Con la llegada del otoño todo se vuelve más sombrío. La oscuridad de la noche se entromete con rapidez en los hogares y el frío obliga al cobijo. Sin embargo, mientras que para unos este periodo resulta demoledor, para otros, soñadores de pesadillas retorcidas, es lo mejor del año, pues no son pocas las cintas de terror que se estrenan. La primera de ellas, cuyo título destaca allá donde se pronuncie, es 'El misterio de Salem's Lot', una adaptación de la exitosa novela de Stephen King que se emitirá en Max el 3 de octubre.
Este regreso al famoso y embrujado estado de Maine cuenta con Lewis Pullman como protagonista en el papel de Ben Mears, un conocido escritor que viaja a Jerusalem's Lot, el pueblo donde se crio hasta el fallecimiento de sus padres, para conocer más sobre su propio pasado. Allí conocerá a la recién graduada Susan Norton, a la que da vida Makenzie Leigh, de la que se enamorará y junto con la cual se enfrentará al terrible despertar de un mal mortal.
Uno de los puntos fuertes de esta nueva adaptación del clásico de King es la acción. Por encima de la fantasía del horror del extrarradio típica de las historias del mainés, resuena con alboroto el eco de las persecuciones, golpes, caídas y gritos, algo que llegó a destrozar físicamente a sus protagonistas. "Fue muy duro", reconoce Pullman entrecerrando sus ojos, probablemente recordando un dolor que creía superado. "Al menos para mí fue mucho más de lo que pude darme cuenta cuando leí el guion por primera vez. No suelo ir a que me den masajes, pero creo que nunca había ido tanto a que me los den como en el periodo de este rodaje. Me decía, 'si no alivio este dolor, se va a acumular y no voy a poder hacer lo que es necesario'".
De lejos el cine parece una arte sofisticado. Sin embargo, la realidad es muy distinta para los actores, que deben enfrentarse a la naturaleza artesanal del medio a través de la repetición de tomas exigentes que suponen un desgaste físico tremendo. Aun así, para Leigh esta es la mejor situación para un actor: "Es imposible actuar en esas circunstancias. Por eso es tan bueno para un actor, porque quieres que las cosas sean reales, quieres que se sientan reales y es fantástico cuando un papel es demandante físicamente. Hace que todo lo que ocurre sea más creíble".
Asimismo, grabar una película de estas dimensiones no solo puede llevar a sus trabajadores a los límites físicos, sino que también a los psicológicos. De nuevo, esta adaptación porta uno de los títulos más reconocidos de Stephen King y a su alrededor las expectativas son altas. "Fue algo aterrador adentrarse en la película; en un título tan querido", confiesa el actor de 'Thunderbolts*', quien afirma haber sentido lo mismo con otras producciones. "Tuve esta experiencia antes. Trabajé en la adaptación de 'Trampa 22' y 'Cocina con química', y lo que aprendí fue que es imposible complacer a todo el mundo. Y lo único que puedes hacer es intentar encontrar lo que más te acerque a la verdad del libro y lo que más amas del libro y tratar de encarnarlo lo mejor posible, y, con suerte, habrá alguien entre los espectadores que comparta aquello que encuentras tú".
En buenas manos
Lewis Pullman y Makenzie Leigh forman un tándem perfecto que va más allá de la gran pantalla. Él, por un lado, desde una habitación donde cuelga un pequeño cuadro, un sombrero y un retrato de John Wayne, se sincera sobre la presión de participar en un proyecto como este, y ella, por otro, superpuesta a una pared lisa blanca decorada con una pequeña viga de madera, equilibra la balanza con su actitud extrovertida y arrojada, hecho que demuestra al recalcar que no sintió ningún tipo de presión: "No creo que sintiese la presión que sentía Lewis, porque yo solo tenía que seguir sus pasos".
Además, dentro de un proyecto lleno de ilusión y ambición, siempre viene bien confiar en la cabeza cuya visión será la responsable de dar vida a todo un mundo al que, por cierto, todos conocen. En este filme esa figura es la de Gary Dauberman, para quien Leigh solo tiene buenas palabras. "Es verdaderamente colaborador, algo que todo el mundo dice de los directores y que, a menudo, no es así".
Para la norteamericana, Dauberman no es solo un director que sabe trabajar con los actores, sino un guionista con una visión única, cuestión probada anteriormente con los textos de 'It', 'Annabelle' o la serie 'Swamp Thing'. "Es sorprendente la forma en la que se acerca a ti para facilitarte el diálogo del guion y preguntarte, '¿Puedes arreglar este diálogo?'. Por supuesto es un guionista magnífico y no podría superar lo que hace", revela la intérprete de 'The Assistant', "pero, de nuevo, normalmente este no es el caso. Lo común es que, como actor, sí tienes un diálogo mejor y siempre estas como, 'sí, sí, me he dado cuenta de este diálogo y no estaba segura de cómo decirlo', pero con Gary no, sus diálogos son siempre mejores que los míos".