El director de la secuela de 'Ocho apellidos vascos', Emilio Martínez-Lázaro, es consciente de que repetir el éxito del primer film "es imposible", ya que la cifra de espectadores "es tan salvaje que solamente se pudo producir porque la gente iba varias veces a verla". Aún así demuestra confianza en una película que tuvo que rodarse a un ritmo que asusta debido al interés de los productores por estrenar la cinta lo antes posible, tal y como ha declarado en una entrevista a eCartelera.com. "Había que estrenar dentro de este año y el guion estaba sin terminar, entonces yo dije que teníamos que ponernos las pilas y todos pensamos que había que hacerlo... Y lo hicimos", explica.
Es inevitable ignorar la resignación que se filtra de los comentarios de Martínez-Lázaro que tuvo que lanzarse a rodar con el tercer acto del guion a medio terminar porque sino no había quien cumpliese los plazos: "eso fue por cuestiones de premura y son cosas que pasan y además diré que es deseable, incluso en guiones perfectísimamente terminados, dejar para el momento final las últimas decisiones".
Clara Lago, Dani Rovira, Carmen Machi y Karra Elejalde repiten en esta segunda parte que cuenta con nuevas incorporaciones como Berto Romero, Rosa María Sardá y Belén Cuesta, a los que se unió Antonio Resines con un personaje que no decía ni una sola palabra y que no llega a aparecer en el film. "Resines estaba tan mudo, tan mudo, que desapareció también de nuestra vista", dice el director bromeando cuando cuenta que el actor rodó una escena que finalmente no está en el largometraje. "Le llamé yo personalmente, le hice la putada de ir allí y al final le he cortado, pero es que rompía el ritmo y no tenía sentido".
La sorpresa no ha sido tal para Resines que ya comentó que era posible que su escena se quedase fuera, algo que quizá no le parece tan mal al actor cuando lea algunas de las críticas que está recibiendo una película cuyas primeras impresiones no son demasiado halagüeñas.
Esto a Martínez-Lázaro, conocedor de la función de la crítica, le trae un poco sin cuidado y asegura que las malas críticas él se las toma "con buen humor o con mal humor pero aguantándote".
El eterno debate
Martínez-Lázaro también opina sobre el precio de las entradas de cine que tanto debate esta generando recientemente debido a la estrategia que Cinesa ha bautizado como "premium". El cineasta tiene claro que "nos guste o no nos guste las entradas resultan caras para la gente porque el poder adquisitivo ha bajado" algo que entra en conflicto con la segunda parte en discordia que hace lo que puede con los márgenes: "me han contado exhibidores de mucha confianza que no podrían bajar las entradas porque tendrían pérdidas".
Con 'Ocho apellidos catalanes' muy caras tendrían que estar las entradas para que la ola de expectación no cumpliese su cometido: arrastrar entre los espectadores en las salas el día 20 de noviembre.