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ENTREVISTA ECARTELERA

Isabel Coixet ('El techo amarillo'): "Que un delito, como el abuso sexual, prescriba no significa que no haya ocurrido"

Entrevista a Isabel Coixet, directora de 'El techo amarillo', y Sonia Palau, Violeta Porta, Goretti Narcís y Miriam Fuentes, miembros de Dones a Escena.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 17 de Diciembre 2022 | 16:08
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Isabel Coixet ('El techo amarillo'): "Que un delito, como el abuso sexual, prescriba no significa que no haya ocurrido"

En el año 2018, nueve exalumnas del Aula de Teatro de Lérida denunciaron ante la Justicia haber sufrido abusos sexuales por parte de Antonio Gómez, profesor de la escuela y director de la institución entre 2009 y 2017, figura que, además, ejerció con carácter autoritario su poder. El caso se archivó por haber prescrito para motivó a que el asunto se publicase en un extenso reportaje en el diario Ara. Un trabajo de investigación que impulsó a la cineasta Isabel Coixet a realizar un largometraje, 'El techo amarillo', que está en salas comerciales desde este 16 de diciembre. Un film que expone la impunidad que existe ante estos crímenes. "Que un delito haya prescrito no quiere decir que no se haya producido", advierte la realizadora.

El techo amarillo

El documental expone por qué, en muchos casos, a la víctima le toma tiempo procesar lo que le ha ocurrido, sumado también a la importancia de recuperarse psicológicamente y tomar la valentía de denunciar, algo que lleva su tiempo y que, justamente, es lo que provoca que, en muchos casos, la Justicia desestime sus demandas. De ahí, que tanto la publicación del reportaje de Ara como el estreno de 'El techo amarillo' sirven para que sus testimonios impulsan a otras víctimas a hablar. Gómez fue profesor de teatro en el Aula entre 2005 y 2018, dando clase a estudiantes entre 5 y 17 años.

"Leí el artículo cuando salió publicado, me fascinó. No había fotos de ninguna de ellas, solo aparecieron sus iniciales. Había algo en ese texto que me tocó profundamente, especialmente lo que narraba Cristina [una de las protagonistas del documental], el que hace referencia al techo amarillo, por eso se llama así el film. Es un poco el símbolo de cómo se siente la víctima", explica Isabel Coixet en una entrevista concedida a eCartelera en Madrid, dentro de la promoción de la cinta.

El techo amarillo

"Oír sus voces me conmovió más incluso. Barajé la posibilidad de realizar una ficción, pero cuando las conocí, pensé que una ficción no hubiera estado a la altura de lo que hubiera sentido al verlas. Las embarqué en esta aventura", continúa. "Cuando Coixet nos propuso ponernos delante de la pantalla, nos supuso un reto, pero sentimos que, en todo momento, íbamos a estar muy acompañadas y apoyadas", expone Goretti Narcís, una de las víctimas que se atrevió a contar su testimonio en el largometraje. "Estábamos muy enfadadas e indignadas, pensamos que era el momento de dar la cara. Llega un punto en el que sentimos que había hablar frontalmente, mostrando nuestros rostros. Basta ya de proteger a la institución", exclama Violeta Porta, otra de las denunciantes.

"La Justicia no ha ejercido su función"

Uno de los elementos más importantes del film es cómo expone el tiempo que varias víctimas necesitan para canalizar lo ocurrido y tener la fuerza interior de denunciarlo públicamente y, cómo, este factor no se tiene en cuenta a nivel judicial ni legal, provocando una horrible sensación de impunidad. Es más, en el caso de Gómez, huido actualmente en Brasil, fue flagrante, puesto que fue despedido de la institución con una cantidad generosa de indemnización, casi de 60.000 euros.

El techo amarillo

"La indemnización es la bofetada final. Creo que pasa algo, que la prescripción no significa que las cosas no ocurrieron. Significa que, legalmente, no se va a pagar por ello. Pero, cuidado, estos hechos sucedieron. Si hay un documento de la fiscalía que certifica que ha habido una investigación, que ellas tuvieron que declarar ante jueces, abogados, fiscales y policías. Si este documento existe y deja bien claro que hay más que evidencias probadas de que las acusaciones son ciertas, aunque prescritas, ¿por qué se le da dinero a este señor? No lo puedo entender", denuncia Coixet.

"La Justicia es el sistema que tenemos para mediar en los conflictos. Yo tengo un conflicto con alguien y necesito un agente externo que investigue y vea qué ha pasado. Pero, en este caso, la Justicia no ha ejercido esa función y no ha podido dictar una sentencia. Lo único que ha podido es que no nos da la razón, pero tampoco nos la quita. El auto exponía que el fiscal veía evidencias de delito, que eran ciertos, pero que no se puede investigar porque han prescrito", manifiesta Sonia Palau, también miembro de Dones a Escena que participa en el film.

El techo amarillo

"El problema no es solo de la burocracia o la sociedad, sino del sistema que está creado", añade Narcís. "La ley de prescripción ha cambiado, pero sentimos que queda mucho por hacer. No debería prescribir", expone Porta. "Hay muchos factores. Una no quiere sentirse víctima, por ejemplo. Por otro lado, nos hemos encontrado a muchas chicas que sienten que los que les ha pasado a ellas es un asunto menor y que, por eso, denunciar, igual es demasiado. Nosotras mismas, cuando fuimos a denunciar, nos llegamos a decir: «Le vamos a hacer la vida imposible a él». Claro, después pensábamos, si ha sido él el que me ha hecho la vida imposible a mí y ni se lo ha planteado. Hay muchos factores que te lleva un tiempo reflexionarlos antes de hacer la denuncia y eso hace que el tiempo vaya pasando", prosigue.

"También está el tema de la violencia. A ti, si te roban con fuerza, lo puedes detectar. Si alguien te ahoga y te viola con violencia, eso en seguida se ve. Sin embargo, cuando alguien te manipula, llegas a dudar de tus propias decisiones o de lo que tú te crees que han sido decisiones en libertad. Socialmente, tenemos la impresión de que todos vivimos en libertad, que no estamos condicionados por nada, pero no es cierto", añade Palau. "Tenemos la concepción errónea de que el abuso conlleva violencia o fuerza física. No todo abuso conlleva a esto. Son necesarios esos años en los que tú te vas dando cuenta que, con 14 años, explicas muy bien tu personalidad, pero esta está del todo desarrollada, pero porque no puedes verte con perspectiva porque eres muy joven. Esto te lo da la madurez", señala Narcís.

"Varios de los profesores sabían lo que pasaba y no hicieron nada"

Y en esa sensación de impunidad, entra el silencio colectivo. "Varios profesores sabían lo que pasaba y no hacieron nada. Claro, esto te hace creer que, bueno, que está permitido y que forma parte de los ejercicios", explica Porta. "Al final, crees que las relaciones personales son así. Tienes 14 o 15 años y llegas a pensar que los vínculos afectivos son así, porque no has tenido una relación de pareja. Entonces, si las relaciones que hay en tu entorno son así, pues claro, lo normalizas, aunque no te sienta bien, piensas que es así", agrega Palau.

El techo amarillo

"Las víctimas denuncian cuando sienten que lo pueden hacer, hablan de ello cuando sienten la fuerza de poder realizarlo y que, justamente, cuando por fin se deciden a hablar y que la gente no les crea es lo peor que les puede pasar", expone Coixet, quien considera que sí es posible evitar que los crímenes prescriban y que es posible realizar una investigación aunque los años hayan pasado.

"Sé que es muy difícil investigar cosas que ocurrieron muchísimos años atrás. Pero, bueno, vamos a ver. Soy licenciada en Historia y mi especialidad fue el siglo XIX en Francia, las tres Revoluciones, del 30, del 40 y del 54. O sea, me he pasado mucho tiempo investigando y he averiguado datos. En mi generación, tirábamos de hemeroteca, hay muchas cosas que puedes indagar", argumenta. "Ya sé que es muy complejo, que exige inversión, presupuestos, profesionales, pero la investigación es posible. Pero, bueno, creo que ahí entramos en otro debate. La ley se ha ampliado, pero es insuficiente", continúa.

"He aprendido mucho sobre el verdadero valor de la sororidad"

Por otro lado, el film muestra que las víctimas estaban en su adolescencia, un período diferente al de la infancia, que les hizo estar más vulnerables ante un depredador sexual como Antonio Gómez, quien las manipulaba. "Cuando hablamos de un abuso a un niño, todo el mundo está de acuerdo, nadie pone en duda lo que pasó. Sin embargo, cuando hablas de un adolescente, es cuando comienzan a surgir las dudas, comienzan a surgir frases como que va provocando, que seduce. Aquí también se le tiene que cuestionar al adulto, no al menor, se vista como se vista o se comporte como se comporte. Está buscando su identidad y hay que dejarle que experimente y que no se le juzgue. A quien se le tiene que juzgar es al adulto que envía mensajes por las noches a adolescentes", argumenta Palau.

El techo amarillo

"Hay un factor muy a tener en cuenta. El cuerpo está cambiando, a nivel físico y emocional, las hormonas se revolucionan. Estás empezando a formar según tus deseos y lo que deseas hacer en la vida. Es un momento muy frágil, en realidad", prosigue Narcís. "Cualquier momento de transición debería tener acompañamiento. ¿Dónde está la educación sexual?", tercia Porta. "Hay que enseñar el respeto hacia el cuerpo y deseos del otro. Sí, es distinto un adolescente frente a un niño. Pero, justamente por ello, cometemos el error de tratarlos como adultos, cuando aún están en desarrollo", agrega Narcís.

El film muestra también la importancia del concepto de la fraternidad femenina, pues fue Dones a Escena lo que unió a las víctimas y les dio la fuerza para poder mirar hacia delante y denunciar lo que les había pasado. Un valor que le ha servido a Coixet para ver "el auténtico" significado de la palabra "sororidad". "He aprendido bastante. Cómo dejar de dar consejos paternalistas a las víctimas; cómo respetarlas; cómo no recurrir a esas famosas frases que son un cliché ('deberías pasar página'), que es como decirle a alguien que se relaje cuando está nervioso. Decirle a una víctima que pase página es una manera de infravalorar lo que les pasó. Entonces, en ese sentido, he aprendido", explica la cineasta.

El techo amarillo

"También he aprendido mucho sobre el verdadero valor de la sororidad. Me considero una persona muy cínica, a mí estos grandes conceptos como 'sororidad' o 'empoderamiento', el usar en exceso estos términos, me pone muy nerviosa. Pero, es verdad, he sentido que el hecho de estar juntas y unidas, esa fraternidad, estar ese círculo que han formado, ha sido fundamental para que puedan hablar de las cosas y enfrentarlas", continúa.

"No somos personas que nos pasamos todo el día llorando"

El documental también busca derrumbar la imagen que se tiene de una víctima, mostrando mujeres complejas, con un presente y un futuro. "No estamos hablando de unas víctimas que están aquí, en un cuarto oscuro, sin moverse. Estamos hablando de gente que busca seguir hacia delante. Una víctima no tiene que estar todo el rato llorando para que la creas. La gente tira adelante con sus vidas. Ahora bien, hay ciertas heridas y cicatrices que deben cerrarse", explica Coixet.

El techo amarillo

"Es una de las cosas que quería mostrar como cineasta. Reflejamos a mujeres que se han sentido abandonadas, silenciadas y rechazadas, es verdad, pero que también ha tirado adelante. Una tiene una compañía teatral urbana, otra está en París como su propia compañía también, otra trabaja en una serie muy vista en Italia, otra es traductora y tiene también espacio en el teatro. Todas tienen sus propias vidas, pero eso no quita que a todos les hubiera gustado que las cosas hubiesen sido diferentes", continúa.

"Es importante es entender que no somos personas que nos pasamos todo el día llorando, que somos normales y corrientes. Que es cierto solas no hubiéramos conseguido lo que hemos logrado estando juntas. La fuerza de la que hablamos y la valentía de la que hablamos viene por el grupo, por el círculo y por hablar mucho del tema", añade Narcís.

Y en ese sentido, frente a la importancia de la reparación, tanto Coixet como las cuatro protagonistas del documental que hablaron con eCartelera, sienten que falta algo tan básico como una disculpa por parte de las instituciones implicadas en el caso. "Ahí hay una trama política y económica que, realmente, daba para otras películas. Pero eso tampoco se ha investigado y, de momento, no sabremos nada de ello. Quizás si alguien se atreve a denunciar y se investiga, sabremos la verdad. Realmente, saber la verdad es lo que me repararía a mí, a nivel personal. Solo saber qué pasó, aunque hubiese prescrito, simplemente, saber la verdad, nada más", expone Narcís.

El techo amarillo

"Nadie nos ha hablado de reparación, para nada. La primera vez oímos hablar de reparación fue en la jornada contra la violencia machista, en una videoconferencia en el Parlamento, diferentes concejalas de provincias hablaban. Hubo una intervención del Aula de Lérida junto la concejal del área de feminismo. Las otras concejales les preguntaron qué habían hecho para reparar a las víctimas, hubo silencio total", añade Palau. "Solo queremos unas disculpas, no solo para nosotras, también para nuestras familias y amigos. No buscamos nada económico. Solo algo tan básico como que digan 'lo siento'", prosigue Porta.

"El Aula debería perdón"

"Creo yo que el Aula debería hacerlo, pedir perdón. Sobre todo, si lo hubiera en su momento, pues igual, no hubieran sentido ese aislamiento, la sensación de que se les ha borrado su paso por la escuela. Ellas han estado muchos años estudiando así, su infancia, su adolescencia, les han arrebatado una parte de su vida", expone la cineasta. "Quizás decir 'lo siento' no sea suficiente, pero, al menos, reconocer que han cometido un terrible fallo. De verdad, no cuesta tanto, es básico. Creo que ellas, que respetan la institución y consideran el enseñar como algo sagrado, lo hubieran agradecido. Quizás, una revictimización se hubiera evitado", añade.

El techo amarillo

'El techo amarillo', además de ser un aplaudido documental, que obtuvo el Premio TVE Otra Mirada en el 70 Festival de San Sebastián, donde se vio en Sección Oficial fuera de concurso, además de ser candidato al Goya al mejor largometraje documental; está ejerciendo la función de actor de cambio social. El caso contra Gómez se ha reabierto a raíz de nuevas denuncias que no han prescrito y el proyecto cinematográfico de Coixet ha servido de prueba. "Lo cierto es que el caso se ha reabierto y el documental se ha entregado a fiscalía, en un pendrive amarillo. El Ayuntamiento de Lérida, después de ver el documental, ha decidido presentarse como acusación y volver a reabrir el caso. Así que, algo ya hemos conseguido, incluso antes de estrenar el documental. Que el cine mueva es muy importante", expone la cineasta.

Coixet reconoce que la Justicia está trabajando para comprender mejor los casos de abusos sexuales, pero que queda mucho por hacer. "Hablo como ciudadana, como cineasta. No soy abogada. Lo que sé y esto lo he hablado con muchos agentes de policía tanto en Cataluña como en Madrid, como en otras regiones de España, de cómo se establecen los protocolos para atender a las víctimas, para interrogarlas. Yo sé que esto es un trabajo que se está haciendo. Cada vez hay más agentes preparados para ello, eso es fundamental, pues la primera vez que una víctima cuenta con detalles a un desconocido lo que ha pasado. Creo que ahí, cuanto mejores sean los protocolos y mejor preparada esté la gente para ello, se habrá conseguido algo", concluye la directora.

Isabel Coixet dirige 'El techo amarillo'. Documental con fotografía de Nadia Zafra y montaje de Mariona Solé Altimira. El film cuenta con la investigación de los periodistas Albert Llimós y Nuria Juanico, del diario Ara. Producido por Carla Sospedra e Isabel Coixet. Una producción de Miss Wasabi, con el apoyo del ICAA, RTVE y TV3. Disponible en cines desde este 16 de diciembre, de la mano de BTeam Pictures.

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