Julita Salmerón ha aterrizado en la gran pantalla con 'Muchos hijos, un mono y un castillo' como la nueva madre que viene a revolucionar el panorama español, como ya hiciera Carmina Barrios, la madre de Paco León. El actor Gustavo Salmerón ha documentado la vida de su familia durante 14 años y debuta en la dirección de largometrajes con una comedia documental que ya se postula como la que podría ser la gran favorita a llevarse el Goya a Mejor Documental. 'Muchos hijos' se estrena este 15 de diciembre.
Todo empezó con la matanza de un cerdo y una reflexión de Julita Salmerón, en la que se sentía identificada con el animal al compartir grasa. "Siempre he sentido que, no sólo mi madre, la familia al completo era peculiar, muy original y muy creativa", explica Gustavo Salmerón, el artífice que ha hecho posible que descubramos en Julita a toda una estrella. En ese momento, el director comenzó a retratar la vida de su familia, que acabó teniendo como hilo conductor las vértebras de su bisabuela que Julita conservaba en su casa y, también, los tres deseos que siempre tuvo su madre: tener muchos hijos, un mono y vivir en un castillo.
A ella aún le cuesta asimilar su debut en la pantalla y la imagen que proyecta: "No me gusto, no me parece que soy graciosa", pero reconoce que, al final, después del éxito en San Sebastián, Toronto y el Festival de Karlovy Vary, "como le gusta a la gente en todos los países, digo: 'tendrá algo de gracia, será interesante' Más que nada creo que es la naturalidad, que no llevo nada preparado".
Julita y las series
La historia disparatada de una familia numerosa que se define como caótica ha cautivado a muchos e incluso, a los Salmerón ya les ha llegado una oferta para hacer una serie, aunque a Julita la idea no le entusiasma demasiado. De todas formas, después de haber grabado la vida familiar, a ambos les gustaría dar una segunda vida a esos otros momentos hilarantes de la familia que componen las 400 horas de material de la película. "Hay un material enorme si cabe mucho más divertido que la película", cuenta Julita.
Documentales demasiado locos para ser ciertos
'Muchos hijos, un mono y un castillo'
Cuando la historia (en minúsculas) de una familia que debido a la crisis económica tiene que vender su casa, un lujoso castillo (comienzan las interferencias), se da la mano con la Historia (en mayúsculas) de todo un país durante el siglo XX, reflejada en la figura de Julita, la matriarca, hija de la Guerra Civil y víctima del franquismo sociológico, con una particular visión de su vida y de España misma, nos encontramos ante un documental importante. Si además lo consigue a través del sentido del humor, en realidad tenemos ante nosotros un tesoro que transmite una vitalidad desbordante.
Rodando a lo largo de 15 años con una deliciosamente anticuada cámara de vídeo y notable gusto compositivo en 4/3, Gustavo Salmerón otorga un riguroso sentido formal al conjunto de 'Muchos hijos, un mono y un castillo', que integra a la perfección material de archivo junto al seguimiento a su protagonista, su propia madre, que no puede desprenderse de ninguno de sus objetos personales y almacena desde los restos de sus antepasados a todo tipo de enseres a los que parece unirle un apego que la mantiene con vida. Y el día que deje de hacerlo, que nadie se olvide por si acaso de pincharla con un alfiler, como ella misma hace con su idiosincrasia a la larga tradición del esperpento en la literatura y el cine español.
'Jim & Andy'
Cuando vimos la delirante entrevista a Jim Carrey en la New York Fashion Week probablemente la primera reacción lógica era preocuparse, pero en su nihilismo también nos concedía la oportunidad de contemplar una persona feliz, que había trascendido a sus circunstancias. Jim Carrey ya no pertenecía a este planeta, superada (o no) la depresión, con sus declaraciones se liberaba de sus recientes tragedias personales y de las exigencias de su imagen pública. Quizás no estaba loco, en su visión del mundo igual estaba más cuerdo que la mayoría.
Que el estreno del documental 'Jim & Andy' coincidiera prácticamente en el tiempo con esta entrevista ayuda a comprender a la persona detrás de Jim Carrey, pero sobre todo también a la clase de actor y comediante que fue el protagonista de 'Dos tontos muy tontos'. El documental nos descubre un sorprendente y genial material inédito, confiscado por la productora durante el rodaje de 'Man on the Moon', el celebrado biopic de Andy Kaufman. Un making of insólito que revela hasta qué punto se adentró en su personaje el bueno de Jim, poseído según él por el espíritu de Kaufman, que guiaba todas sus acciones.
La comedia explota en el momento en el que la realidad y la ficción son indistinguibles, en sus imitaciones (la de Milos Forman es sublime, pero la que traspasa los límites posibles del humor es la de Jackie Kennedy) y en el desconcierto que causaba su presencia. Pero además de ese material, oro puro logrado gracias a un gran trabajo de montaje y de selección entre las más de diez horas de archivo, el espejo nos devuelve a Jim Carrey en la actualidad, reflexionando sobre su oficio, sobre las consecuencias de ser un humorista y de convertirse en otra persona, de cómo cada personaje ha reflejado una etapa de su vida. Pero sobre todo confiesa que ser Andy Kaufman le protegía de ser él mismo, su mayor enemigo. Una brutalmente honesta carta de amor y de repulsa hacia una profesión, la de ser el tipo gracioso, capaz de difuminar las fronteras del yo, de dar y quitarlo todo. Menos la carcajada, aunque esta vez sea una torcida.
'Tickled'
Descubrir la existencia de una competición profesional de aguantar cosquillas ya es algo lo suficientemente turbio como para ver este documental, pero lo que encontrará el periodista neozelandés David Farrier detrás de esa extraña organización es imposible de explicar, deja atónito. Una película que es capaz de pasar de la risa incómoda a directamente congelar la sonrisa, a la que en su investigación solo se le puede achacar que no se salga de los cánones del reportaje periodístico. Pero sin duda se trata de uno que solo podría salir de las profundidades sin fondo de internet. Ideal para ver en sesión doble con 'Catfish'.
'Letters to Max'
Esto no es una comedia, aunque sin duda tenga su gracia. Tampoco es un fake, aunque pueda parecerlo. Esta es una historia real, conviene recordarlo. El cineasta y artista Eric Baudelaire filma su intercambio de cartas con Maxim Gvinjia, Ministro de Exteriores de Abjasia, una antigua república soviética del Cáucaso, secesionada de Georgia tras una guerra civil en 1992-1993 e ignorada desde entonces por la comunidad internacional, que no reconoce su existencia.
Con tanta ironía como compromiso, la película reflexiona sobre la paradoja de filmar un lugar que no existe, el absurdo de enviar cartas a un destinatario sin buzón, un país aislado por el resto del continente, mientras en su correspondencia aborda la historia reciente de Abjasia y por ende la de Europa. Su inteligencia desplegando recursos documentales, la belleza de sus imágenes y la forma de plasmar las cartas como texto en pantalla son algunos de los motivos por los que la película se convierte en algo más que un memorable alegato político, sino en la tierna historia de una amistad que trasciende fronteras. Existentes y por existir.
'Sobre la marxa'
Más que una película, nos encontramos ante una epopeya, la historia más grande jamás contada. En lo que no dejaba de ser su proyecto final de carrera, Jordi Morató gestó algo mayor situándose en un segundo plano para dejarse asombrar por la obra de "el Garrell", que durante 45 años creó su propia selva a las afueras de Girona. Un laberíntico ejercicio de art brut realizado como defensa frente a la civilización, en el que se escondía y dio rienda suelta su imaginación rodando una serie de películas caseras donde interpretaba su propia versión de Tarzán, "el Tarzán de Argelaguer". Como lo oyen.
'Sobre la marxa' recupera esas divertidísimas y extravagantes cintas de VHS para devolver la dignidad de un hombre al que expulsaron de su paraíso arrebatándole todo lo que había creado, pero sobre todo para elogiar su forma de vida fuera de toda norma. Como este documental hilarante y enternecedor, cargado de mensaje.
'Mistaken for Strangers'
"La película sobre música más divertida desde 'This is Spinal Tap'", coincidía la crítica. Y no resulta nada desafortunada la comparación. Tom, el hermano de Matt Berninger, cantante del grupo norteamericano The National, es un frustrado director de cine, autor de terroríficos (valga la redundancia) cortos de terror. Pero en definitiva, y sobre todo en comparación con Matt, es un desastre de ser humano con el que no guarda nada en común, aunque dada la insistencia de su madre convencerá a su hermano para darle trabajo durante una gira.
Como si se tratara del planteamiento de una sitcom a lo 'Primos lejanos', de dos personajes opuestos obligados a convivir entre sí, 'Mistaken for Strangers' surge como una obligada convivencia, como última posibilidad de entendimiento. Lo que nadie sabe ni espera es que Tom está documentando la gira, adentrándose con su cámara allá donde nadie puede hacerlo, provocando una sucesión de momentos incómodos debido a su torpeza y grosero sentido del humor. Hasta el punto de que es despedido y se ve incapaz de terminar el documental. La propia película se convierte en ese fracaso, en un documental fallido que intenta buscar un final sin conseguirlo. Algo que asume con autocrítica y sentido del humor, encontrando un vínculo fraternal auténtico dentro y fuera del escenario.
'Tabloid'
Si hay un cineasta que, desde los mecanismos que ofrece el lenguaje cinematográfico, siempre ha impregnado a sus documentales de sentido del humor, ese es Errol Morris. En sus manos, un sutil corte de montaje, un leve inserto o una voz en off sobre material de archivo pueden ser suficientes para transformar el sentido de las imágenes y añadir una pizca de comedia a cualquier historia, por dura y terrible que sea. Algo que el director de la oscarizada 'Rumores de guerra' volvió a lograr con la atribulada vida de Joyce McKinney, que se podría contar mediante titulares de tabloides.
Pese a la aparente banalidad de su protagonista, al igual que hiciera con los Secretarios de Defensa norteamericanos Donald Rumsfeld y Robert McNamara, Errol Morris entrevista a Joyce McKinney como si fuera alguien capaz de confesarnos secretos de estado. Y no llega hasta ese punto, pero su vida, y sobre todo la pasión con la que la cuenta, nos presentan el inverosímil retrato de una mujer al límite de la razón y la locura. La clase de material que se ajusta perfectamente a la comedia, pero que Morris aborda con el rigor documental que le caracteriza, lo que provoca un gesto entre incredulidad y extrañamiento aún más divertido al seguimiento de su historia y cada una de las sorpresas que esconde.
'The Yes Men Fix The World'
Andy Bichlbaum y Mike Bonanno te encantan y eso que aún no los conoces. O sí, puedes haber sido víctima de alguna de sus bromas virales. Son The Yes Men, un dúo de activistas que llevan más de 20 años infiltrándose en eventos mediáticos y haciéndose pasar por responsables de multinacionales y asociaciones para desmontar su fachada y concienciar a la sociedad. 'The Yes Men Fix the World' es el segundo documental que realiza un seguimiento a su trabajo, probablemente en el que estuvieron más implicados desde el aspecto creativo y el más centrado en explotar las posibilidades cómicas de su activismo, ayudándoles a crear una seña de identidad propia que les acompaña desde entonces.
Su finalidad es dar voz a desgracias medioambientales y luchar contra el daño que causan las grandes corporaciones a la sociedad. Y lo hacen a través del humor, del hoax y del fake principalmente, ya sea a través de extravagantes pelucas y disfraces o con elaborados montajes de vídeo, que, por muy inverosímil que parezcan, suelen colar. Y es verdad que desde su temeridad y provocación quizás no arreglan el mundo, pero sí ayudan a provocar pequeños cambios fundamentales para visibilizar la protección del planeta. Y de paso nos sacan una sonrisa con sus ocurrencias.
'Grizzly Man'
Hablar estrictamente de comedia para referirnos a 'Grizzly Man' no sería correcto ni justo, por no hablar de cuestionable éticamente, pero sí es cierto que la película se asoma al vacío de un modo que el humor absurdo y la desesperación existencial se acaban entrelazando. La risa puede surgir como congelarse al mismo tiempo.
Interesado como siempre por la humanidad asomada al abismo de sí misma, Werner Herzog se adentra en la terrible, hermosa y, sí, ridícula historia de Timothy Treadwell, con el asombro con el que se acerca a todos y cada uno de los descubrimientos que pueblan su filmografía. Mediante su particular voz en off, relata cómo un hombre creyó durante años poder comunicarse y convivir entre osos, hasta ser devorado por uno de ellos. Predecesor de los vlogs de Youtube, Treadwell grababa sus interacciones y documentaba su relación, un material del que Herzog se nutre para dotar de ternura al personaje, pero también para crear incomodidad al espectador, alertado en cada una de sus imágenes. Algo frente a lo que la risa surge como única liberación posible.
'Perdidos en La Mancha'
Probablemente hablemos del documental por antonomasia sobre rodajes fallidos. Aunque el hecho de que Terry Gilliam, más de una década después, finalmente haya podido rodar 'El hombre que mató a Don Quijote' le resta algo de mística, para qué vamos a negarlo.
A principios del nuevo milenio, tras varios fracasos de taquilla a sus espaldas que le alejaron de Hollywood, Terry Gilliam se propuso cumplir un sueño, pero se convirtió en pesadilla. En el rodaje de su Quixote todo lo que podía salir mal, salió peor. Desde las localizaciones en las Bardenas Reales de Navarra junto a un recinto militar al mal tiempo, por no hablar de un Rochefort demasiado enfermo y la consiguiente caída de la financiación... el documental se contagia de este febril estado y deja de ser un making of para convertirse en una comedia de enredos. Keith Fulton y Louis Pepe son testigos del hundimiento del barco, pero al igual que su capitán, no sucumben, lo convierten en una fiesta e intentan a toda costa terminar la película. Y finalmente tuvo que ser esta, la que nos acabaron dejando, la adaptación de Cervantes más quijotesca y delirante jamás imaginable.