Leticia Dolera da el salto a la dirección (ya había realizado varios cortos, pero esta es su primera película). Y lo hace estupendamente acompañada con Paco Plaza como productor y un reparto en que figuran nombres notorios de la comedia actual como Miki Esparbé o Alexandra Jiménez. Hablamos, entre otros temas, de las catas de gin tonics (y vinos... de ahí el nuestro vistoso titular), el proceso de caracterización de Manuel Burque (su coprotagonista) y del trabajo en Ikea.
Centrados en sus sensaciones ante el estreno, Leticia confiesa sentirse "muy ilusionada con que la gente pueda por fin ver la película". "Creo que es una peli en la que la gente lo pasa bien, de buenos sentimientos, y en la que mucha gente se puede sentir identificada con lo que le pasa a María de las Montañas. Quiero compartir la peli con la gente. Estoy como loca por hacerlo".
Aunque se muestra cauta, sabe que no todo el mundo la recibirá por igual, pero tiene claro cuál es su objetivo: "Entiendo que haya gente a la que le gustara y gente a la que no, pero al final uno hace las pelis para los espectadores. Es cuando cobran sentido".
Las temidas críticas
¿Y la crítica? El otro gran examen para cualquier cineasta además del público. Preguntamos a Leticia si ha estado atenta a los comentarios que ha recibido desde que se presentara en Málaga (donde la acogida fue excelente): "Es como una lucha conmigo misma, porque no quiero leer, pero quiero leer. No quiero leer ni las buenas ni las malas porque no quiero que me influencie la opinión externa, quiero seguir siendo fiel a mi misma si sigo escribiendo y dirigiendo. Pero claro, es inevitable dejarse influenciar".