta interactuar para los que hablamos un idioma cuando hay tal bombardeo de contenidos que vienen en otro idioma que no es el nuestro. Esa es otra suerte de colonialismo que me encantaría discutir algún día y que se discutió pero no cupo en el programa", revela el cineasta, que matiza que como ese tema "hay muchos otros" que tampoco entraron en el corte final.