Tres años después de encandilar a la crítica de Málaga y Berlín con 'Lúa vermella', el vigués Lois Patiño regresa con 'Samsara'. Un profundo viaje espiritual a través del espacio y del tiempo que está en salas españolas desde el 20 de diciembre, que se estrena tras haber obtenido el Premio Especial del Jurado en la sección Encuentros del 73 Festival de Berlín, ex aequo con 'Orlando, mi biografía política'. "Apuesto con más fuerza por mi creencia de que el cine va más allá y puede ser una experiencia por y para la meditación y la contemplación", reconoce el realizador.
Samsara es el ciclo budista de muerte y reencarnación. Desde los templos de Laos, conviviendo con monjes adolescentes, Patiño invita al público a acompañar a un alma en su tránsito de un cuerpo a otro a través del bardo. Las palabras del 'Libro tibetano de los muertos' servirán aquí de guía para no perderse por el más allá. Un recorrido lumínico y sonoro que llevará a la audiencia a las playas de Zanzíbar, donde grupos de mujeres trabajan en granjas de algas.
Con 'Samsara', Patiño culmina una especie de saga temática relacionada con la muerte y cómo esta es interpretada por diferentes culturas. Si con 'Lúa vermella', el cineasta exploraba cómo se relacionaba un pueblo de la costa de Galicia con las almas de aquellos que ya no están; en 'Samsara' lleva esta mirada a dos sitios tan distantes como Laos y Zanzíbar, región mayoritariamente musulmana en un país predominantemente cristiano, Tanzania.
La motivación para escribir la película
"Tras encontrar el 'Libro tibetano de los muertos', quise ahondar en la temática de la muerte y Laos, como país budista, era el escenario ideal. Para el segundo, busqué una realidad completamente opuesta, desde lo geográfico hasta lo climatológico y lo étnico. Fue tras un taller al que me invitaron en Tanzania, donde conocí la región de Zanzíbar. No sólo me fascinó la zona, sino que vi que era el lugar ideal para esa segunda parte", explica el cineasta en una entrevista concedida a eCartelera.
Precisamente, con 'Samsara', Patiño explora la realidad de la muerte más allá de las fronteras españolas. "Quería mostrar cómo todo el mundo se debe enfrentar a lo inevitable de la muerte. Lo que interesa es cómo cada cultura lo interpreta", aclara. Para ello, se dota de uno de los puntos fuertes del largometraje: una larga transición de 15 minutos en la que invita al público a cerrar los ojos y a sentir esa sensación de tránsito del alma que ha plasmado en la cinta.
"Ese intermedio dura 15 minutos. La mitad es una interpretación de los sonidos descritos en el 'Libro tibetano de los muertos'. Es una interpretación sonora de lo que se detalla en el escrito. La segunda mitad, busqué que el público se trasladara a distintas atmósferas sonoras reconocibles y procedentes de diferentes partes del planeta. Podemos escuchar a una niña con su abuelo hablando en italiano, música procedente de la India o rezos católicos en un momento", comparte el realizador, recalcando la importancia que tiene el sonido en su tercer largometraje.
Cerrar los ojos como experiencia visual
"Hay un montón de detalles, podemos escuchar a un enjambre de abejas, que tiene diferentes simbolismos en cada cultura. En Galicia, por ejemplo, las abejas están muy vinculadas a los fantasmas y las almas", prosigue. A pesar de que invita a cerrar los ojos en ese intermedio, Patiño no olvida a aquellos espectadores "demasiado curiosos", ofreciendo imágenes de diferentes tonalidades de colores, haciendo de ese intermedio, casi una experiencia sinestésica.
"Hay algo de tratar de vincular los sentidos a la exploración. Hay una voluntad de alterar las coordenadas espacio-temporales. En ese momento, estamos entrando en el bardo o, lo que en el cubismo se llama realidad intermedia. No es el mundo real, pero es una experiencia temporal, la sensación del tiempo se pierde. En los coloquios, la gente no es capaz de decir cuánto tiempo ha durado esa secuencia. Hay unos que dicen que son 5 minutos y otros que llegan a decir que son 20 o 30. En realidad, son sólo 15 minutos", argumenta.
"En cierta forma, eso es lo que buscaba, que el público abandone durante un tiempo esa sensación de duración, como esa famosa expresión: 'se me ha ido el santo al cielo'. Cuando retomas, estás en un lugar diferente. Ese tipo de situaciones me interesan mucho", prosigue.
"Explorar nuevas formas de lo que significa el cine"
Una propuesta que encanta por su apuesta de ruptura narrativa, con la que Lois Patiño ha conseguido crear su sello personal. "Lo que me motiva a hacer películas es tratar de explorar nuevas formas de lo que significa el cine. A día de hoy, el lenguaje cinematográfico me ha propuesto estas ideas y éstas se han desarrollado. La manera de entender este arte ha ido evolucionando pasito a pasito en estas direcciones. Y a mí lo que me motiva es tratar de ampliar lo que entendemos por cine. No todo arte es infinito", reconoce.
"Y el cine, que es un arte tan, tan joven con respecto a otros y con tantos ingredientes en juego, que se puede explorar muchísimo. Mi idea es siempre tratar de explorar, no complejizando, sino tratando de jugar con sus elementos esenciales. Yo creo que sí que vamos en esa dirección", concluye.
Dirigida por Lois Patiño, quien firma el guion junto con Garbiñe Ortega, 'Samsara' es una docu-ficción con fotografía de Mauro Herce y Jessica Sarah Rinland, con montaje del propio Patiño y producida por Leire Apellaniz López. Una producción de Seño y Señora - Sr&Sra Producciones. En cines desde el 20 de diciembre, de la mano de Atalante Cinema.