El almeriense Manuel Martín Cuenca es uno de los directores españoles más interesantes del panorama actual. Se trata de un cineasta que ejerce una mirada personal e introspectiva sobre las temáticas que aborda de tal manera que sus películas no se consumen con un simple visionado, sino que dejan un poso de reflexión en el espectador durante varios días. 'La flaqueza de bolchevique' fue su mayor éxito comercial y, también, la revelación de María Valverde como una notable actriz a tener en cuenta, pero la madurez fílmica la alcanzó con 'La mitad de Óscar', un crudo y amargo retrato de un hombre sumido en la rutina diaria que cargaba con una enorme frustración del pasado y, todo ello oculto en la profundidad del relato, afloraba a la superficie mediante una quirúrgica exploración de los tiempos muertos y los silencios de los protagonistas. Ese es su estilo. Un estilo que muchas veces han equiparado con el de Jaime Rosales pero, el propio Cuenca nos comenta que "al final, uno ve películas y grandes cineastas pero luego no te pones a imitar tal película o a tal director, sino que uno va haciendo el cine que le sale".
Su última película, 'Caníbal', fue presentada en el pasado Festival de San Sebastián donde pudo recibirnos para charlar sobre la que va a ser una de las películas españolas más comentadas este año. Lo primero que a uno le llama la atención al ver los títulos de crédito iniciales es que se indica que está ligeramente inspirado en la novela 'Caríbal' del escritor cubano Humberto Arenal, así que Cuenca nos aclara que de la novela se recoge su esencia, es decir, "una historia de amor a través del canibalismo, a través de un hombre que exterioriza su forma de desear y amar matando y comiéndose a sus víctimas. Ese es el concepto principal de la novela y el motor de la película ya que, al escribir el guión, decidimos que queríamos hacer una historia de amor con la materia del Mal, y el canibalismo es la representación de ese Mal, el gran tabú".
Partiendo de ese punto, Cuenca y Alejandro Hernández (co-guionista) decidieron traer la historia de la novela a nuestra cultura y Europa "donde, por desgracia, tenemos para dar y repartir: fuimos los creadores de los campos de exterminio, el estalinismo, el capitalismo depredador..." para, así, "evitar posibles paternalismos en caso de ambientarla en Cuba o en un país del tercer mundo".
De esta manera, la historia nos sitúa en Granada (aunque hay algunas escenas rodadas en Rumanía) y nos adentra en la vida de Carlos, el sastre más prestigioso y reputado de la ciudad. Ejecuta su profesión de cara al público con la misma meticulosidad con la que asesina a sus víctimas cuando nadie le ve. Corta y cose las telas con la precisión y cuidado con el que descuartiza un cuerpo humano. Según palabras de Cuenca, "el protagonista es un grandísimo artesano, casi un artista, pero no la idea del artista moderno narcisista que sale en los medios, sino la idea del artesano. No es un asesino vulgar que va con una pistola y mata, sino que crea situaciones que generan muerte. Es un genio en lo suyo".
'Caníbal', como su anterior película 'La mitad de Óscar', se construye sobre dos o tres personajes. Ambas películas son relatos intimistas que parten de lo pequeño para explicar algo grande. Si en 'La mitad de Óscar' la historia transcurría entre el lugar de trabajo y la casa del protagonista, 'Caníbal' transcurre, la mayoría del metraje, en una escalera de un bloque de pisos donde se dan lugar numerosos intercambios de miradas entre los vecinos que poco a poco van narrando la historia. Cuenca nos explica que "la escalera es como una especie de plaza o lugar donde se encuentra una pequeña sociedad. Nuestra intención era contar la sociedad a través de tres vecinos y una escalera".
Si uno ha tenido la oportunidad de navegar por su filmografía, percibirá que la gran mayoría de sus filmes hablan sobre amores imposibles y, 'Caníbal', no es una excepción. Al ser cuestionado sobre este tema, el cineasta almeriense confiesa que "como director, no puedes ver tu película de la misma manera que otra persona. Uno aporta lo que tiene como persona a su manera de hacer cine y, al final, te vas dando cuenta de que vas cayendo en los mismos hoyos. Con el paso de los años, tu cine va evolucionando y, de manera inconsciente, vas contando historias que tienen algo que ver entre ellas".
Antes espectador que cineasta
Sin lugar a dudas, las películas de Martín Cuenca respiran cine por todos los lados. El tratamiento visual y narrativo que le imprime a sus trabajos denota una cuidada cultura cinematográfica que el propio Cuenca confirma. "Yo soy espectador y me voy a morir siendo espectador. Creo que uno no puede ser cineasta si no es cinéfilo y no sé si voy a poder hacer cine hasta que me muera, pero sí sé que voy a estar viendo cine hasta que me muera". Por el bien de la salud del cine español, esperemos que sus deseos se cumplan y podamos seguir disfrutando de su cine personal, maduro y reflexivo durante muchos años más.