El próximo 5 de enero llega a nuestros cines 'Molly's Game'. Una historia basada en hechos reales, que narra la ascensión y caída de Molly Bloom, quien durante más de una década se convirtió en la reina del imperio de póker clandestino más grande de Estados Unidos. La cinta protagonizada por Jessica Chastain e Idris Elba supone además el debut como director de Aaron Sorkin, guionista de películas como 'La red social' o 'Steve Jobs'.
Con motivo de su estreno en España, desde eOne Spain nos llegan, en exclusiva, estas declaraciones de Idris Elba, en las que detalla y analiza tanto a los personajes, como su propia experiencia al trabajar con dos grandes profesionales de la talla de Chastain y Sorkin. Según el propio actor, aquellos que acudan al cine verán a "Aaron Sorkin en su mejor versión como guionista, con el bonus extra de ver cómo dirige".
Para Elba esta es además "una película sobre el carácter" en la que veremos a una "cenicienta repartiendo leña". El actor británico también asegura que los fans de Chastain quedarán contentos, ya que veremos una de las mejores actuaciones de la actriz que "no ha hecho una imitación de Molly, sino una interpretación ingeniosa y llena de matices" del personaje.
Una historia de película
La vida real de Molly Bloom poco tiene que envidiar a cualquier película. La ex-esquiadora olímpica, tardó menos de una década en convertirse en la "princesa del póker" gracias a las timbas clandestinas que organizaba. Allí, actores de la talla de Tobey Maguire, Leonardo DiCaprio, Matt Damon o Ben Affleck, junto con grandes magnates y deportistas de la élite de Hollywood, se dejaban cientos de miles de dólares cada semana.
Aaron Sorkin, de peor a mejor
'Malicia'
Sorkin siempre ha tenido la suficiente personalidad y talento como para no intentar ser otro. Sin embargo, si que ha adaptado su forma y estilo a algunas de las propuestas a las que se ha enfrentado. Y 'Malicia' es, posiblemente, la que mayores dosis de evidencia presenta al respecto. El thriller no es, digamos, un género en el que se encuentre especialmente cómodo, como bien demuestra esta historia de asesinatos, engaños y giros de guión que se miran directamente en los ojos del maestro Hitchcock para terminar sepultados bajo la sombra de su referencia. La intriga, por momentos, está más que conseguida pero conforme avanza el relato, todo se vuelve previsible e inverosímil. Lo que queda es poco más que un pasatiempo olvidable que poco o nada aporta a su carrera más allá de la curiosidad. El Sorkin menos Sorkin.
'La guerra de Charlie Wilson'
Si nos ponemos en la piel de cualquier actor que se nos venga a la cabeza, cuando te llega un guion firmado por Sorkin debe ser uno de los mejores días de tu vida. Sabes que, pase lo que pase, existe un 90 por ciento de opciones de que tengas la oportunidad de deslumbrar a base de diálogos brillantes, monólogos repletos de inteligencia y clasicismo en la mejor de sus vertientes. No cuesta demasiado imaginarse a Tom Hanks, Julia Roberts y, en especial, Philip Seymour Hoffman, frotándose las manos al recibir el trabajo que Sorkin había realizado adaptando 'La guerra de Charlie Wilson', el libro de George Crile que narra las aventuras y desventuras de un congresista tan aficionado a las fiestas y resacas como a la política de los bajos fondos y las fotografías de portada.
Lástima que, en todo momento, ellos sean los únicos que disfrutan con una propuesta tan hermética, irregular y finalmente aburrida. Se intuye en todo momento la película que podría haber sido, y sin embargo, uno es consciente de estar presenciando la única salida posible. Salvando la arrasadora interpretación de Seymour Hoffman, la decepción es tan dolorosa como inevitable. Aceptable, siendo benevolentes.
'El presidente y Miss Wade'
No todo va a ser alabanzas y aplausos para Sorkin. Si hay un punto en común en el que se encuentran y abrazan sus defensores y detractores, ese suele ser su manía de echar azúcar en dosis industriales en cuanto surge la oportunidad. Cuidado, muchos son partidarios de este equilibrio entre el ácido y el dulce, después de todo, no siempre se puede estar siendo sarcástico e irónico, pero cuando el bueno de Aaron se remanga y agarra la manga pastelera, uno puede temerse lo peor. En el caso de 'El presidente y Miss Wade', está justificado.
Hablamos de la comedia romántica de su carrera, la oportunidad de oro para liberarse de las cadenas más carismáticas de su personalidad y rendirse a la evidencia de una historia de amor tan repleta de tópicos que hasta sorprende la capacidad que tiene para aguantar el tipo. Ayudan, no hay duda, sus dos protagonistas, Michael Douglas y Annette Bening, encantados de participar y derrochar personalidad en un cuento de hadas que, por más que nos empeñemos, es tan Sorkin como cualquiera de sus propuestas más logradas. La otra cara del genio. Lo cursi y lo clásico.
'Sports Night'
La oferta consiste en observar atentamente todo lo que ocurre detrás de un programa de deportes por cable. Es la excusa que Sorkin utiliza con una serie infravalorada, presa de una serie de decisiones erróneas (esas risas enlatadas de los primeros capítulos) y herida de muerte con la indiferencia del público. La búsqueda obsesiva de la perfección por parte de sus personajes, sus relaciones personales, la ansiedad, la impaciencia, las dudas y las ambiciones de un grupo de figuras que se mueven como peones en un tablero de ajedrez en el que, de nuevo, la personalidad de su creador termina siendo la mejor de sus virtudes. El tiempo no la ha tratado especialmente bien pero estamos ante una de las piezas imprescindibles para dar forma y entender la figura de Sorkin.
'Studio 60 on the Sunset Strip'
Una temporada, 22 episodios. Y fin. La breve pero intensa vida de 'Studio 60', apoyada por la gran mayoría de la crítica pero ignorada casi por completo por el público, no hace justicia a su valor. Sorkin volvía a introducirse en los entresijos de la televisión, ambientada en esta ocasión en un programa de sketches, y lo hacía de una manera más que interesante. Señas de identidad omnipresentes de un estilo de escritura que, a pesar de repetir algunos tics inevitables, elevaba el listón dejado por 'Sports Night' en menor tiempo. Un prodigio de ritmo al que la suerte no acompañó pero que se mantiene a día de hoy como una de las series imprescindibles para rescatar de ese rincón del olvido al que parecía destinada. Todo en ella funciona como un reloj y su corta travesía nos permite soñar con las múltiples vías de crecimiento que se perdieron en el camino.
'Steve Jobs'
Es curiosa la cantidad de veces que se puede hablar de injusticia a la hora de analizar la obra de Sorkin. Si el año pasado hubo una película profundamente infravalorada, esa fue 'Steve Jobs'. Si hablamos en términos de premios, claro, el doloroso honor es compartido con 'Carol', pero en todo lo demás, este biopic se lleva la palma. Es cierto que las críticas fueron mayoritariamente positivas, pero el golpe en taquilla propició que muchos aprovecharan la oportunidad para machacar a todos sus responsables, salvo a Fassbender y Winslet. Sólo faltaba.
Desde su planteamiento, concebido en tres grandes actos complementarios que sirven para construir una visión lo más completa posible sobre un genio demasiado consciente de su talento, 'Steve Jobs' constituye el último gran triunfo de un guionista capaz de mantener el equilibrio a base de tormentas, gritos y culpas compartidas. Por buscarle un 'pero', el final no está a la altura, cayendo en ese temido abismo de la épica azucarada marca de la casa. En cualquier caso, un ligero desliz que no empaña un trabajo más que notable.
'Algunos hombres buenos'
Jugando sobre seguro. O, siendo más justos con la verdad, haciendo fácil lo difícil. Con 'Algunos hombres buenos', Sorkin convierte el clásico thriller noventero en cine judicial de primera categoría, equiparable a los mejores momentos del género. En manos de otro guionista, probablemente estaríamos hablando de un trabajo repleto de tópicos y giros previsibles, pero Sorkin consigue mantener el ritmo de una manera ejemplar, ofreciéndole al estupendo reparto distintos momentos de gloria que ellos, tan listos, saben aprovechar. Un clásico contemporáneo que no ha envejecido ni una pizca y que se mantiene a día de hoy como una de las películas más valiosas de su década. Un Sorkin para todos los públicos, medido, inteligente, contundente. Maravilloso.
'The Newsroom'
Amada por unos, odiadas (profundamente) por otros, 'The Newsroom' es el Sorkin más debatido hasta la fecha. Una serie que muchos elevaron a las alturas mientras otros señalaban con el dedo por ser tramposa, pedante y pretenciosa. Y puede que ambos tuvieran razón. Iniciada con uno de los monólogos más brillantes vistos en la pequeña pantalla, el regreso de Sorkin a la redacción de un programa de televisión, informativo en este caso, funciona más como una especie de resumen de todas las virtudes y defectos de su creador que como espejo real del mundo del periodismo. Con un reparto en estado de gracia, especialmente Jeff Daniels, Emily Mortimer y Olivia Munn, excelentes, 'The Newsroom' pecó de ser demasiado irregular, triunfando a lo grande en sus mejores momentos, la mayoría de ellos pertenecientes a sus primeros capítulos, y cayendo en el error más doloroso en sus instantes más bajos, como en los finales de la segunda y tercera temporada. El mejor y peor Sorkin, detrás y delante de las cámaras.
'Moneyball'
Un equipo de beisbol (Atléticos de Oakland) y la figura de Billy Beane, su director general, famoso por conseguir éxitos utilizando un nuevo método que implicaba construir un equipo competitivo con recursos económicos inferiores a la mayoría de los equipos en las Grandes Ligas, empleando para ello distintos métodos estadísticos por ordenador. Con semejantes armas, Sorkin consiguió sacar el mayor de los rendimientos. La clave estaba en el cerebro más que en en el corazón, sin dejar de lado la épica y la emoción.
'Moneyball' te agarra desde el primer momento y ya no te suelta, te implica en un mundo que muchos espectadores desconocen, desconocemos, por completo. Por eso tiene aún más merito el triunfo que supone esta película, apasionante y llena de intensidad, capaz de hipnotizar con unos diálogos ágiles y geniales y una dirección a la altura de Bennett Miller, uno de los grandes del cine contemporáneo. Un trabajo excelente en prácticamente todo, esquivando con suma inteligencia los tópicos más manidos del cine deportivo y la lágrima fácil. Si te emociona, la culpa la tiene un gesto o una mirada de confianza entre sus dos protagonistas principales, un Brad Pitt soberbio y un Jonah Hill repleto de ternura y encanto.
Sorkin da con la tecla exacta entendiendo que el rugido de un estadio cobra más fuerza cuando se escucha desde un vestuario vacío.
'El ala oeste de la Casa Blanca'
El error sería quedarse en las cifras. De acuerdo, sus tres Globos de Oro y 26 Premios Emmy, empatando con 'Hill Street Blues' como la mayor ganadora de la historia de los premios televisivos más prestigiosos, suponen una carta de presentación lo suficientemente contundente como para darle una oportunidad a una de las series realmente imprescindibles. Sorkin en estado puro, Sorkin disfrutando en cada escena, Sorkin deslumbrando con un control del ritmo, la comedia y el drama, el suspense y el romanticismo, la épica y la sencillez (grandiosa). Considerada su cima de manera casi unánime, 'El ala oeste de la Casa Blanca' sigue mintiendo su capacidad de hipnosis a base de diálogos incapaces de decaer. El reparto, inconmensurable del primero al último, hace el resto. ¿Una serie sobre política divertida, entretenida y emocionante? No te dejes confundir por el show pretencioso de Kevin Spacey y compañía, aquí tienes la verdadera respuesta.
'La red social'
El ser humano necesita sentirse valorado. Necesita saber que hay alguien al otro lado, que se preocupan por el, que se mantienen alerta por si necesita cualquier cosa. Necesita verse reflejado en otras reflexiones, protagonista o secundario en la vida de alguien, centro de atención de algunas dudas, conflictos, alegrías o tristezas. Sentirse solo, excluido del sector de personas del que deseas formar parte puede provocar una de las ideas más revolucionarias e importantes de nuestra historia, como es el caso que nos ocupa, pero también puede despertar el lado más ambicioso, egocéntrico y perturbador que es parte esencial de una parte de nuestro comportamiento. ¿Hasta qué punto un ser humano puede ser popular solo por contar con 200 amigos en una red social?. ¿Hasta qué punto esas relaciones son reales?. ¿Hasta qué punto alguien puede sentir la inmensidad de la soledad frente a una pantalla?. Nadie nos había hecho pensar en todas las respuestas a estas preguntas de manera tan clara como Sorkin en 'La red social'. Por eso hay que volver a ella cada cierto tiempo. Por eso es su gran logro hasta la fecha.
No se trata solo de una demostración de sabiduría cinematográfica por parte de un genio como David Fincher, acompañado de unos actores que alcanzan la perfección. Hablamos de una película necesaria. De un clásico que sirve y servirá para entender una generación, un instante, una fotografía en movimiento de la humanidad aquí y ahora. Es más que una obra maestra de nuestro tiempo. Y no es, ni muchísimo menos, solamente una película sobre el creador de Facebook. Se trata de una historia sobre nuestras miserias, necesidades, complejos. Se trata de algo que habla de todos nosotros. Es tan grande que da miedo, tan real que asusta. Ya era hora de dejar de hablar de lo que éramos o de lo que podemos llegar a ser. Tocaba hablar de lo que somos. Y nadie lo ha contado mejor que Sorkin.