Colin Firth se acerca a la puerta de un pub, echa el cerrojo, coge su paraguas y lo utiliza para partirle la crisma a un matón lanzándole una jarra de cerveza a la cara. Sí, es Colin Firth, el actor que ganó un Oscar por la calmada 'El discurso del Rey', el novio de Bridget Jones, el señor Darcy. Y una letal máquina de matar desde que se ha puesto en manos de Matthew Vaughn, director de 'Kingsman: Servicio Secreto'.
El actor llega a los cines dispuesto a sorprendernos como un espía británico para el que los modales son lo primero, pero que es capaz de dar una buena paliza si es menester. Viene acompañado por Taron Egerton, una joven revelación que comienza a seguir sus pasos en esto de los agentes secretos. Nos sentamos con ambos en un hotel de Madrid para preguntarles, lo primero de todo, cómo se les ocurrieron esas bestiales escenas de acción.
Colin Firth le da todo el mérito a Matthew Vaughn por la osadía de intentar hacer montajes de acción similares a los del cine asiático, pocas veces vistos en el cine occidental. Pone a 'Oldboy' de ejemplo. Sobre todo quiere señalar que 'Kingsman: Servicio Secreto' es una película para fans precisamente porque está hecha por uno de ellos: "Conoce sus deseos, sus puntos de activación y sus reflejos porque él es uno de ellos. Está hecha con el amor y el deseo de ver ciertas cosas en la gran pantalla".
¿007 o Kingsman?
Como las comparaciones son inevitables, también les preguntamos por James Bond, gran fuente de inspiración para los Kingsman. ¿Estarían interesados en convertirse en 007 después de esta película o se quedan con los sastres con licencia para matar? Descúbrelo en la entrevista, y decide por ti mismo a partir del 27 de febrero en cines.