Con el pelo corto pero sin tintar y enfundada en un elegante abrigo largo, Mariana Di Girolamo no se asemeja mucho a Ema, el personaje que le ha otorgado su debut en el cine. Tampoco a la joven recatada de 'Perdona nuestros pecados', la serie por la que es conocida en Chile. A la actriz le ha cambiado la vida por completo en muy poco tiempo, y como su personaje en el film, parece haber salido del fuego de Pablo Larraín convertida en una nueva persona.
En 'Ema', Mariana Di Girolamo interpreta a una bailarina que acaba de perder a su hijo adoptivo y no pasa por su mejor momento junto a la que es su pareja y el director de la compañía de danza, Gastón (Gael García Bernal). La desgracia de la pérdida sobreviene a Ema personaje al igual que la oportunidad se le presentó a Di Girolamo casi sin previo aviso: "No me lo podía creer. Al principio Pablo (Larraín) me llamó y me habló de la película pero me dijo que no había nada seguro. Después de un tiempo me volvió a llamar y de repente me dijo que quería que fuese la protagonista, y en seguida tuve que empezar con los ensayos de baile. Creo que en ese momento no dimensionaba que me iba a cambiar la vida porque es lo que ha pasado".
Las prisas por empezar eran del todo justificadas, ya que la danza forma una parte imprescindible del film, en el que Larraín consigue que ésta y sus diferentes formas de ejecutarla (ya sea en su vertiente más artística o callejera) hablen por los propios personajes. "No tuve mucho tiempo de pensar si quería bailar como Mariana o como Ema, pero al final terminé explorando ese fuego interno del personaje. Para mí era muy importante volver al cuerpo porque lo tenía muy abandonado, y a partir de 'Ema' me he reencontrado de una manera distinta. El baile es otra capa más del personaje". Y con la ayuda de la compañía de José Luis Vidal, Di Girolamo pudo, como la Nina Sayers de 'Cisne negro' o la Victoria Page de 'Las zapatillas rojas', "aprender a entenderse y amarse con sus virtudes y limitaciones como bailarina". Todo ello en una película que por su marcada estética en las luces de neón que alumbran Valparaíso recuerda en gran medida a Gaspar Noé ('Enter the Void'), cuyo último film ('Climax') también giraba en torno a la inestabilidad de una compañía de danza.
Si el baile es primordial dentro de 'Ema' como hilo narrativo de la evolución de la protagonista, para Mariana Di Girolamo también lo es, siendo este el único vínculo entre personaje e intérprete. "Ema y yo no nos parecemos en nada más allá del gusto y la necesidad por bailar. Al igual que Ema, veo el baile como un acto de liberación, algo íntimo y profundo. Incluso cuando no tengo tiempo necesito ir a bailar o quedo con amigos bailarines porque para mí es todo un rito". La chilena es consciente de la complejidad de su personaje, aunque hay algo que admite: "A Ema la amo pero también la temo. Pienso que quizá me podría enamorar de ella pero saldría muy trasquilada de esa relación".
A su vez, la original propuesta de Larraín también ha reabierto el eterno debate en torno al reguetón. En la película se producen varias discusiones en las que se pone de manifiesto tanto el viejo discurso de que es una música machista y que aliena a los jóvenes como se escucha una reflexión del todo contraria, la que lo ve como una forma más de expresar la libertad personal y sexual. "Personalmente no diría que esté del todo en un bando u otro, pero sí sé que es un ritmo que me gusta bailar porque me invita a la comunidad. El reggaeton genera algo colectivo que es bueno, no se baila para que un chico se fije en ti sino porque realmente es lo que nos gusta. Para mí no es contradictorio ser feminista y bailar reggaeton, y ahí está la corriente del neoperreo que practican Flavia Sustancia o Lis que son mujeres fuertes y empoderadas que llenan conciertos", explica la actriz.
Ema, una mujer en llamas
Dos de las grandes películas que dejó el 2019, 'Retrato de una mujer en llamas' y 'Lo que arde', empleaban el fuego como un elemento capaz de destruirlo todo pero también de dar forma a algo nuevo. En 'Ema', el fuego está presente desde el principio hasta el final y siempre ligado a las decisiones de su protagonista, cuyo lema no es otro que "quemar para sembrar". Según Di Girolamo, "el fuego es una representación de la propia Ema, de esa dualidad entre lo peligroso y lo hipnótico". Sin ningún tipo de doble, la actriz chilena empuña en varias ocasiones un lanzallamas, el arma que utiliza Ema contra todo aquello que se interpone en su camino: "Lo que siente Ema hacia el fuego es lo mismo que sentí yo al manipular algo tan peligroso: liberación y poder".
Puede que los disturbios callejeros y las calles en llamas no llamen la atención a primera vista, pero desde luego causan una gran impresión si se tiene en cuenta que el film se rodó hace más de un año y refleja una situación no muy alejada de la que se vive actualmente en Chile. Al igual que lo señalaba otro chileno, Alfredo Castro, Di Girolamo ve esto como una nueva e increíble resignificación de la película: "Creo que Pablo, en su profunda sensibilidad, pudo percibir algo que estaba efervesciendo a través de observar y aprender de los jóvenes. 'Ema' es el reflejo de esa generación, de cómo entiende la familia o la sexualidad, de un grupo de jóvenes al margen de todo. Y ahora ese grupo está al frente, en primera línea".
Aunque sigue con atención cualquier novedad de la situación en su país, Mariana Di Girolamo continúa dando la vuelta al mundo con 'Ema', que para ella está siendo una experiencia irrepetible: "Todo lo que viví el año pasado, firmar con una agencia en Estados Unidos, estar aquí en España y la semana siguiente en Sundance...". Además, tiene claro que, por el momento, su sitio está en el cine: "Por lo pronto no quisiera volver a televisión, no porque no me guste sino porque las series demandan mucho tiempo de trabajo y no quisiera perder la oportunidad de volver a un proyecto cinematográfico. Prefiero estar un año de manera más independiente o inestable económicamente, pero es un desafío más rico cultural y artísticamente". Di Girolamo apunta alto, y hace bien porque es la auténtica revelación que deja 'Ema'. Una apuesta de Larraín que otros hubieran visto arriesgada por tratarse de su primer papel y venir de la televisión, pero que no podría haber salido mejor. 'Ema' llega a los cines el 24 de enero.