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ENTREVISTA ECARTELERA

Federico Volpini: "Se está educando a la ciudadanía que todo lo que cuesta no merece la pena, cuando es justamente al contrario"

Charlamos con el escritor sobre su pasión por el cine, los festivales, los cambios en los hábitos de los espectadores y el periodismo cinematográfico.

Por Jesús Agudo Más 29 de Diciembre 2013 | 12:19
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Nadie dijo que ser cinéfilo fuese fácil. De todas las películas que pasarán por nuestros ojos a lo largo de nuestra vida, un importante número de ellas se situarán en el terreno de la decepción, o el de la indignación total. Muchos intentarán olvidarse de lo que acaban de ver lo antes posible. Otros, como Federico Volpini, no solo las recordarán, sino que escribirán sobre ellas. Esa pasión por el cine, el bueno, el no tan bueno, el rematadamente malo, es el hilo conductor de la última publicación del escritor: 'Yo he visto cosas que vosotros no creeríais' (publicado por Modernito Books, con ilustraciones de Amanda León).

Volpini, un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a hablar del Séptimo Arte, sobre todo en las ondas, no nos quiere llevar a error: "En realidad, yo ya lo digo en el prólogo, este es un libro de literatura, no es un libro realmente de cine. El cine es una cosa que me gusta mucho, pero es como la vida, el cine y la vida te dan para escribir otras cosas distintas que son eso, pero no son eso". 'Yo he visto cosas...' se compone de una serie de textos en los que puede hablar de un clásico de la era dorada de Hollywood, pasar a una anécdota vivida en uno de los estrenos más recientes, o repasar una jornada típica en el Festival de Sitges. Todo el cine cabe aquí, pero lo hace siempre desde la perspectiva de sus vivencias como espectador: "Me lo paso muy bien en el cine, hasta cuando lo paso mal me lo paso muy bien en el cine. Y eso hace que cuando escribo, me lo paso muy bien. Confío en que aquella persona que se lo lea, se lo pase tan bien como yo".

Federico Volpini

Como habrán podido deducir, este escritor ve mucho cine. Además de los pases de prensa a los que le invitan, y sus religiosas visitas a unos cuantos festivales de nuestro país, intenta pisar una sala siempre que puede, pero admite que "ha habido un cambio en los usos sociales drástico". Pocos hacen, o pueden permitirse, sesiones dobles, como las que disfrutaban él y su abuela cuando era pequeño, en salas mucho más incómodas que las de ahora, pero piensa que el problema no está solamente en el precio: "Se está educando a la ciudadanía, por una serie de responsabilidades del Estado, que todo lo que cuesta no merece la pena, cuando creo que es justamente al contrario". También critica los últimos desplantes que el Gobierno ha lanzado contra el cine de nuestro país: "Es lo que me horroriza de la política cultural de este país, que hay un cine español magnífico, que en cualquier otro país del mundo todavía se sigue viendo, todo el cine francés clásico, en Italia el italiano, aquí...".

Hablando sobre el apoyo que recibe el cine español, Federico Volpini remarca cuáles son los grandes muros contra los que se suele encontrar una película en nuestro país: "Lo peor que le puede pasar a una película es no estrenarse. Después de no estrenarse, lo peor que le puede pasar a una película es estrenarse mal. Y yo entiendo que la industria española debería hacer lo que hacen las demás sociedades en el mundo (salvo la norteamericana): aquello que sale, se apoya. Tiene que tener publicidad. Hay cosas preciosas que salen y que nadie las va a ver porque no saben que están, y eso me parece después de no estrenarse, lo peor", y considera que es labor del Estado el promover aquello que no sea lo habitual, pero que, al no hacerlo, está generando "Una sociedad que no está nada habituada a buscarse el placer sino a coger el placer que le dan sin darle mayor importancia". Evidentemente, otro de los culpables de esta minimización del valor de la cultura es el problema de la piratería: "Yo tengo amigos piratas a los que no puedo entender, sinceramente. Es matar lo que te gusta. Si todos los días entras en un bar y les das un palo, llegará un día en el que el bar cerrará, y eso que te gustaba, te has quedado sin él. Lo has tenido gratis un tiempo, pero se te ha acabado. Es una falta total de sentido. Y si no te gusta, no lo hagas. Es algo que me encocora, esa gente que se baja películas y luego no las ve".

"Los festivales no sobran"

En las páginas de 'Yo he visto cosas...' encontramos una sección muy especial dedicada a los festivales de cine. Volpini muestra pasión al hablar de ellos, y un cariño especial por tres citas celebradas cada año en nuestro país: "Gijón, un festival muy raro, pero muy interesante. Sevilla, cine europeo, muy interesante, no vas a ver otro festival como él. Sitges, te puede gustar o no gustar, pero evidentemente todo el que hace cine de terror está ahí, todo". Lejos de pensar en una saturación de festivales en nuestro país, explica tajante que "los festivales no sobran. Además, el festival que sobra muere, y a veces aunque no sobran también. Lo que es difícil es mantenerlos, no de cara al público sino de cara a quienes pagan". De Gijón, por ejemplo, destaca su capacidad para llenar salas con público que no suele tener como hábito el ir al cine. Lo importante, para él, es que cada festival tenga su personalidad. Hablando de Gijón, y recordando el cambio de dirección que hubo recientemente, con la expulsión de José Luis Cienfuegos (quien ahora dirige el Festival de Cine Europeo de Sevilla), elogia su trabajo al frente del FICXixón hasta ahora: "Tengo un enorme respeto por Cienfuegos, es una persona que sabe, que se lo curra como un cabrón. Que se coge su coche y se va con sus medios a festivales para ver lo que hay. Que todo lo que programa lo ha visto y sabe por qué lo ha programado". Sin embargo, considera que el Festival de Gijón sigue teniendo su hueco, a pesar de no haber podido visitarlo en su nueva etapa. A pesar de esa buena fe, deja caer al respecto del cambio de dirección: "Cuando algo funciona bien, no lo cambies".

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais
Como espectador, Volpini intenta entrar en la sala de cine sabiendo lo menos posible de la película que va a ver, algo que cree bastante complicado de lograr, excepto en los festivales: "A veces me he llevado sorpresas... duras, y a veces al revés, una película que probablemente, de haber sabido de qué iba o quién la dirigía, no hubiera entrado y me ha encantado". Su libro está compuesto por un buen número de críticas de películas, textos que muchas veces se leen a la hora de escoger qué películas ver, aunque Federico Volpini crea que debería ser más bien al revés: "Entiendo que las reseñas, sobre todo las de verdad, hay que leerlas después de ver la película, no antes. Entiendo que todo lo que no sea una reseña erudita, esto es, que te vaya a ayudar a entender aquello que no has entendido, o situarte donde tú no estabas situado, todo aquello que no sea eso, debe ser una cosa distinta, porque la película ya está, entonces volver a contar la película, ¿para qué?". Su libro ha querido situarlo en otro plano de la escritura cinematográfica: "Entiendo que las películas ya cuentan lo que quieren contar, y el que quiera escribir sobre las películas, o lo hace desde la erudición, que es una muy digna y una muy útil manera de acercarse al cine, o lo hace yendo del cine hacia otra cosa distinta". Más concretamente: "Lo te sugiere, lo que esa semilla que ha quedado en tu pobre cerebro cuando has visto la película, eso germina y sale una planta, es la película pero es de otra manera. Así es el libro".

En este compendio de textos encontramos desde mitos del celuloide a películas no tan agraciadas, ¿cuál es su nexo de unión? "Hasta ahora no ha habido, creo que con ninguna excepción, una sola película de la que no haya aprendido algo, no ha habido tal cosa". Aunque no tenga problema en decir que una película no le ha gustado, siempre busca la forma de sacarle el lado humorístico, sin hacer sangre: "Entiendo que todo lo que hago es con buena intención, no me importaría que me lo hicieran a mí. Pero cuando alguien escribe algo malo sobre ti, ten un poquito de cintura y ríete, que todos hacemos el idiota con muchísima frecuencia". Tras tantos años dedicados al "mundillo", es lógico haberse labrado unas cuantas amistades. Volpini es de los que prefieren no escribir negativamente de alguien que pueda llegar a leer sus textos: "Es muy improbable que me cruce con Ridley Scott en mi vida. Es muy improbable que Russell Crowe lea algo que haya escrito sobre él. Yo procuro, siempre que es cine español, o me ha gustado o no hablar de él. Si tuviera alguna firma de prestigio internacional, procuraría hacer crítica del cine que me ha gustado. Lo que intento hacer siempre, y repito, esa rémora, esa limitación que me autoimpongo de pretender no molestar a la gente que puede sentirse molesta porque me puede leer, no me gusta, creo que es una falta de educación. Con la gente a la que conozco porque son mis amigos me siento más libre, porque se lo puedo decir a la cara, y no pasa nada". Lo más importante para él es evitar malos tragos, disfrutar con lo que hace: "Entiendo que escribir es como ver cine, tienes que pasártelo bien, y si no te lo estás pasando bien...".

'Yo he visto cosas...' es solamente una pequeña muestra de la capacidad que tiene el cine para inspirar a Federico Volpini. Comenta que no tendría problema en encontrar material para otro tomo, pero mientras ha encontrado una válvula de escape en la Red, escribiendo en su blog "Cinesporas en el blogo aerostático". "Internet es una herramienta como otra cualquiera. De hecho, si se usa bien, te permite llegar a todas partes y permite que gente que jamás te hubiera leído te lea, y te permite además, que es una de las cosas que más me gustan de las redes, tener una respuesta. En prensa es otra cosa, te puede enviar una carta un lector, pero no es lo mismo. En la red hay una reacción inmediata y muy interesante. Muy dolorosa, pero muy interesante", comenta acerca de su traslado a los unos y ceros. En este espacio personal mantiene esa forma tan particular de hablar sobre cine que ya nos presenta en su libro. Pero, sobre todo, deja de nuevo marcada con cada palabra su pasión por las historias en pantalla grande, una pasión que nos contagiará a todos los que amamos el cine, y a los que nos encanta hablar de cine. De la forma que sea.